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Las fuentes de investigación son muy abundantes, pero a menudo (como en el caso del Public Records Office de Kew en Londres) asombrosamente desordenadas y confusas debido a una imperdonable falta de financiación. Al igual que en mis investigaciones romanas, tiendo a basarme más en las fuentes originales que en los modernos tratados y las obras de los estudiosos. Cualquier investigador de cualquier período histórico tiene necesariamente que acudir a las fuentes para formular opiniones, llegar a deducciones y forjarse sus propias ideas.

No he incluido una bibliografía por la sencilla razón de que ésta habría llenado demasiadas páginas y habría contenido tantos documentos como libros. No obstante, si alguien está interesado en obtener una bibliografía del material publicado, puede escribirme a la dirección de mis editores.

Tengo que dar las gracias a muchas personas por su ayuda e información.

Por encima de todo, a mi amada hijastra Melinda que fue a enfrentarse valerosamente con Kew, Bristol, Gloucester, Portsmouth y otros lugares de Inglaterra, y que invadió también depósitos de historia en Sydney, Hobart y Camberra. Los materiales que trajo consigo han resultado ser de un valor incalculable.

Tengo que dar también muy especialmente las gracias a Helen Reddy, otra múltiple tataranieta de Richard Morgan. Cuando no cantaba o actuaba, seguía la carrera de Richard Morgan con toda la fuerza de su impresionante capacidad, y me facilitó una documentación estupenda.

Mi gratitud más sincera al señor Les Brown cuya comprensión de la historia de la isla de Norfolk supera con creces la de cualquier otra persona, cualesquiera que sea la colonia que a uno le interese. Les ha sido un héroe anónimo de la historia, pero yo quiero cantar ahora sus alabanzas en voz alta para que todos las oigan. ¡Qué biblioteca, qué documentos!

¿Cómo puedo olvidar a mi perenne y leal equipo de fieles colaboradores? Pam Crisp, mi ayudante personal, Kaye Pendleton y Karen Quintal en el despacho, el omnipresente factótum Joe Nobbs, Ria Howell y Fran Johnston en la casa, Dallas Crisp, Phil Billman y Louise Donald fuera de ella. Sólo gracias a su agotador esfuerzo he podido yo tener tiempo para escribir a semejante ritmo. Gracias también a mi suegra May, que cuida de nuestro gato Poindexter siempre que nos vamos. Ajan Nobbs. Al hermano John y a Greg Quintal por sus descripciones directas del aserrado del pino de Norfolk a la antigua manera, en un foso de aserrar con una sierra de corte al través.

Mi esposo Ric es no sólo un pilar de fortaleza sino también mi mejor amigo. Es cuádruple tataranieto tanto de Richard Morgan el convicto como de Fletcher Christian, el amotinado del Bounty. Qué extrañas son las obras del destino, que un linaje se juntara con otro en 1860 en un punto de tres por cinco millas en medio del océano y descubriera que, por la parte de Richard Morgan, este vínculo con la isla de Norfolk se remonta a una triple tatarabuela (Kate) nacida allí en 1792. Lo mismo ocurre con Joe Nobbs.

En resumen, no he olvidado que todavía me quedan dos volúmenes por escribir de la serie Maestros de Roma. Ya vendrán, Dios mediante, pero es necesario que me tome unas vacaciones de Roma, en lugar de unas nuevas vacaciones en Roma.

Colleen McCullough

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