– La policía debió de dispararles entre nuestro lugar y la tienda. Muerto. Lo identificó de inmediato. Allí mismo, en la calle donde vivía. Era alrededor de las nueve de la noche cuando salió, eso es todo. Te encierras en casa en cuanto oscurece. No te mueves. Esta noche no volveré de ninguna manera. Te aseguro que cuando oscurece tengo miedo de cruzar el patio para ir al lavabo. No puedo saber en qué momento recibiré un balazo de la policía en la cabeza o una cuchillada de algún otro en el estómago -agitó los gemelos de la camisa que tenían un cuadrado dorado y eslabones esmaltados. Iba trajeado para el éxito y la felicidad, sus acostumbradas ropas elegantes, como una mujer que no tiene nada que entregar en una emergencia salvo el conjunto que usó para la cena y dejó colgado sobre la silla al acostarse-. Todas las mañanas espero encontrar el coche quemado. En nuestros lugares no hay garajes. ¿Qué puedo hacer? Lo dejo en la calle. Los estudiantes van por allí prendiendo fuego a los coches de representantes y gente así, que tiene buenos puestos de trabajo en empresas de blancos… ¿Quién no trabaja para los blancos? Si saben que el propietario de tal o cual coche es un promotor deportivo que organiza encuentros de boxeo con blancos… Pueden caerme encima… -su carcajada fue una exclamación, una protesta-. ¡Fíjate lo que nos ha hecho este gobierno! ¿Puedo? -Rosa le acercó la botella de coñac y él se sirvió. Ella volcó las últimas gotas de té de su taza y se sirvió coñac, dando un primer sorbo voluptuoso que le quemó los labios mientras lo escuchaba-. Quiero sacar a mis hijos, eso es todo. Margaret y el bebé pueden ir a Natal con la vieja… allí está su gente. Quiero meter a los mayores en internados… ¿Pero sabes lo que dicen los estudiantes? Abordarán los trenes cuando los chicos partan hacia las escuelas del campo y los harán detener, los bajarán a rastras. Dicen que nadie debe quebrantar el boicot. Y lo harán, te aseguro que lo harán. Me llevaré a los míos en coche. No nos escucharán a mí ni a su madre, no van a la escuela, corren por la calle y todos los días uno se pregunta si volverán vivos.
– Yo no sé lo que haría -era blanca, nunca había tenido un hijo, sólo un amante con hijos de otra mujer. Ningún chico salvo los que pasaban bajo sus manos y a los que debía rehabilitar cuando era posible, en el hospital.
CONSEJO REPRESENTATIVO DE ESTUDIANTES DE SOWETO
¡Los negros de Azania [1] recordamos a nuestros amados muertos! Mártires que fueron masacrados desde el 16 de junio de 1976 y que aún siguen siendo asesinados. Deberíamos saber que los terroristas de Vorster no han interrumpido su agresión a estudiantes y personas inocentes que se han consagrado a la liberación del negro en Sudáfrica… en Azania. Intentarán a cualquier precio sofocar los sentimientos de los hombres y mujeres jóvenes que ven la liberación a pocos kilómetros, si no metros, de distancia. No hay forma de retroceder, hemos llegado al punto sin retorno como la joven generación de este desafíame país. Hemos demostrado que somos capaces de cambiar las leyes como jóvenes, y en ello proseguiremos hasta alcanzar la meta final. ¡UHURU [2] PARA AZANIA!
Recuerda que Héctor Paterson, el negro de 13 años de Azania, futuro líder que podría habernos guiado, cayó víctima de la intransigente e incontrolable banda de la brigada antidisturbios. ¿Qué dicen sus padres, qué dicen sus amigos, qué dice el estúpido y pelado soldado que lo mató -que de hecho lo asesinó a sangre fría-, aunque por supuesto él está menos comprometido? ¿Qué dices tú como negro oprimido y hermano de Héctor? ¿Recuerdas a nuestro sabio científico Tshazibane, «que de repente decidió suicidarse»? Sospechamos que alguien, en algún sitio, sabe algo de este «suicidio». ¿Cuánto tiempo seguirá nuestro pueblo con estos «intentos de suicidio» y «sucidios logrados»?
