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«Contrariamente a lo que la prensa ha dicho, la seguridad que tenemos no se ha diseñado para mantener alejados a los observadores, sino para que éstos vean lo que nosotros queremos que vean. Podríamos haber impedido el acceso a todos los puntos de avistamiento del área de Groom Lake. En cambio, en algunos momentos y lugares hemos dejado fisuras en nuestra red de seguridad para permitir que se observaran y consignaran estímulos visuales y auditivos diseñados.

«También utilizamos agentes de desinformación. Un ejemplo famoso es un hombre llamado Steve Jarvis, que dice haber trabajado durante años aquí, en el Área 51. En realidad, Jarvis es un agente de los nuestros encargado de revelar información a la prensa. Algunos de los datos que da son ciertos, y otros, falsos. Todo esto está diseñado específicamente para preparar a la gente a aceptar sin temor lo que tenemos aquí. Hace años efectuamos una prueba de información pública, cuando las Fuerzas Aéreas presentaron el caza Stealth F117 y lo mostraron públicamente. No había una razón militar o de seguridad válida para revelar la existencia del caza Stealth.

De hecho, las fuerzas armadas se opusieron enérgicamente a la presentación en público. En cualquier caso, la operación se llevó a cabo para calibrar la reacción de los medios de comunicación y de la gente ante algo que previamente el gobierno mantuvo en secreto. Como pueden ver en los datos de…

Gullick se acordaba muy bien del acontecimiento. El ejército organizó un buen revuelo por hacer público el F117. Pero para Gullick lo interesante era que Slayden y sus majaderos doctores emplearon las tablas del personal general de las Fuerzas Aéreas para mostrar los efectos beneficiosos que la publicación tendría en el momento de negociar el presupuesto en el Congreso. Al final las Fuerzas Aéreas se mostraron entusiastas ante el acontecimiento. No obstante, Gullick no era tan tonto como para creer que el anuncio del F117 se asemejaba a anunciar la existencia de la nave nodriza. Pero, de todos modos, eso sonaba muy bien.

Naturalmente, Slayden mostraba a la doctora Duncan sólo la punta del iceberg. Slayden y su gente ya había presentado antes una de las verdades de la preparación psicológica: la sobreestimulación. Hacer creer a la gente que la verdad era mucho peor de lo que en realidad era, constituía uno de los principales objetivos de las misiones Nightscape.

Nightscape había efectuado numerosas mutilaciones a animales, vuelos de los discos sobre zonas rurales e incluso secuestros de personas. No se podía permitir que la doctora Duncan supiera todo eso. El propio Slayden no conocía el alcance real de Nightscape; ignoraba para qué se llevaban las personas secuestradas o las partes de los animales a Dulce. Gullick se frotó el lado derecho de la cabeza, molesto por el timbre de voz de Slayden. «Malditos cabrones académicos», pensó Gullick mientras comprobaba su pantalla de nuevo, buscando una actualización de la búsqueda de los cazas Fu y del grupo de Von Seeckt.

Gullick observó a la doctora Duncan en la mesa de reuniones. Le molestaban los extraños que se lamentaban y se quejaban del secretismo y la seguridad del gobierno. Lo consideraba una paradoja extraña; le resultaba incomprensible que los demás no vieran las cosas del modo en que él las veía. Si el público fuera capaz de saberlo todo, entonces no habría necesidad de secretos porque el mundo viviría en armonía. La misma gente que desacreditaba al gobierno era la que lo convertía en necesario. Si todos tuvieran la autodisciplina que él o sus militares tenían, el mundo sería un lugar mejor, pensó Gullick mientras esperaba con impaciencia el final de la reunión para volver al trabajo de verdad.

Capítulo 24

CARRETERA 666, NOROESTE DE NUEVO MÉXICO. 81 horas.

Todavía iban en la misma camioneta. Kelly creía que era mejor librarse de ella, pero Turcotte insistió en que era posible que necesitaran el equipo. Por fin llegaron al acuerdo de cambiar la placa de matrícula del gobierno por una privada.

Kelly conducía; por el retrovisor observó a Turcotte sentado en una de las cuatro butacas de la parte trasera, al lado de la consola de comunicación y del ordenador que ocupaba la mayor parte del lado izquierdo. Ambos escuchaban cómo Von Seeckt y Nabinger ponían en común lo que tenían e intentaban postular alguna teoría razonable que explicase todo aquello.

– Hay que partir de la base de que la bomba que usted encontró en la pirámide tenía la misma tecnología que el disco y la nave nodriza -dijo Nabinger.

– Sí, es razonable -asintió Von Seeckt.

– Teniendo en cuenta esto, creo que ahora es posible explicar muchos de los puntos en común entre las civilizaciones antiguas.

Nabinger sacó de su mochila algunos de los papeles que Slater le había dado.

– El idioma de la runa superior encontrado en varios puntos del globo seguramente se originó con esos alienígenas. De hecho, yo diría que esos alienígenas afectaron sin duda la evolución natural del desarrollo de la humanidad.

A continuación procedió a explicar la teoría difusionista sobre el origen de la civilización. Cuando hubo terminado, Von Seeckt se quedó pensativo.

– Llevo años pensado en todo esto y me pregunto quién fue capaz de dejar esa tecnología maravillosa y por qué. Hace diez mil años había un puesto avanzado alienígena en este planeta. Era…

– ¿Por qué alienígenas? -preguntó de repente Turcotte como si se hiciera eco de la pregunta que había asomado en la mente de Kelly.

– ¿Perdone? -dijo Von Seeckt.

– ¿Por qué tenían que ser alienígenas? Desde el principio todos han creído que esas naves fueron abandonadas por otra especie, pero ¿por qué no podrían haber sido creadas por alguna civilización antigua que luego se extinguió y de la que nosotros procedemos?

– Ya lo he pensado -repuso Nabinger sonriendo-, pero los hechos se oponen a que eso sea ni siquiera una posibilidad remota. El nivel de civilización necesario para desarrollar naves como las que tienen en el Área 51 hubiera dejado otros vestigios además de las naves y la bomba que se encontró en la gran pirámide. Llevamos mucho tiempo examinando la superficie del planeta. Una civilización humana avanzada había dejado más de una huella. No; estas cosas tienen que proceder de una cultura alienígena.

Por el espejo retrovisor Kelly vio que Turcotte levantaba los brazos aceptando el punto de vista.

– De todos modos, es bueno no cerrar nuestras mentes a otras posibilidades -dijo Von Seeckt-. Como decía, parece que hemos vuelto al problema original. Estamos muy lejos de entender por qué los alienígenas abandonaron las naves.

– Es posible que no tuvieran un lugar adonde ir -propuso Kelly-. Tal vez el mundo del que procedían se destruyó y vinieron aquí en misión de colonización para quedarse. Por eso la nave nodriza estaba escondida en aquella caverna… así no podrían regresar.

– ¿Y qué hay de los agitadores? -preguntó Turcotte-. Todavía pueden volar. Bueno, el caso es que ahora los utilizamos nosotros. Seguro que no los hubieran escondido de este modo.

– ¿Y por qué la bomba estaba escondida en la pirámide? -preguntó Kelly.