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MESQUIANA. Tienes que sujetarla, ¿no lo entiendes? No es parte del suelo, y el hierro no tiene dominio sobre ella.

FAMILIAR. (Mirando todavía a MESQUIANA, a quien está torturando.) Está sujeta, no temas.

MESQUIANA. ¡Gigante! ¿Puedes librarte tú solo? ¡El mundo depende de ti!

(NOD forcejea, pero no puede romper las cadenas.) 

JAHI. (Se libra de los grilletes y sale caminando.) ¡Sí! Soy yo quien contesta, pues en el mundo de la realidad soy más grande que cualquiera de vosotros. (Camina alrededor del escritorio y se inclina sobre el hombro del FAMILIAR.) ¡Qué interesante! Tosco, pero interesante.

(El FAMILIAR se vuelve y la observa con asombro, y ella huye riendo. Él corre torpemente tras ella y más tarde regresa con la cabeza agachada.)

FAMILIAR. (Jadeando.) Se ha ido.

NOD. Sí. Libre.

MESQUIANA. Libre para perseguir a Mesquia y echar todo a perder como hizo antes.

FAMILIAR. No entendéis lo que esto significa. Mi señor regresará pronto y yo soy hombre muerto.

NOD. El mundo está muerto, es lo que ella ha dicho.

MESQUIANA. Torturador, todavía tienes una oportunidad. Escúchame. Has de liberar también al gigante.

FAMILIAR. Y él me matará y te soltará. Lo pensaré. Al menos, será una muerte rápida. MESQUIANA. Él odia a JAHI, y aunque no es listo, conoce sus mañas, y es muy fuerte. Además, conozco un juramento que él nunca romperá. Dale las llaves de los grilletes y después quédate junto a mí con la espada en mi cuello. Hazle jurar entonces que encuentre a Jahi, la traiga de nuevo aquí, y se vuelva a atar.

(El FAMILIAR duda.)

MESQUIANA. No tienes nada que perder. Tu señor ni siquiera sabe que él tiene que estar aquí. Pero cuando vuelva y no la vea a ella…

FAMILIAR. ¡Lo haré! (Toma una llave del manojo que le cuelga del cinto.)

NOD. Juro, como espero quedar vinculado por matrimonio a la familia del Hombre de manera que los gigantes podamos ser llamados Hijos del Padre, que te capturaré al súcubo y lo volveré a traer, y lo sujetaré de manera que no vuelva a escapar y me volveré a atar como estoy ahora.

FAMILIAR. ¿Es ése el juramento?

MESQUIANA. ¡Sí!

(El FAMILIAR echa la llave a Nod, después saca la espada y la levanta como dispuesto a golpear a MESQUIANA.)

FAMILIAR. ¿Es que puede encontrarla?

MESQUIANA. Es que tiene que encontrarla.

NOD. (Desencadenándose.) La alcanzaré. Ese cuerpo se debilita, como dijo ella. Puede fustigarlo hasta alejarse, pero nunca aprenderá que no todo depende de la fusta. (Sale.)

FAMILIAR. He de continuar contigo. Espero que lo entiendas…

(El FAMILIAR tortura a MESQUIANA, que grita.)

FAMILIAR. (Sotto voce.) ¡Qué hermosa es! Ojalá que ella y yo… nos encontráramos en mejor momento.

(El escenario se oscurece; se oye el correr de los pies de JAHI. Después, una luz tenue muestra a NOD andando deprisa por los pasillos de la Casa Absoluta. Las imágenes en movimiento de urnas, cuadros y muebles detrás de él indican cómo va de un lado a otro. JAHI aparece entre ellas, y él se precipita fuera, persiguiéndola. JAHI entra en el escenario por la izquierda, con el SEGUNDO DEMONIO pisándole los talones.)

JAHI. ¿Adónde puede haber ido? Los jardines están calcinados. Apenas tienes apariencia de carne… ¿No puedes convertirte en búho y traerla?

SEGUNDO DEMONIO. (Burlándose.) Aaah… ¿A quién?

JAHI. ¡A Mesquia! Espera a que el Padre se entere de cómo me has tratado, traicionando todos nuestros esfuerzos.

SEGUNDO DEMONIO. ¿Tú se lo dirás? Fuiste tú quien dejaste a Mesquia, embaucada por la mujer. ¿Qué le dirás? ¿Que la mujer te sedujo? Hemos terminado con eso hace ya tanto que nadie lo recuerda, salvo tú y yo, y ahora has echado a perder la mentira haciendo que se convierta en verdad.

JAHI. (Volviéndose hacia él.) ¡Sucio mocoso! ¡Garabateador de ventanas!

SEGUNDO DEMONIO. (Retrocediendo de un salto.) Y ahora serás desterrada a la tierra de Nod, al este del Paraíso.

(Fuera del escenario se oyen las pisadas de NOD. JAHI se esconde detrás de una clepsidra y el SEGUNDO DEMONIO saca una pica y la sostiene como un centinela mientras entra NOD.)

NOD. ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

SEGUNDO DEMONIO. (Saludando.) Tanto como vos lo deseéis, sieur.

NOD. ¿Qué noticias hay?

SEGUNDO DEMONIO. Todas las que queráis, sieur. Un gigante como una torre ha matado a los guardianes del trono y el Autarca ha desaparecido. Hemos buscado tanto por los jardines que si en vez de lanzas hubiéramos llevado estiércol, las margaritas serían grandes como paraguas. Baja la ropa de dril y suben las esperanzas, y también los nabos. Mañana tendría que hacer buen día, con sol y calor… (mira con intención hacia la clepsidra), y una mujer desnuda ha estado corriendo por los salones.

NOD. ¿Qué es esa cosa?

SEGUNDO DEMONIO. Un reloj de agua, sieur. Ved, sabiendo qué hora es, podéis adivinar cuánta agua ha corrido.

NOD. (Examinando la clepsidra.) En mi tierra no hay nada así. ¿Mueve el agua a estas muñecas?

SEGUNDO DEMONIO. A la grande, no, sieur.

(JAHI sale del escenario como un rayo, perseguida por NOD, pero antes de que él desaparezca, ella vuelve a entrar colándose entre las piernas del gigante. Él continúa fuera, dándole tiempo a ella a esconderse en un baúl Mientras tanto, el SEGUNDO DEMONIO se ha desvanecido.)

NOD. (Vuelve a entrar.) ¡Eh! ¡Detente! (Corre al otro lado del escenario y regresa.) ¡La culpa es mía, mía!

Una vez pasó cerca de mí en el jardín. Tenía que haberla agarrado y aplastado como un gato, un ratón, un gusano, una serpiente. (Se vuelve hacia el público.) ¡No os riáis de mí! ¡Podría mataros a todos! ¡A toda vuestra ponzoñosa raza! ¡Y esparcir por los valles vuestros huesos blancos! ¡Estoy acabado, acabado! ¡Y Mesquiana, que confió en mí, está perdida!

(NOD golpea la clepsidra y manda el agua y los cazos de metal al otro lado del escenario.)

NOD. Qué tiene de bueno este don del habla, sino para poder maldecirme. Madre buena de todas las bestias, quítamelo. Volvería a ser lo que fui y a chillar sin palabras entre los montes. La razón indica que la razón no puede traer más que dolor; ¡qué sabio es olvidar y volver a ser feliz!

(NOD se sienta en el baúl donde se esconde JAHI y hunde la cara en las manos. A medida que la luz se apaga, el baúl empieza a resquebrajarse bajo el peso de NOD. Cuando la luz vuelve, la escena vuelve a ser la de la cámara del INQUISIDOR. MESQUIANA está en el potro. El FAMILIAR está moviendo la rueda. Ella grita.)

FAMILIAR. Eso hizo que te sintieras mejor, como te dije, ¿no? Además, así se enteran los vecinos de que aquí estamos despiertos. No lo creerías, pero toda esta ala está llena de cuartos vacíos y de sinecuras. Aquí todavía hacemos nuestro trabajo, mi señor y yo todavía lo hacemos, y así la Comunidad se mantiene. Y queremos que ellos lo sepan.

(Entra el AUTARCA. Tiene la túnica rasgada y manchada de sangre.)

AUTARCA. ¿Qué lugar es éste? (Se sienta en el suelo y hunde la cabeza en las manos en una actitud que recuerda la de Nod.)

FAMILIAR. ¿Qué lugar? ¡Pues las Cámaras de la Merced, so burro! ¿Cómo puedes venir aquí sin saber dónde estás?

AUTARCA. Esta noche me han perseguido tanto por mi casa, que podría estar ahora en cualquier sitio. Tráeme algo de vino, o de agua, si no tenéis vino aquí, y atranca la puerta.