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—Así se fortalece Orgoreyn, pero también Karhide. Toda respuesta de ustedes a las provocaciones de Tibe, toda humillación infligida a Karhide, todo acontecimiento que implique para nosotros una pérdida de prestigio servirá para que Karhide sea más fuerte, hasta que se parezca a Orgoreyn: todo el país gobernado desde un centro. Y en Karhide no guardan las armas de saqueo en museos históricos. Son las armas de la guardia del rey.

Yegey sirvió otra rueda de agua de vida. Los nobles orgotas bebían ese fuego precioso, traído desde Sid a una distancia de ocho mil kilómetros sobre océanos de nieblas, como si fuese cerveza común. Obsle se enjugó la boca y parpadeó. —Bueno —dijo —, todo esto es como lo he pensado, y como lo pienso ahora. Y hay un trineo, parece, que podemos empujar juntos. Pero quiero hacer una pregunta. Me ha echado usted la capucha sobre los ojos, y dígame pues: ¿qué es toda esa oscuridad, esa ofuscación y esos dislates a propósito de un Enviado del otro lado de la luna?

Genly Ai, entonces, había pedido permiso para entrar en Orgoreyn.

—¿El Enviado? Es lo que él dice.

—Y él dice que es…

—Un mensajero de otro mundo.

—Por favor, Estraven, dejemos de lado esas condenadas y oscuras metáforas de la lengua karhidi. Renuncio al shifgredor, lo descarto. ¿Me contestará ahora?

—Ya lo he hecho.

—¿Es una criatura extraña? —dijo Obsle, y Yegey —: ¿Y ha tenido una audiencia con el rey Argaven?

Respondí sí a los dos. Guardaron silencio un minuto y luego ambos empezaron a hablar al mismo tiempo, y no trataron de ocultar su interés. Yegey estaba dando un rodeo, pero Obsle atacó directamente: —¿Y qué papel desempeñaba ese extraño en los planes de usted, Estraven? Parece que usted se apoyó en él, y cayó al suelo. ¿Por qué?

—Porque Tibe me hizo una zancadilla. Yo tenía los ojos puestos en las estrellas, y no miré el barro a mis pies.

—¿Estudiaba usted astronomía, mi querido?

—Sería bueno que todos estudiáramos astronomía, Obsle.

—¿Es una amenaza para nosotros, este Enviado?

—Creo que no. Nos trae de afuera proposiciones de comunicaciones y comercio, tratados y alianzas, nada más. Vino solo, sin armas ni defensas, sin otra cosa que un dispositivo de comunicaciones, y su nave, que hemos examinado de arriba abajo. No es hombre de temer, me parece. Sin embargo, nos trae el fin de las comensalías y el reino en las manos desnudas.

—¿Por qué?

—¿Cómo podremos tratar con extranjeros excepto como hermanos? ¿Cómo podría Gueden tratar con una unión de ochenta mundos sino como un mundo?

—¿Ochenta mundos? —dijo Yegey, y rió nerviosamente. Obsle me miró un rato de reojo y dijo —: Prefiero pensar que ha estado demasiado tiempo con los locos del palacio y ha enloquecido también usted… ¡En nombre de Meshe! ¿Qué es esa charla de alianzas con el sol y tratados con la luna? ¿Cómo vino aquí ese hombre, cabalgando en un cometa? ¿Subido a un meteoro? Una nave. ¿Qué clase de nave flota en el aire, en el espacio vacío? Sin embargo, no está usted más loco que antes, Estraven, lo que quiere decir estrictamente loco, sabiamente loco. Todos los karhíderos son locos. Adelante, mi Señor, yo iré detrás. ¡En marcha!

—No voy a ninguna parte, Obsle. ¿A dónde tendría que ir? Ustedes, sin embargo, pueden ir a alguna parte. Si siguen ustedes un rato al Enviado, quizá él les muestre un camino que los ayudará a salir del valle de Sinod, libres de esa maldición que ha caldo sobre nosotros.

—Muy bien. Estudiaré astronomía en mis años de viejo. ¿A dónde me llevará?

—Hacia la grandeza, si son ustedes más sabios que yo, caballeros. He estado con el Enviado, he visto la nave en la que cruzó el vacío, y sé que es de veras y por cierto el mensajero de otro mundo. En cuanto a la honestidad de su mensaje y la verdad de sus descripciones acerca de ese más allá, no hay modo de estar seguro. No se lo puede juzgar sino como se juzgaría a cualquier otro hombre. Si fuera uno de los nuestros yo diría que es un hombre honesto. Esto lo verán ustedes mismos, quizá. Pero hay algo indiscutible: ante este Enviado las líneas dibujadas en la tierra no son fronteras, ni ninguna defensa. Estamos ante un desafío mayor que el de Karhide a las puertas de Orgoreyn. Los hombres que acepten ese desafío, que abran por vez primera las puertas de la tierra, serán los jefes de todos nosotros. Todos: los tres continentes, toda la tierra, nuestra frontera actual no es una línea entre dos montes, sino la línea que traza nuestro planeta alrededor del sol. Arriesgar shifgredor a cualquier posibilidad menor sería un acto de locos ahora.