¿Recuerdas a Mabelane, que «intentó escapar de la plaza John Vorster saltando por la ventana del décimo piso» aparentemente para eludir unas preguntas? ¿Recuerdas a nuestros hermanos y hermanas baldados deliberadamente por personas que habían sido preparadas para faltar el respeto y hacer caso omiso del negro como ser humano? ¿Recuerdas la sangre que fluía sin cesar de las heridas infligidas por los pistoleros de Vorster a la masa inocente que se manifestaba pacíficamente? ¿Y qué decir de los cadáveres de nuestros colegas muertos que fueron arrastrados a esos monstruosos y horripilantes coches de la brigada antidisturbios que se llaman hipos? Nosotros los estudiantes seguiremos llevando a hombros el carro de la liberación al margen de estas maniobras racistas para demorar la inevitable liberación de las masas negras. El 16 de junio nunca se borrará de nuestra mente. Será conocido y quedará registrado en la mente del pueblo como DÍA DEL ESTUDIANTE, pues los estudiantes hemos demostrado más allá de toda duda razonable, ese día, que somos capaces de jugar un importante papel en la liberación de este país sin armas.
También conocemos la conspiración del sistema:
1. Desacreditar al liderazgo presente y pasado con la esperanza de apartar a las masas de sus líderes.
2. Apresar al liderazgo actual con la esperanza de retardar la lucha y los logros estudiantiles.
¡¡¡SIEMPRE ADELANTE…NUNCA ATRASÜ!
publicado por el C.R.E.S.
Nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos. Los pecados de los padres; por fin, los hijos vengan en los padres los pecados de los padres. Sus hijos y los hijos de sus hijos; ése era el Futuro, padre, en manos no previstas.
Tú sabías que no podía ser: un cambio en las condiciones objetivas de la lucha percibido antes de que lo percibieran los líderes. Lenin sabía; la forma en que ocurrió después de la revolución de 1905: como siempre ocurre, la práctica avanzó por delante de la teoría. Las viejas frases se resquebrajan y el significado se despliega, húmedo y nuevo. Parecen saber qué es lo que debe hacerse. Ya no van a la escuela y son «constantemente reeducados por su actividad política». Los padres que forman comités para mediar entre sus hijos y la policía también son detenidos y proscritos. Podría ocurrirle a Fats; ahora un peso pesado negro puede ganarle el título a un peso pesado blanco, y equipos blancos y negros juegan juntos en los campos de fútbol, pero esto no es lo que aceptarán los hijos. Le ha ocurrido incluso a Daphne Mkhonza, que solía asistir a los almuerzos de Flora. En Johanesburgo hay nuevos nightclubs donde la vestimenta de moda proporciona igualdad a los consumidores y aparentemente privilegia la sociabilidad blanca y negra de nuevo estilo cuando hay una redada policial. Pero no son éstos los placeres que reivindican los hijos. Los negros con ansias de ser hombres de tercera clase, concejales no europeos que participaban de las Juntas Consultivas y juntas escolares establecidas por los blancos, han renunciado ante la amenaza del justo castigo de una generación. Los que eran Tío Tom y evitaban a los Mosutsanyana, Kotane, Luthuli, Mandela, Kgosana, Skobukwe que iban a la cárcel por el CNA y el CP finalmente han comenzado a verse tal como son, tal como los ven sus hijos. Han sido radicalizados -como dirían los fieles- por sus hijos, actúan en consecuencia, son arrestados y detenidos. La Rosa original estaba convencida de que la auténtica iniciativa revolucionaria debía surgir del pueblo. ¿Me pusiste su nombre por eso? Esta vez surge de los hijos del pueblo, que enseñan a los padres… El CNA, el CP, el CPB y el resto, todas las siglas se apresuran a reivindicar, a ponerse al día: la teoría en persecución de los acontecimientos.
Es bastante evidente el tipo de educación contra la que se han rebelado los hijos; no saben escribir y no pueden formular su exaltación ni su angustia. Pero saben por qué están muriendo. Tenías razón. Dan vuelta la cara y cierran los ojos, gritan «Eie-na» [¡Ay!». (N. de la T.)] cuando les dan una inyección, pero siguen andando hacia la policía y las ametralladoras. Tú sabes cómo comprenden qué es lo que quieren. Sabes cómo expresarlo. Derechos, no concesiones. Su país, no ghettos asignados en él, ni «patrias» tribales parceladas. La riqueza creada con el trabajo de sus padres y madres, y transformada en dividendos del blanco. El poder sobre su propia vida en lugar de un destino inventado, decretado e impuesto por los gobiernos blancos. Bien, ¿quién entre aquellos a quienes no les gustaba tu vocabulario, tus métodos, lo ha dicho más sinceramente? ¿Quienes son ellos para hacerte responsable de Stalin y negarte a Cristo?