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– ¿Te acuerdas de lo del inglés, cuando dice que la vida no es sino una errante sombra?

– Sí, claro que me acuerdo.

Betty Boop va constantemente de Vigo a La Coruña y al revés, roba fruta y chocolate y latas de conservas en el supermercado, vende la sortija de pedida, unos pendientes de brillantes y rubíes que habían sido de su abuela Clara y los pocos muebles que le quedaban todavía, le pide dinero prestado a los amigos, a veces parece casi como si pidiera limosna, y se pasa el tiempo cruzando Galicia, se ve que va escapando siempre.

– ¿Y no se le transparentaron inclinaciones al suicidio?

– No, yo creo que prefería morirse poco a poco.

Eva, la madre de Betty Boop, no la quiere ver demasiado por su casa porque lo pone todo patas arriba y le roba dinero, comida, ropa, todo lo que encuentra, las joyas las tuvo que esconder detrás de los libros, algunas llevaban tres generaciones en la familia, si Betty Boop se hubiera querido quedar con Eva, su madre, todo hubiera sido otra cosa, su madre estuvo siempre dispuesta a perdonar y a empezar la cuenta de nuevo, pero no quiere sujetarse, quizá sea cierto eso de que se está mejor en la calle como un pájaro, como una hormiga o como una mosca, cuando la llama subterránea rompa su prisión y devore la forma tú serás todavía tú en libertad, fundiéndote con el cosmos.

– Buenas tardes, don Nicolás.

– Buenas nos las dé Dios, hija mía, buenas y santas.

Don Severino, el cura aficionado a tocar el arpa, decía que don Nicolás Iglesias Blázquez, Julio Verne, había tenido amores pasajeros, eso sí, con Matty, nadie lo podría jurar, don Nicolás tenía días en los que era muy comedido en la expresión, entonces parecía un padre salesiano y no un práctico del puerto.

– ¿Qué? ¿A dar un paseíto para desentumecer el organismo y estirar un poco las piernas?

– Pues sí, en cierto modo. Voy a ver si me llego a las Galerías María Pita a comprarme un par de camisas de sport.

A Julio Verne le gustaba llevar camisas de sport por el verano, camisas de anchas rayas de colores casi chillones, manga corta, con bolsillo y con sus iniciales N.I.B. en letra de molde, en esto copiaba a los ingleses, los prácticos fueron siempre medio anglófilos.

– ¿No le pasó ya un poco la edad de esas camisas?

– No creo, ahora se estiró mucho eso de las edades y las modas, ahora es todo más flexible.

Lo único que hace temblar la silueta de los derrotados es la fiebre propia o la mansedumbre ajena, todos aguantamos más de lo que creemos, también más de lo que quisiéramos, hay animales de espíritu delicado y cuerpo quebradizo, la gacela, el murciélago, el ciempiés, la hiena, la lombriz intestinal de ciertos mamíferos, y animales de temple heroico y repugnante y armadura de acero, armazón tan recia como el pedernal, el lagarto, el gorrión, el hombre, el conejo, la garduña, siempre ha sido preferible ver venir la muerte y acertar a esquivarla, la muerte no es un estado sino un trance.

– Piensa en la muerte y saluda a la vida con cohetes y fuegos de artificio.

– No me atrevo, no sé si eso no será tentar a Dios.

– No creo, Dios no se deja tentar de modo tan inmediato, tú pídele a Dios tu propia muerte y no copies a nadie para morirte.

Ortiz, el de Efectos Navales, sabía cómo se llamaba el marinero que se acostó con Clara en la playa de Riazor: Erki Hyvinkää, era cliente del almacén y muy simpático, no se le entendía pero era muy simpático.

– ¿Y algo borracho?

– Sí, eso sí, también algo borracho.

Por primera vez en España hay una mujer ingeniero agrónomo, es de Oviedo, se llama María del Carmen y tiene veintidós años. Ni queremos ni podemos renunciar al celibato, declara el padre Arrupe, S. J., en Lima.

– Bueno.

En la esquina del Cantón Pequeño con San Blas hay un ciego que vende lotería, tiene fama de dar la suerte.

– Ya lo conozco, se llama Delfín Silvosa y es de Ordoeste, cerca de Negreira, a mí me dio un premio de treinta mil duros en el sorteo del Niño.

Del equipo de novia de Betty Boop ya no queda nada, ni sábanas, ni mantelerías, ni toallas, lo que se dice nada, todo lo fue fundiendo y malbaratando, ahora Betty Boop va sucia y rota, va desastrada, y la echan de los sitios por el olor que despide, por el hedor a reseso que le resbala de la carne y que lo atufa todo a su alrededor, en las cafeterías le dan el café en un vaso de plástico y tiene que tomarlo sentada en la acera, si llueve se mete en un portal.

