En octubre se constituyó el Gobierno de Venezolandia en el exilio, con sede en Madrid, en un chalet acorazado de la Colonia del Viso. La Presidencia le fue ofrecida de inmediato al legítimo heredero, el Príncipe Alejandro Antonio, que respondió con un telegrama enviado desde un anuncio de aparatos de gimnasia.
A GOBIERNO EXILIO CALLE GUADIANA 16 STOP MUY SEÑORES MÍOS STOP OBLIGADO RECHAZAR CARGO PRIMER MANDATARIO STOP CIRCUITO Azteca gran cilindrada reclama atención total stop
ÚNICO DEBER CRUZAR LÍNEA META INMEMÓRIAM PAPI QUEPO STOP SIGUE carta stop Alejandro A. William Martell.
– ¿William? -se asombró la Princesa al leerlo publicado en el periódico.
– ¡¡Gallina!! Me lo veía venir…
– ¿No será la Pimpinela Escarlata, mami?
– ¿Tu hermano Álex? No me hagas reír. Ahora ya no cabe duda: ¡es un cobarde congénito!
El cambio de nombre constituía la prueba definitiva que obligó a la cabeza de estadista de S. A. R. a imponerse sobre su corazón de madre. Había que reconocerlo. Mientras la patria se debatía entre la vida y la muerte, el joven disoluto se entregaba a la débauché, se revolcaba por gusto en plena boue y se iba despeñando cuesta abajo por spots de perfumes, colirios y compresas. ¡Qué vergüenza! Ni era la Pimpinela, ¡qué iba a ser!, ni quería mantenerse au dessus de la mélée, como había sugerido el banquero La Vachepourrie.
Siempre estaban ayudándose los unos a los otros.
Respiró hondo, levantó la excesiva quijada nobiliaria, enderezó la columna, puso una mano sobre el hombro de su hija
– En el preciso momento en que los hombres no son capaces de ponerse a la altura de las circunstancias es cuando no tenemos más remedio que aparecer las mujeres.
– ¡Pero qué tan supersentencioso chascarrillo, mami querida!
– ¿Te parece? -sonrió la Reina -. Pues ha llegado la hora de pasar a la acción -añadió con acento operativo-. Necesitamos un enlace con el Gobierno. Esta noche, training sinóptico; y mañana a primera hora te facturo para Madrid.
Capítulo 12 La invasión dela realidad
Lo único decisivo era el juego, les iba explicando el Maestro, para abrirles bien los ojos. El resto (guerras, leyes, matrimonios, catástrofes nucleares…), lo que se conocía como la vida al otro lado de la puerta del café, no tenía la menor importancia. Eran sombras. Humo. Niebla. Espejismos de cristal. La lucha por la fórmula Omega era lo que había provocado la aparición de una realidad visible en coordenadas espacio-temporales. En la invisible realidad real, el Ángel Custodio y el Renegado disputaban una partida cuyo tablero era el Tiempo y cuyas piezas formaban el Espacio (las blancas eran la materia y las negras la antimateria).
Al principio, Carranza no conocía la naturaleza exacta de la fórmula: podía manifestarse mediante letras en arameo, una ecuación con un número Fibonacci, una escala de notas en un pentagrama, símbolos químicos…, no se sabía. Lo importante era su utilidad específica, que le fue revelada en la pensión Claramundo, en 1982, por medio de otro haz de rayos proyectado hacia su nuca desde el espejo de la cómoda.
En el local de la Federación Española de Ajedrez, la odiada FEDA, le confió a Rafa Ruiz que la fórmula estaba impresa en la secuencia de ADN de la sangre de Jesucristo, que pretendieron recuperar las Cruzadas.
– Nunca les interesó el cáliz, Rafita, sino el plasma, esa misteriosa inscripción en espiral repetida en cada célula.
Tras el fracaso de las sucesivas fuerzas expedicionarias, el Gran Maestre de la Orden de los Hermanos de la Espada recibió en 1301, en Marienburg, la misma revelación que obtuvo más tarde Carranza por vía occipitaclass="underline" la fórmula Omega volvería a aparecer, pero cifrada en los movimientos de las piezas negras durante una partida.
Por esta causa llevaba la humanidad siglos jugando al ajedrez: para intentar agotar todas las secuencias de movimientos posibles y encontrar así la fórmula secreta.
Esta actividad incansable era lo que Francisco Ulizarna todavía llamaba ingenuamente la Historia Universaclass="underline"
– Un simple efecto secundario -le aclaró Carranza.
Ruy López de Segura había dado los primeros pasos, explorando la claridad y profundidad de la llamada Apertura Española, que tuvo como resultado una transformación radical de la visión del mundo. Creó en el centro del tablero una presión hasta entonces desconocida, porque no se ejercía por medio de amenazas directas. El formidable impulso de la cultura renacentista arrancaba de ese recorrido en diagonal, ese Ab5 que provocó las exploraciones geográficas y los sonetos de Garcilaso.
– El alfil de rey atravesando el tablero de un solo tajo oblicuo hacia el corazón del enigma…, ¡eeeeeeeepa! -maniobraba Carranza con un brazo al sesgo-. De ahí vienen Lutero, San Juan de la Cruz, la de Ávila, el anónimo autor del Lazarillo, Galileo, Maquiavelo… ¡alfil cinco caballo! ¡Se le tuvo que ocurrir a un español lo que luego se ha llamado el Renacimiento!
La pasividad de las defensas que entonces se utilizaban contra ese A5C hizo crecer el descontento en amplias capas de la población. ¡A5C otra vez! ¡En qué cabeza cabía! Igual que los niños cuando extienden las palmas de las manos y gritan: ¡rebota! ¡rebota!
Tendrían que transcurrir siglos hasta que Paul Morphy impusiera el sencillo y sublime a6.
– Mientras tanto -susurraba el Maestro-, la fórmula seguía a la misma distancia de esta infeliz raza humana.