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— ¿Pueden descubrirlos por anticipado? — preguntó Will —. Y en caso afirmativo, ¿de qué sirve descubrirlos? — Podemos descubrirlos — respondió Mr. Menon —. Y es muy importante que los descubramos. Particularmente importante en su parte del mundo. Hablando en términos políticos, el veinte por ciento que puede ser hipnotizado con facilidad y hasta el límite es el elemento más peligroso de las sociedades de ustedes. — ¿Peligroso?

— Porque esas personas son las víctimas predestinadas del propagandista. En una democracia anticuada, precientífica, cualquier orador respaldado por una buena organización puede convertir a ese veinte por ciento de sonámbulos en potencia en un ejército de fanáticos dedicados a la mayor gloria y poder de su hipnotizador. Y bajo una dictadura los mismos sonámbulos en potencia pueden ser llevados a una fe implícita y movilizados como el duro núcleo del partido omnipotente. De modo que ya ve que es muy importante que toda sociedad que valore la libertad pueda descubrir a los futuros sonámbulos cuando todavía son jóvenes. Una vez descubiertos, se los puede hipnotizar y adiestrar en forma sistemática para que no sean hipnotizables por los enemigos de la libertad. Y al mismo tiempo, por supuesto, sería aconsejable que reorganizaran su orden social a fin de hacer difícil o imposible que los enemigos de la libertad surjan o tengan alguna influencia.

— ¿Que según supongo es la situación que existe en Pala?

— Precisamente — respondió Mr. Menon —. Y por eso nuestros sonámbulos en potencia no constituyen un peligro.

— ¿Y entonces por qué se molestan en descubrirlos por anticipado?

— Porque, si se lo utiliza en forma conveniente, ese don de ellos es valioso.

— ¿Para el control del destino? — preguntó Will recordando los cisnes terapéuticos y todas las cosas que había dicho Susila sobre oprimir los botones de uno mismo. El subsecretario sacudió la cabeza. — El Control del Destino no exige otra cosa que un trance hipnótico ligero. En la práctica casi todos son capaces de eso. Los sonámbulos en potencia constituyen el veinte por ciento que puede caer en un trance muy profundo. Y en ese trance profundo, y sólo en él, se puede llevar a una persona a deformar el tiempo.

— ¿Puede usted deformar el tiempo? — inquirió, Mr. Menon sacudió negativamente la cabeza.

— Por desgracia nunca pude ir muy a fondo. Todo lo que sé tuve que aprenderlo por el camino largo y duro. Narayan tuvo más suerte. Como pertenece al veinte ciento de los privilegiados, pudo tomar por todo tipo de atajos educacionales que estaban en absoluto…..

— ¿Qué tipo de atajos? — interrogó Will a la directora.

— Atajos de memorización — respondió éste, los cálculos, el pensamiento y la solución, se empieza por aprender a experimentar veinte como si fuesen diez minutos, un minuto como si fuese una hora. En el trance profundo es muy fácil. Se usan sugestiones del maestro y se permanece durante mucho, mucho tiempo. Cuando la despiertan, mira el reloj. Su experiencia de horas fue comprimida en cuatro minutos exactos de reloj.

— ¿Cómo?

— Nadie lo sabe — respondió Mr. Menon —. Pero todas esas anécdotas acerca de que los que están por ahogarse ven desarrollarse toda su vida en unos pocos segundos son ciertas en esencia. La mente y el sistema nervioso, o más bien algunas mentes y algunos sistemas nerviosos, son capaces de esa curiosa proeza; eso es todo lo que se sabe. Descubrimos ese hecho hace unos sesenta años, y desde entonces hemos venido explotándolo. Explotándolo, entre otras cosas, para fines educacionales.