Yo había convencido a Yegey, pero Obsle parecía hundido en su propia grasa, mirando con aquellos ojitos. —Tardaremos un mes en creerlo —dijo —. Y si hubiese venido de otra boca que la suya, Estraven, yo habría dicho que es todo inventado, una red para nuestro orgullo, y tejida con las luces de las estrellas. Pero sé que es usted serio, demasiado serio para recurrir al argumento de una desgracia, y engañarnos. No puedo creer que esté diciendo la verdad, y sé al mismo tiempo que una mentira se le atragantaría a usted para siempre… Bueno, bueno. ¿Querrá hablar con nosotros, como parece haber hablado con usted?

—Eso es lo que pretende: hablar, que lo escuchen allí o aquí. Tibe lo hará callar si trata de hacerse oír de nuevo en Karhide. Tengo miedo por él, no parece entender en qué peligro se encuentra.

—¿Nos dirá usted todo lo que sabe?

—Por supuesto, ¿pero hay una razón por la que no pueda venir aquí y decírselo a ustedes él mismo?

Yegey dijo mordiéndose delicadamente una uña:

—Creo que no. Ha pedido permiso para entrar en la Comensalía. Karhide no se ha opuesto. El pedido está estudiándose…

7. La cuestión del sexo

De notas de campo de Ong Tot Oppong, Investigador, del primer descenso ecuménico en Gueden/Invierno, Ciclo 93, A.E. 1448.

1448. Día 81. Parece que fuera de veras un experimento. La idea es desagradable. Pero ahora que hay evidencias de que la Colonia terrestre era un experimento, la inserción de un grupo haini normal en la población autóctona protohominida de otro mundo, esa posibilidad no ha de ser descartada. La manipulación genética humana fue práctica común entre los colonizadores; no hay otra razón que explique los hilfs de S o los degenerados homínidos alados de Rokanan. ¿Hay otra explicación para la fisiología sexual guedeniana? Accidente, es posible; selección natural, difícilmente; la ambisexualidad de estas criaturas tiene un valor escaso o nulo como factor de adaptación.

¿Por qué un mundo entero para ese experimento? No hay respuesta. Tinibossol cree que la colonia se instaló durante un período interglacial mayor. Las condiciones de vida parecieron adecuadas en los primeros 40 mil o 50 mil años. Cuando el hielo avanzaba otra vez, los hainis se retiraron y los colonos fueron abandonados a su suerte; un experimento inconcluso.

Teorizo acerca de los orígenes de la fisiología sexual guedeniana. ¿Qué sé realmente? La comunicación de Otie Nim de la región de Orgoreyn ha enderezado algunas de mis primeras y equivocadas interpretaciones. Permítanme exponer todo lo que sé, y luego presentaré mis teorías. Lo primero es lo primero.

El ciclo sexual tiene una duración de 26 a 28 días (se habla generalmente de 26 días, aproximándolo al ciclo lunar). Durante 21 o 22 días el individuo es sómer, sexualmente inactivo, latente.

Alrededor del día 18 las glándulas pituitarias desencadenan los primeros cambios hormonales y en los días 22 o 23 el individuo entra en kémmer, estrus. En la primera fase del kémmer (karhidi, secher) es aún completamente andrógino. El género, la potencia, no son alcanzados en el aislamiento. Un guedeniano en la primera fase del kémmer que viva solo o con otros que no están en kémmer sigue siendo incapaz de llevar a cabo el coito. No obstante, el impulso sexual es de un tremendo poder en esta fase, dominando el conjunto de la personalidad, imponiéndose a todas las otras necesidades instintivas. Cuando el individuo encuentra a un compañero en kémmer, la secreción hormonal es estimulada todavía más (¿sobre todo por contacto de secreciones, olor?) hasta que en una de las partes se establece una dominante hormonal masculina o femenina. Los genitales se dilatan o encogen según el caso, el juego preliminar se intensifica, y el compañero en cuyo organismo el cambio del otro ha desencadenado procesos nuevos, pasa a desempeñar el papel del otro sexo (quizá sin excepción; si hay excepciones —parejas del mismo sexo —son también tan escasas que se las ignora). Esta segunda fase del kémmer (karhidi, dorharmen), el proceso mutuo en que se definen la sexualidad y la potencia, ocurre al parecer en un plazo de dos a veinte horas. Si uno de los compañeros se encuentra ya en pleno. kémmer la fase será para el otro considerablemente más corta. Si los dos están entrando juntos en kémmer, llevará más tiempo. Los individuos normales no tienen predisposición a ser de un determinado sexo en kémmer; no saben si serán el macho o la hembra, y no tienen posibilidad de elegir. (Otie Nim escribe que en la región de Orgoreyn el uso de derivados de hormonas para provocar la manifestación del género sexual preferido es bastante común. No he visto esto en las regiones rurales de Karhide.) Una vez establecido el sexo ya no se lo puede cambiar durante el periodo de kémmer. La fase culminante (karhidi, dokémmer), dura de dos a cinco días, y en ese tiempo el impulso y la capacidad sexuales alcanzan un nivel máximo.