A la cruz de San Andrés no se la lleva la marea, a la cruz de San Andrés tampoco se la lleva el viento, a la cruz de San Andrés sólo se la podría llevar el demonio y en La Coruña todos sabemos que no quiere hacerlo, ningún demonio, ni Satán Vilouzás el de Vimianzo, le llaman Licorín, ni Lucifer Taboadela el de Escornabois, ni Belcebú Seteventos el de Seixosmil, a éste le llaman Anisete, ni Astarot Concheiro el de Vilatuxe, que es marica, ni ningún otro que se haya podido esconder por la punta Cusinadoiro, donde el río Lires, o por las fragas de San Palo da Boullosa o de Rubiás dos Mistos, en la raya orensana de Portugal, ningún demonio del país tiene intención de desmontar la cruz de San Andrés, a mi marido y a mí nos van a crucificar en la playa del Parrote, por debajo del jardín de San Carlos, pero todavía no nos preguntó nadie cuál va a ser nuestra última voluntad, caldo gallego, tortilla de patatas con chorizo, callos con garbanzos, pan, vino tinto, helado de fresa, café, copa de aguardiente y puro, a la otra vida se debe llegar reconfortado, es la única forma que se conoce de que no se ensañen con uno.

– ¿Quiere usted que siga enumerando posibilidades?

– Sí, una más, sólo una más.

Admito que a la cruz de San Andrés pueda llevársela por delante la costumbre, estamos aún muy lejos de que esto sea así, pero la costumbre podría barrerla e incluso hacerla astillas; mientras el hambre se ensañe con los negros que se resisten a admitirla como norma, la cruz de San Andrés seguirá siendo el inútil símbolo de todos los despropósitos gratuitos.

– ¿Puedo descansar un poco?

– Sí, tómese una semanita entera, la verdad es que se lo merece.

El abuelo de Matilde Verdú fue militar, era teniente coronel de carros de combate, el arma es caballería, y murió en el cumplimiento del deber durante la guerra civil, lo mataron en el frente de Valsequillo, Córdoba, le pegaron un tiro en el vientre y murió sin que diera tiempo de llevarlo al hospital, murió por el camino. Robert, a los dos años de divorciarse, se casó con una chica que se parecía muchísimo a Betty Boop, eso no es norma general pero casi, a eso le falta poco para ser norma general, eso es algo que suele pasar, se conoce que remuerde menos la conciencia porque se supone que la traición es más llevadera.

– ¿Recuerda usted el nombre de la nueva mujer de Robert?

– No, lo supe pero se me olvidó, sólo recuerdo que era de Tuy y puede que pariente de don Manuel, el cónsul de Portugal.

Fernando Gambiño no tuvo suerte porque le dieron garrote sin esperar a que lo matase la cirripona que llevaba a cuestas, él no lo sabía, ni el juez, ni el verdugo tampoco, pero Dios sí, a Dios no se le oculta nada y menos las decadencias, los hundimientos y los derribos, por Torregamones, por Fermoselle y por Formariz llaman cirripona al cáncer de hígado, esto de los nombres de las enfermedades es muy aventurado y huidizo, se escapa frecuentemente de los lexicones y hasta de los usos, a Loliña Araújo, Faneca, le mordió el cangrejo venenoso del zaratán y se murió a los tres meses, se conoce que ya venía arrastrando la miseria desde hace algún tiempo, la esquela mortuoria fue del mismo tamaño y muy parecida a la de Clara, sólo variaban los nombres y las fechas; Baldomero, el sacristán de Santa Lucía, le mandó decir una misa a sus expensas, el recuerdo de los actos deshonestos obliga a mucho. Fran, el hermano de Betty Boop, es Simón Pedro, lo convenció en seguida Julián Santiso, no tuvo que esforzarse demasiado, y remató la labor Salustiano Balado Abeijón, el que fecundaba a Matty con la semilla del bien, todos los caminos son buenos para acceder a la paz del espíritu y al encuentro con el Uno a través del misticismo de entrega, te doy todo lo que soy, todo lo que tengo y todo lo que pudiera tener a cambio de que fortalezcas mi espíritu en la obediencia, es tuyo todo lo que me pidas, mi cuerpo y mi alma, mi corazón y mi voluntad, y mi único deseo es complacerte para que puedas seguir guiándome a través de la incertidumbre y la tiniebla, amén, liberemos nuestras potencias a través de la doctrina del pensamiento, amén, declaro contigo que en la Escuela de Albores reposa la única verdad, amén. A las vagabundas las preña el hambre y la desventura, Betty Boop quedó preñada cuatro veces más, ella no sabe de quién, siempre hay un marinero que no tiene donde dormir, con la bolsa vacía tampoco cabe en un prostíbulo, primero parió un varón que se le murió al nacer, no llegó a tener nombre, Betty Boop estaba muerta de risa porque no sabía cómo se llamaba, después tuvo dos gemelitas que vendió a un matrimonio de Redondela, son muy monas y van muy bien vestidas y alimentadas, no sé los nombres porque los padres adoptivos tampoco dan mayores facilidades, lo llevan todo con mucha discreción; Betty Boop pasa algunas temporadas en Conjo, la encierran de vez en cuando, sufre, le dan electrochoque, la escarnecen y se escapa, con la camisa de fuerza o atada al camastro te pueden escupir en los ojos y mear en la cara, en los manicomios nadie tiene defensa, ni siquiera los médicos y los loqueros, Betty Boop no parió en Conjo ni atenazada por la camisa de fuerza, casi no se puede respirar, en esto tuvo más suerte que Margaret Falmouth, la inglesa que parió en la cárcel sin que le soltaran las esposas, otros dicen que se llamaba Karen Tavistock.