– ¿Le gusta el jarrete de toro de Karabuk?
– Bueno, sí, ¡qué quiere que le diga!, la verdad es que lo encuentro muy bueno, aunque quizá prefiera el de vaca del país, ya sabe usted que en esto de los gustos influye mucho la costumbre.
Cuando Betty Boop se queda embarazada por segunda vez empieza a acentuársele el desequilibrio, cada día está un poco peor y más desarreglada, más abandonada; la niña, de esta vez también le nació una niña, Inesita, fue a tenerla a La Coruña, a la sombra de su madre, dio a luz en el Sanatorio Modelo, en la Ciudad Jardín, y se conoce que perdió el control porque sus gritos se oían desde la calle, ¡qué manera de alborotar!
– ¿Podrías jurar con una mano puesta sobre el Evangelio que tu marido jamás se tiñó el pelo de color ciclamen?
– A mí no me gusta jurar, me da reparo.
– ¿Y de color violeta?
– No comento.
– ¿Y de color zanahoria?
– No comento.
La historia se escribe sobre los libros de historia, sobre los pautados manuales de historia, y no cuenta más que falacias literarias, épicas y confusísimas y nunca del todo verdaderas, ¿pueden darme un vaso de agua?, sí, ¿puedo continuar?, sí, con la venia, lo peor de las mujeres vulgares no es que no tengamos historia, eso sería lo de menos, lo peor es que la historia nos anega en vulgaridad, en monotonía y en rutina, quizá sean éstos los excipientes adecuados.
– Que caiga sobre mí todo el dolor que pueda caber en los corazones más abatidos por el desengaño, que yo me comprometo a plantarle fuego con una ira constante.
– El dolor violento y pasajero no marca, pero el dolor manso y constante puede llevar a la locura.
– ¿Y al crimen?
– Sí, también al crimen.
Betty Boop y Robert se trasladaron con las dos niñas de Porriño a Vigo, la situación en casa de Enriqueta era ya insostenible, las cosas entre el matrimonio van de mal en peor y la economía tampoco está en sus mejores y más prósperos momentos, el origen de todo vio era probablemente tan inmediato, duele ver cómo el nivel de la amargura, la marea de la amargura va inundando poco a poco las cabezas, los corazones y las almas, Betty Boop y Robert alquilaron un pisito más bien modesto en la calle del Marqués de Valladares.
– ¿Pudo haber algún resquicio para el arreglo?
– Quizá no, la decepción no tiene marcha atrás.
Al Tigre de Mugar-dos no le importa mayormente la política, a él le es Igual porque eso es cosa de gente con estudios.
– A mí lo que me va es trabajar y boxear, también es bonito eso de ser torero, se ganan muy buenos cuartos, pero yo abulto demasiado. en el bar de Xestoso fríen las parrochas como en ningún sitio y yo tampoco necesito mayores esmeros.
Todas las vidas son breves, aunque algunas parezcan durar demasiado.
– ¿Tú querrías vivir el doble que el que más, doscientos años por ejemplo?
– No sé, no creo que lo resistiese.
Miguel Negreira, el profesor de violín, se ahogó en la isla Malante, en las Sisargas, donde bate la mar con desconsideración, esto ya se puede decir que es la Costa de la Muerte, por aquí empieza sobre poco más o menos, Miguel Negreira se había estado bañando en la playa de Barrañán, en Arteixo, y se conoce que iba ya cansado, la piragua requiere mucha maña y mucho sacrificio y Miguel Negreira tampoco era Cándido Julián, a Betty Boop le dio la mala noticia Ofelita Barcia y estuvo varios días llorando y sin comer, Robert no le dijo nada porque estaba ya un poco harto.
– A la piragua le pasa como al porro, que puede dar mal ejemplo.
– Sí, eso sí.
