Hay a veces días negros, pero pasan, y la vida se torna más feliz al trascurrir las semanas. En ocasiones imagino que abuelita está a mi lado, observando y aprobando. Recuerdo la sabiduría que ella me enseñó; con frecuencia repito algunas de las cosas que ella me dijo y las oigo con una nueva comprensión. Acaso esté aprendiendo a vivir como ella lo deseó, aprendiendo mis lecciones. He recuperado a mi hijo. Kim es mi amigo, Mellyora mi hermana.
Tal vez algún día encuentre una vida tan satisfactoria como la que disfrutó abuelita con Pedro Be… la buena vida, la vida que Mellyora logró sin pedirla y que me fue negada, la vida de amor, porque amar es dar… todo dar sin exigir nada, vivir tan sólo para dar.
Eso es lo que estoy aprendiendo lentamente, y cuando haya asimilado la lección, ¿quién sabe?, tal vez llegue la buena vida.