Выбрать главу

Vibró el móvil. Cristina Ferrera.

– Diga -contestó.

– Mi contacto de la CGI acaba de informarme -dijo ella-. Pensé que te interesaría saber que Charles Taggart tiene una reserva para volar a Madrid desde Newark esta noche. Antonio Ramos vuela desde Barcelona también esta noche. Y esto es lo interesante: el I4IT ha fletado un avión privado para volar mañana a Sevilla. El piloto ha registrado su plan de vuelo y en él consta que la hora de despegue es las cinco de la tarde.

– ¿Se quedan a pasar la noche o vuelven el mismo día?

– El plan de vuelo del piloto indica como hora de despegue las once de la mañana del miércoles 20 de septiembre con destino a Málaga, lo que significa que mi amigo, que es una persona muy meticulosa, comprobó todos los hoteles de lujo de Sevilla y alrededores y encontró una reserva de cuatro suites a nombre de la empresa Horizonte en un hotel exclusivo que está en una casa solariega llamada La Berenjena, por la carretera de Huelva.

– ¿Cuatro suites?

– Debe de haber alguien más invitado a la fiesta.

– Qué contacto, el que tienes en la CGI -dijo Falcón-. Con todo lo que hace por ti, deberías casarte con él.

– Bueno, en realidad es una amiga -dijo Ferrera-. ¿No creerás que se puede obtener una información tan detallada a través de un hombre, verdad, inspector jefe?

* * *

Asistía demasiada gente a la reunión en las oficinas del juez, así que tuvieron que esperar media hora a que se despejase la sala de conferencias del edificio de los juzgados. En el extremo de la mesa estaba sentado el juez de instrucción, Aníbal Parrado. A su izquierda estaban el subinspector Emilio Pérez, Vicente Cortés y Martín Díaz. Enfrente de ellos estaban Falcón y Ramírez. Falcón presentó a Cortés y Diez, a quienes el juez no conocía. Luego hizo una introducción sobre los tres crímenes de los que iban a hablar y se sentó. Aníbal Parrado pidió una actualización de las últimas novedades del caso Marisa Moreno. Ramírez señaló que la joven testigo había visto a tres hombres por la calle Bustos Tavera. La descripción del tercer hombre como un culturista suscitó una interrupción de Cortés.

– Querrás decir levantador de pesas -precisó.

– ¿Conoces a alguien con esa constitución? -preguntó Falcón-. Porque tengo un testigo de Las Tres Mil, Carlos Puerta, que nos aportó una descripción similar del posible autor de los disparos en el piso del Pulmón.

– Nikita Sokolov -dijo Cortés-. Estuvo a punto de ganar una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, en la categoría de peso medio, es decir, alrededor de los setenta kilos, aunque ahora debe de pesar más, pero con seguridad no es más alto, y sigue entrenando. Hace unos cuantos meses que no lo vemos por la Costa del Sol… desde mayo o junio.

– ¿Qué hacía allí?

– Era sicario. Cuando el líder anterior de la banda rusa huyó a Dubái después de la Operación Avispa, él siguió trabajando para Leonid Revnik -explicó Cortés-. Su trabajo consistía en inducir a la gente a pagar o actuar y, si se negaban a hacer cualquiera de las dos cosas, los mataba. Te proporcionaré más información sobre él.

– Nos sería útil tener una foto -dijo el juez Parrado-. ¿Sólo hay un testigo en la investigación de Marisa Moreno, inspector Ramírez?

– No hay muchos residentes en la zona. El patio estaba apartado de la calle. La motosierra era eléctrica y, por tanto, silenciosa. Fue una chiripa que encontrásemos a esa testigo.

– ¿Información forense?

– Encontramos dos trajes de papel en unos cubos de basura de la esquina, junto a la calle Gerona. Estaban dentro de una bolsa de basura, que es lo que, según nuestra testigo, llevaba en las manos uno de los tres hombres que vio en la calle Bustos Tavera. La sangre de los trajes coincide con la de Marisa Moreno y las muestras de ADN proceden de los pelos encontrados en el interior de uno y de la secreción de semen encontrada en el otro. Los datos se han enviado a la jefatura del CICO en Madrid, para ver si encuentran alguna coincidencia en su base de datos.

– Eso podría llevar cierto tiempo -dijo Díaz-. Las coincidencias informáticas tienen que ser confirmadas por la inspección humana. Sería una suerte tener algún resultado antes de mañana, en el supuesto de que haya coincidencias en nuestra base de datos. Si no las hay, tenemos que pasar las muestras a la Interpol, y eso puede llevar semanas.

– Así que tenemos una testigo que vio a tres hombres, pero sólo hay ADN de dos -dijo Parrado.

– Nikita Sokolov nunca haría trabajos sucios como ése -dijo Cortés-. Es buen tirador, pero no participaría activamente en el descuartizamiento de una mujer. No se rebajaría a eso.

– ¿Rebajarse? -preguntó Parrado.

– Estos tíos cultivan la compañía masculina. Las mujeres para ellos son una forma de vida inferior. Están bien para preparar la comida, para el sexo y para pegarles palizas. Sokolov es un auténtico vor-v-zakone, lo que significa que es «un ladrón con un código de honor». Cuando volvió de las Olimpiadas, cumplió condena por asesinato en una cárcel. La mayor parte de los mañosos rusos de la Costa del Sol han adquirido últimamente el derecho de ser vor-v-zakone, pero Sokolov se lo ganó en la cárcel. Pudo haber supervisado la matanza de Marisa, pero seguro que no hizo el trabajo.

– ¿Tenemos archivado el ADN de Sokolov? -preguntó el juez Parrado.

– No estoy seguro -dijo Cortés-. Yo no participé en el caso, pero creo que Sokolov y el tío que se mató en la autopista, Vasili Lukyanov, eran amigos, y que los dos fueron procesados a raíz de una agresión sexual a una chica de la zona. Es posible que les extrajesen muestras de sangre para el análisis de ADN, antes de que la chica retirase los cargos y los hombres quedasen en libertad sin cargos. Consultaré si el grupo de Delitos Sexuales de Málaga todavía conserva esos datos.

– Los acusaban de violación -dijo Falcón-. Recuerdo que el comisario Elvira lo mencionó cuando informé por primera vez sobre el accidente de Vasili Lukyanov.

– ¿Así que Sokolov se dedicaba a agredir sexualmente a mujeres por aquel entonces? -preguntó Ramírez.

– Creo que le interesaba más la violencia contra las mujeres -dijo Cortés-. Revisaré el historial y te daré más información.

– Bueno, es un avance en el caso de Marisa Moreno -dijo Parrado-. Si encontramos coincidencias de ADN y localizamos a los sospechosos.

– En eso no hemos avanzado mucho -dijo Ramírez-. Antes de que ocurriese el suceso de Las Tres Mil, nuestros dos detectives, Serrano y Baena, estaban en Sevilla Este, intentando averiguar dónde se escondía uno de esos grupos rusos.

– ¿Por qué Sevilla Este?

– Creemos que Vasili Lukyanov estaba desertando de la banda de Leonid Revnik para unirse a una banda renegada dirigida por Yuri Donstov. El GPS del Range Rover de Lukyanov indicaba una dirección en la calle Garlopa de Sevilla Este.

– ¿Alguien ha visto a Yuri Donstov? -preguntó Falcón-. ¿O a algún ruso?

– Hay muchos edificios de pisos en la calle Garlopa y, hasta ahora, nadie ha informado de que haya visto a ningún ruso.

– Probablemente sólo era un punto de encuentro -dijo Cortés-. No creo que anotase un domicilio en el GPS. Tienen más cuidado desde la Operación Avispa.

– Tengo una fuente que me dice que Yuri Donstov podría estar en el polígono de San Pablo -dijo Falcón.

– No suelen ir pregonando su paradero -dijo Díaz.