Mary Carmen, la tía de Betty Boop, está cada día peor de la cabeza, cuando se escapa de Conjo, que es casi todos los meses, le calienta los cascos a Evaristo y éste le pega una tunda a Chus el loquero, Mary Carmen disfruta siendo maltratada, pero también le gusta maltratar aunque sea por mandado, el caso es enterarse bien, un día Evaristo tiró a Chus desnudo al pozo de las monjas, a poco más lo ahoga, se le llevó la ropa y Chus tuvo que esperar la noche para salir, otro día le puso una lavativa de amoniaco rebajado con agua, se lo sujetó el Tigre de Mugardos, estaban los dos muertos de risa, a poco más lo desgracia para siempre, cuando Chus cobra se pasa una temporada sin darle correazos, sin escupirle y sin llamar puta a Mar y Carmen. Cada cual pasa como quiere las tardes de los domingos, viendo la televisión, hablando por teléfono, dándole al ordenador, clasificando sellos, metido en la cama, leyendo los Episodios Nacionales, jugando al ajedrez o al tute, jugando al parchís o al juego de la oca, a esto no se le puede aplicar la misma regla porque no existe y además porque cada cual pasa las tardes de los domingos como le da la gana.
– ¿Por qué pierdes las tardes de los domingos aplicándote a esas inútiles prácticas de taquigrafía?
– De caligrafía, no de taquigrafía, cada cinco domingos dedico uno a la ortografía, y te aseguro que las tardes de los domingos no las pierdo sino que las gano, a mí me enseñó el padre Néstor, el hermano de la droguera de Santa Catalina, usted lo tiene que conocer, el que está de misionero en Ruanda, ya le estoy muy agradecido.
Betty Boop está cada vez peor, no atiende a las niñas ni al marido y se pasa el día tumbada en la cama o paseando, también va mucho a la iglesia y a las reuniones de la Comunidad del Amanecer de Jesucristo, su madre acertó a escapar, pero ella ni siquiera lo intentó, Betty Boop es María Magdalena y atiende a la meditación total de la iluminación, también aspira a liberarse a través de la doctrina del pensamiento y de la práctica de la terapia sexual.
– Permíteme que te tutee, ¿tú admites que la vida imponga sus condiciones?, ¿tú piensas que se deben aceptar pase lo que pase y con los ojos cerrados?, ¿tú has leído a Baudelaire?
– Puede usted tutearme con toda confianza, para mí es un honor. Y en cuanto a sus preguntas, digo que no a las tres: creo que a la vida hay que embridarla, que plantarle cara, y creo que no se le debe decir amén a todo, mejor dicho, creo que no se le debe decir amén a nada. Tampoco he leído a Baudelaire, la verdad es que yo he leído muy poco.
A don Severino Fontenla le gusta hablar de la muerte y de la salvación eterna con Matilde Verdú.
– Se dice que un punto de contrición salva las almas, pero no es verdad, eso no puede ser verdad, resultaría demasiado cómodo que fuese así. ¡Hala! Un hombre se pasa la vida pecando contra los mandamientos de la ley de Dios y aliándose con el mundo, el demonio y la carne, o sea disfrutando de sus deleites y cadencias y cuando le llega la hora se arrepiente y en paz, ¡a gozar de la presencia del Todopoderoso por los siglos de los siglos! A mí me convendría que esto fuese verdad, ¡que más quisiera!
– ¿Y no lo es?
– No sé, no creo.
Adriano Aceijas, el sablista especializado en bodas y velatorios, los bautizos y las primeras comuniones se le dieron siempre peor, debió morirse va porque nadie lo ve por lado alguno, a lo mejor se murió hace ya algún tiempo, cuando se muere un desgraciado, cuando a un quídam se le para el pulso y se le espesa la circulación de la sangre, nadie lo echa de menos y su recuerdo se va esfumando poco a poco como una nubecilla maloliente, a lo mejor se esfuma muy de prisa; hay dos clases de desgraciados, los que tienen recomendación o suerte y mueren en el hospital y los que suman infortunio a la desgracia y se mueren en medio de la calle, sentados en el suelo disimulada y casi imploradoramente y con la espalda apoyada en una pared en la que no molesten.
– ¿Tú crees que la vida encauza y condiciona la conciencia?
– Sí, en los hombres débiles.
– ¿No sería mejor pensar que la conciencia determina la vida?
– Si, pero no sería cierto más que en casos muy contados.
El matrimonio de Robert y Betty Boop se derrumbó con estrépito, también inevitablemente, Robert se fue con las niñas otra vez a Porriño, a casa de su madre, y Betty Boop se quedó en el piso de Marqués de Valladares, de donde acabaron desahuciándola; Robert pidió el divorcio y la jueza le dio la custodia de las niñas.