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Explicación

Son por todas las personas que hablan en todos los mamotretos o capítulos ciento veinticinco; va dividido en mamotretos sesenta y seis. Quiere decir mamotreto libro que contiene diversas razones o compilaciones juntadas. Asimismo porque en semejantes obras seculares no se debe poner nombre ni palabra que se pertenezca a los libros de sana y santa doctrina, por tanto, en todo este retrato no hay cosa ninguna que hable de religiosos, ni de santidad, ni con iglesias, ni eclesiásticos, ni otras cosas que se hacen que no son de decir. Ítem, ¿por qué más se fue la Lozana a vivir a la ínsula de Lípari que a otra parte?: porque antiguamente aquella ínsula fue poblada de personas que no había sus pares, de adonde se dijeron li pari: los pares; y dicen en italiano li pari loro non si trovano, que quiere decir: no se hallan sus pares. Y era que, cuando un hombre hacía un insigne delito no le daban la muerte, mas condenábanlo a la ínsula de Lípari. Ítem, ¿por qué más la llamé Lozana que otro nombre? Porque Lozana es nombre más común y comprehende su nombre primero, Aldonza o Alaroza en lengua arábica, y Vellida lo mismo, de manera que Lozana significa lo que cada un nombre de estos otros significan. Así que Vellida y Alaroza y Aldonza particularmente demuestran cosa garrida o hermosa, y Lozana generalmente lozanía, hermosura, lindeza, fresqueza y belleza. Por tanto, digo que para gozar de este retrato y para murmurar del autor, que primero lo deben bien leer y entender, sed non legatur in escolis. No metí la tabla, aunque estaba hecha, porque esto basta por tabla.

Epílogo

Esta epístola añadió el autor el año de mil quinientos veintisiete, vista la destrucción de Roma y la gran pestilencia que sucedió, dando gracias a Dios que le dejó ver el castigo que méritamente Dios permitió a un tanto pueblo

¿Quién jamás pudo pensar, oh Roma, oh Babilón, que tanta confusión pusiesen en ti estos tramontanos occidentales y de Aquilón, castigadores de tu error? Leyendo tus libros verás lo que más merece tu poco temor. ¡Oh qué fortuna vi en ti! Y hoy habiéndote visto triunfante y ahora te veo y con el dedo te cuento, dime, ¿dónde son los galanes, las hermosas que con una chica fosa en diez días cubriste y encerraste dando fin a las favoridas, pues una sábana envolvió sus cuerpos pestíferos? Las que no se podía vivir con ellas ya son sepultas, yo las vi. ¡Oh, Lozana!, ¿qué esperas? Mira la Garza Montesina, que la llevan sobre una escalerita por no hallar, ni la hay, una tabla en toda Roma. ¿Dónde es el favor? ¿Cómo van sin lumbre, sin son y sin llanto? Mira los galanes que se tapan las narices cuando con ellas pasan. ¡Oh, Dios!, ¿pensolo nadie jamás tan alto secreto y juicio como nos vino este año a los habitadores que ofendíamos a tu Majestad? No te ofendieron las paredes, y por eso quedaron enhiestas, y lo que no hicieron los soldados hiciste tú, Señor, pues enviaste después del saco y de la ruina pestilencia inaudita con carbones pésimos y sevísimos, hambre a los ricos, hechos pobres mendigos. Finalmente que vi el fin de los muchos juicios que había visto y escrito. ¡Oh, cuánta pena mereció tu libertad, y el no templarte, Roma, moderando tu ingratitud a tantos beneficios recibidos! Pues eres cabeza de santidad y llave del cielo, y colegio de doctrina y cámara de sacerdotes y patria común, quién vio la cabeza hecha pies y los pies delante. ¡Sabroso principio para tan amargo fin! ¡Oh, vosotros, que vendréis tras los castigados, mirá este retrato de Roma, y nadie o ninguno sea causa que se haga otro! Mirá bien éste y su fin, que es el castigo del cielo y de la tierra, pues los elementos nos han sido contrarios. Gente contra gente, terremotos, hambre, pestilencia, presura de gentes, confusión del mar, que hemos visto no solamente perseguirnos sus cursos y raptores, pero este presente diluvio de agua, que se ensoberbeció Tíber y entró por toda Roma, año de mil quinientos veintiocho, así que llegó al mismo señal que fue puesto el año de mil quinientos quince, donde están escritos estos versos: