Sí, los sospechosos tendrían que resultar muy entretenidos. Su último libro era algo pesado. En esta nueva novela inyectaría un poco de humor.
Desde luego que el motivo sería el dinero, que siempre seguía siendo la base más sólida.
Qué pena que los testamentos y los seguros de vida hubieran pasado ya de moda. Podía pensar en el tema de un hombre que mata a una anciana dama para que su esposa adquiera un capital privado gracias a la herencia. Tal vez valiese la pena hacerlo.
¿El escenario? Pues bien, de una aldea inglesa de campo siempre se podía obtener algún buen partido, por cierto. ¿Época del año? El verano. Partidas de criquet en el parque de una casa de campo, reuniones en el jardín de la vicaría, el tintineo de las tazas de porcelana, el dulce aroma de la hierba cortada, en las tardes de julio.
Esas eran las cosas que la gente quería ver a su alrededor. También a él le resultaban agradables esas cosas.
Latimer observó el paisaje, a través del cristal de la ventanilla. El sol se había puesto y las colinas se alejaban lentamente, sumergiéndose en el cielo nocturno. Dentro de unos minutos el expreso haría una parada en Belfort. ¡Dos días más de viaje! A lo largo de esas horas ya conseguiría elaborar la trama de su novela.
El tren penetró en un túnel.
Eric Ambler