— Por ejemplo — continuó Mrs. Narayan —, he aquí un tema matemático. En su estado normal usted necesita por lo menos media hora para resolverlo. Pero ahora desestima el tiempo, hasta el punto en que un minuto es equivalente subjetivo de treinta minutos. Entonces se dedica a la solución de su problema. Treinta minutos subjetivos… y está solucionado. Pero treinta minutos subjetivos no son un minuto de reloj. Sin la menor sensación de fatiga, ha estado trabajando a tanta velocidad con uno de esos jóvenes, velocísimos calculadores, que… de vez en cuando…. Futuros genios como Ampére, o futuros idiotas como Dase… Pero todos ellos, ¿quién sabe qué recurso interior de deformación del tiempo realizan?… en un par de minutos, una hora, y a veces en pocos segundos. Ya podrá imaginar lo que sucede cuando enemigos, con un Cociente de Inteligencia digno de un genio… ¡una persona capaz de deformar el tiempo! ¡Son fantásticos!

— Por desgracia — dijo Mr. Menon — no son muy comunes, en las últimas dos generaciones hemos tenido exactamente dos deformadores del tiempo de verdadera genialidad, y sólo cinco o seis que se les acercaban un poco. ¡De modo que no es extraño que vigilemos atentamente la aparición de sonámbulos en potencia!

— Bueno, por cierto que hacen muchas preguntas penetrantes a sus pequeños alumnos — declaró Will luego de un breve silencio —. ¿Y qué hacen cuando han encontrado las respuestas?

— Iniciamos la educación de acuerdo con ellas — contestó Mr. Menon —. Por ejemplo, formulamos preguntas sobre el físico y el temperamento de cada niño. Cuando tenemos las respuestas, seleccionamos a los más tímidos, hipersensibles e introvertidos, y los reunimos en un solo grupo. Luego, poco a poco, el grupo es ampliado. Primero introducimos en él unos pocos niños con tendencia a la sociabilidad indiscriminada. Luego uno o dos pequeños musculosos y musculosas: niños con tendencia a la agresividad y amor al poder. Hemos descubierto que es el mejor método, para hacer que los niños de los tres extremos polares lleguen a entenderse y tolerarse. Después de unos meses de convivencia cuidadosamente controlada, están en condiciones de admitir que personas con un tipo distinto dé constitución hereditaria tienen tanto derecho a existir como ellos.

— Y el principio — dijo Mrs. Narayan — es enseñado en forma explícita y aplicado de manera progresiva. En los grados inferiores realizamos la enseñanza en términos de analogías con animales familiares. A los gatos les agrada estar solos. A las ovejas les gusta estar juntas. Las martas son feroces y no pueden ser domesticadas. Los conejillos de Indias son amables y amistosos. ¿Eres una persona gato o una persona oveja, una persona conejillo de Indias o una persona marta? Hablamos de eso en forma de parábolas de animales, y aun los chicos más pequeños pueden entender el hecho de la diversidad humana y la necesidad de tolerancia mutua, de perdón recíproco.

— Y más tarde — prosiguió Mr. Menon —, cuando llegan a leer el Gita, les hablamos del vínculo existente entre la constitución y la religión. Las personas-ovejas y las personas-conejillos de Indias adoran el ritual, las ceremonias públicas y la emoción de los reavivamientos religiosos; sus preferencias temperamentales pueden ser dirigidas por el Sendero de la Devoción. A las personas-gatos les gusta estar solas, sus cavilaciones privadas pueden convertirse en el Sendero del Conocimiento de Sí Mismo. Las personas-martas quieren tirar cosas, y el problema consiste en cómo trasformar su enérgica agresividad en el Sendero de la Acción Desinteresada.

— Y el Sendero de la Acción Desinteresada fue el que vi ayer — observó Will —. El sendero que conduce a la tala de árboles y a la ascensión de montañas, ¿no es así?

— La tala de árboles y el escalamiento de montañas — dijo Mr. Menon — son casos especiales. Generalicemos y digamos que el camino hacia todos los Senderos pasa a través de la reorientación de la energía.

— ¿Qué es eso?

— El principio es muy sencillo. Se toma la energía engendrada por el miedo, la envidia o un exceso de noradrenalina, o por alguna ansia interior que en el momento dado está fuera de lugar; se la toma y, en lugar de usarla para hacer algo desagradable para algún otro, en lugar de reprimirla, con lo cual se hace algo desagradable para uno mismo, se la dirige en forma consciente por una vía en la cual pueda hacer algo útil, o, si no útil, por lo menos inofensivo.