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– ¿Y tú te dejas? -le preguntó ella.

– Pues sí -sonrió-. Pero sólo porque me ha dicho que espera que llene el rancho de nietos.

Savannah miró a su padre, perpleja.

– Espera un momento… ¿Me estás diciendo que después de todas tus advertencias anteriores… ahora quieres que me case con Travis?

– Bueno, habría preferido que se convirtiera en gobernador… pero supongo que tendré que conformarme con un yerno que ayude a mi hija a llevar este rancho con cariño y honestidad.

– ¿Y qué pasará con Wade? -quiso saber ella.

– No lo sé -respondió Reginald, obviamente cansado-. Pero se ha labrado su propio destino: ahora sólo tiene que aceptarlo -levantándose del sillón, salió del despacho para dirigirse a la habitación de Virginia.

Fue Travis quien se lo explicó.

– Supongo que lo denunciarán, tanto Henderson como tu padre.

– ¿Y Charmaine?

– Probablemente necesitará un poco de apoyo por tu parte.

– ¿Y Josh? -musitó Savannah con el corazón encogido.

– Charmaine ya ha hablado con él. El chico parece haberlo aceptado todo muy bien. Ten presente que nunca se llevó con su padre.

– La relación de Charmaine con Joshua se ha estrechado mucho desde la muerte de Mystic.

Apoyado en una esquina del escritorio, Travis la atrajo tiernamente hacia sí.

– Tal como yo lo veo, viviremos aquí hasta que podamos construirnos una casa propia. Y tu padre me ha prometido que no intentará gobernar nuestras vidas…

– No puedo creer que hayáis enterrado el hacha de guerra.

– Las cosas como son: Reginald es tu padre, los dos estamos condenados a soportarnos. Y si nos hemos arreglado ha sido pensando en ti.

– Insisto: es increíble -murmuró ella-. Y ahora, dime, ¿qué tiene de malo esta casa?

– Nada, salvo que es de Reginald y Virginia. Charmaine y Josh probablemente se queden aquí.

– ¿Y qué era todo eso de llenarle la casa de nietos a Reginald? -preguntó con un brillo de emoción en los ojos.

– Pues eso mismo. La casa que pretendo llenar de hijos tendrá que ser el doble de grande para que quepan todos.

– Está usted loco, señor abogado… -se echó a reír.

– Sí. De amor por ti. No tendrás que preocuparte de nada -la estrechó en sus brazos-. Podemos tenerlo todo.

– ¿Y Wade?

– Probablemente irá a la cárcel por una buena temporada. Durante unos cuantos años no volverá a aparecer por aquí y, para cuando lo haga, si Charmaine no ha decidido divorciarse, Josh será lo bastante mayor como para valerse por sí mismo.

– Lo tenías todo pensado, ¿verdad?

– Excepto una cosa.

– ¿Ah, sí? -alzó la cabeza y le delineó el contorno de los labios con un dedo-. ¿Y qué es?

– Cómo voy a conseguir que te cases conmigo antes de esta noche.

– Imposible.

– Reno no está tan lejos.

Savannah rió de felicidad.

– Oh, no. No pienso casarme en un trámite de diez minutos delante de algún juez de paz. Esta vez vas a tener que hacerlo bien. Ya sabes, una gran iglesia, un precioso vestido blanco, un incómodo frac y varias damas de honor. He esperado durante demasiado tiempo.

– Y ha merecido la pena, ¿verdad? -sin esperar su respuesta, la besó en los labios y la levantó en vilo-. No contestes a esa pregunta -le susurró al oído-. Ahora mismo tenemos cosas mucho más importantes que hacer.

Sin una palabra de protesta, Savannah le echó los brazos al cuello.

– Y seremos felices para siempre…

Travis la sacó del despacho en brazos y entró en la cocina dispuesto a salir por la puerta trasera.

– Eh, ¿a dónde me llevas?

– A algún lugar donde podamos estar solos -se dirigió hacia el garaje y subió las escaleras que llevaban al apartamento-. Señorita Beaumont, creo que ha llegado la hora de que pasemos unos cuantos días encerrados aquí.

– ¿Podremos hacerlo?

– Seguramente no, pero lo intentaremos de todas formas -con una sonrisa traviesa en los labios, se sacó la llave de un bolsillo-. Admítelo, mujer: no vas a poder deshacerte de mí tan fácilmente.

– Jamás se me habría ocurrido una cosa así -y se dejó llevar hasta el dormitorio.

Lisa Jackson

Lisa Jackson nació en una pequeña ciudad al pie de las Cascades, en el estado de Oregon, y no se dedicó por completo a la escritura hasta que su hermana la animó a ello y a llevar a un editor su primer libro. Desde entonces, Jackson escribe novelas de suspense romantico contemporaneo para Kensington Books y de suspense romántico medieval para Onyx Books. Más de cincuenta libros publicados por esta autora, la han converido en la dama de la novela romántica de suspense presente en las listas de best-sellers más prestigiosas.

Vive con su familia en el Noroeste del Pacífico. Le gustan las actividades al aire libre con su familia y amigos…

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