Frankie estaba murmurando dormida. ¿Estaba soñando?
¿Y acabaría convirtiéndose aquel sueño en una pesadilla? Grace le había prometido que estaría a salvo. ¿Tenía derecho a rechazar a Kilmer cuando éste podía garantizar a Frankie su mejor oportunidad?
Sí, ¡maldición!, Grace era inteligente y capaz, y no quería interferencias de…
¡A la mierda! Se trataba de lo que Frankie necesitaba, no de lo que ella quería. Dejaría que Kilmer se rompiera el culo protegiendo a la niña. Su hija se merecía todo lo que ella pudiera darle.
Alargó la mano para coger el móvil y marcó el número de Kilmer escrito en la tarjeta que Robert le había dado. En cuanto él descolgó, dijo:
– No tengo elección, ¡maldita sea! Ella tiene que estar a salvo.
– Sé más precisa.
– La respuesta es sí. Pero será de acuerdo con mis condiciones, y si no me gusta cómo manejas algo, me largo. ¿Comprendido?
– Comprendido. Me pondré manos a la obra. Tenla lista para salir a las cinco de la mañana.
– No entres aquí corriendo como un elefante en una cacharrería. No quiero que se asuste.
– La rodearé de todas las comodidades familiares que pueda. Pero tú serás el factor decisivo. Eres el centro de su vida; tendrás que ser tú quien le haga confiar en lo que estamos haciendo.
– Tú ya has hecho tu labor de zapa -dijo Grace con sarcasmo-. Cree que eres un tío legal.
Se produjo un momento de silencio.
– ¿Eso cree?
– Es una niña y no te conoce.
– Me dejas completamente abatido. -Kilmer hizo una pausa-. Es una niña extraordinaria, Grace. Has hecho un trabajo fantástico.
– Hice todo lo que pude. Frankie es muy especial. -Y añadió con aspereza-: Y no le va a ocurrir nada. Así que más te vale hacer un buen trabajo de planificación y ejecución. -Cortó la comunicación.
Ya estaba hecho. Se había comprometido.
Regresó junto a la cama de Frankie y la miró. Preciosa. Aun durmiendo, seguía teniendo la resplandeciente vulnerabilidad de una niña mucho más pequeña.
– Estamos en camino, cariño -susurró-. No es lo que quería, pero creo que es lo mejor para ti. ¡Por Dios!, espero que sea lo mejor para ti.
Capítulo 5
– ¿Preparadas? -preguntó Kilmer cuando Grace le abrió la puerta. -Ella asintió con la cabeza-. Frankie está en el bañó. Saldrá enseguida.
– ¿Cómo se lo está tomando?
– Bien. Es muy fuerte. Le dije que teníamos que encontrar un lugar al que ir que fuera seguro, y lo aceptó. -Grace puso mala cara-. Creo que está más preocupada por mí que por ella.
– No me sorprendería. -Kilmer abrió su móvil con una sacudida-. Dillon, sube y coge las bolsas. Luz verde.
– ¿Pensaste que me echaría para atrás en el último minuto?
– Era una posibilidad. No mostraste demasiado entusiasmo al respecto…
– Hola, Jake. -Frankie había salido del baño.
– Hola, Frankie. Me alegró de que vengas con nosotros. Necesitamos tu ayuda.
La niña arrugó el entrecejo.
– ¿Para hacer qué?
– Para cuidar de los caballos del rancho.
Frankie abrió los ojos desmesuradamente.
– ¿Caballos? ¿Cuántos?
– Tres. No me enteré de los detalles, pero imagino que van a necesitar mucho ejercicio y cuidados.
– Los caballos siempre lo necesitan. Mamá no me dijo que íbamos a ir a un rancho. ¿Es tuyo?
– No, acabo de alquilarlo para unos cuantos meses. Para entonces, espero que podáis volver a casa.
– ¿Dónde está?
– En las afueras de Jackson, Wyoming. Me pareció un bonito lugar.
– En el Oeste. Un rancho. -Los ojos de Frankie relucían-. Como Roy Rogers.
Kilmer sonrió.
– Pero me temo que no hay ningún Trigger. Si quieres un caballo milagroso, tendrás que entrenarlo tú misma.
– ¿No podemos llevar a Darling? Ya había empezado a entrenarlo.
– Ahora mismo, no. Quizá más tarde. -Alguien llamó a la puerta, y Kilmer la abrió-. Frankie, éste es mi amigo Dillon. Estará con nosotros en el rancho. ¿Le enseñas dónde están vuestras bolsas?
– Claro. -La niña condujo a Dillon a través del salón-. ¿Eres vaquero? -le preguntó mientras señalaba las bolsas junto a la cama-. No tienes pinta.
– Soy vaquero en formación -respondió él-. Tal vez puedas hacerme algunas sugerencias.
– Quizá. -Frankie pareció titubear-. Pero no sé mucho de vacas. A Charlie no le gustaba el ganado. Sólo los caballos. ¿Hay vacas allí, Jake?
– No, que yo sepa. Tendremos que averiguarlo juntos. -Kilmer agarró una de las bolsas de tela-. Pero eso sólo hará más interesante esta aventura. -Miró a Grace-. ¿Todo bien hasta ahora?
– Ya veremos cuando lleguemos a ese rancho. ¿Cómo iremos hasta allí?
– Iremos en coche hasta un aeropuerto privado en las afueras de Birmingham, y allí cogeremos un reactor hasta Jackson Hole. Desde allí, alquilaremos un coche para ir al rancho.
– ¿No dejaremos huellas?
– Ninguna -dijo Kilmer-. Ya me conoces.
– Te conocía hace nueve años.
– No he cambiado. -La miró a los ojos y le sostuvo la mirada-. No en las cosas importantes.
No sin esfuerzo, Grace apartó la vista. Se volvió hacia su hija.
– Baja al coche con Dillon, Frankie. Haremos el acostumbrado repaso de cajones y armarios y os seguimos de inmediato.
La niña miró a Grace.
– ¿Va todo bien?
Ella asintió con la cabeza, y Frankie le quitó su bolso de viaje a Dillon.
– Yo llevaré este…
Grace cogió su chaqueta del sofá cuando su hija se marchó.
– Cuéntame. ¿Cómo es de seguro ese sitio?
– Es el lugar más seguro que he sido capaz de conseguir. Trasladaré a la mayor parte del equipo al rancho para que os protejan a las dos. He hecho el papeleo bajo cuerda, y excepto por los caballos, el rancho es autosuficiente, así que no tendremos a los lugareños rondando por ahí.
– ¿Por qué un rancho?
– Te dije que haría que Frankie se sintiera lo más cómoda posible.
Grace lo miró fijamente a la cara con los ojos entrecerrados.
– Pero hay algo más, ¿no es así?
Las comisuras de los labios de Kilmer se levantaron.
– Me conoces demasiado.
Ella se puso tensa.
– ¡Dios bendito!, realmente vas a intentar conseguir la Pareja.
– No, mientras ello te afecte.
– Estás loco. Perdiste tres hombres en El Tariq hace nueve años. ¿No es suficiente?
– Demasiado. Incluso uno habría sido demasiado. Ésa es la razón de que no me rinda. Eran mis hombres, y no los saqué a tiempo. Tú escapaste, pero llevas años escondiéndote de ese bastardo, con miedo a hacer una vida normal. Él podía aparecer en cualquier momento y quitarte todo lo que has construido. Incluida tu vida y la vida de Frankie. No voy a consentir que esa amenaza penda sobre tu cabeza más tiempo. -Hizo una pausa-. No voy a permitir que Marvot siga sentado, exultante, dirigiendo su pequeño imperio. Lo va a perder todo, y luego lo mataré. Y voy a empezar por la Pareja. -Las últimas palabras fueron dichas sin ninguna expresión, pero con absoluta convicción.
Marvot muerto. La mera idea hizo que una oleada de satisfacción feroz inundara a Grace.
– Sigues odiando a ese hijo de puta. -Kilmer estaba estudiando su expresión-. Recuerdo la época en que eras incapaz de decidir a quién tenías más ganas de matar: si a mí o a Marvot.
– A Marvot. Pero por un pelo. Él mató a mi padre, pero tú me impediste salvarlo.
– Y lo volvería a hacer. ¿Cómo conseguiste evitar ir a por Marvot todos estos años?
– Frankie. -Intentó eliminar la confusión emocional que la ira contra Marvot había encendido. No había cambiado nada. La razón de que tuviera que huir y esconderse, y dejar que Marvot hiciera lo que quisiera seguía estando presente y siendo válida-. Estoy fuera de eso. No te ayudaré.