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– Muchísimas gracias -dijo ella con acritud-. ¿Y qué habría pasado si me hubiese sentido loca de contento al verte marchar?

El rostro de él se dividió en una sonrisa maliciosa.

– Bueno, sólo por si acaso, me garanticé una póliza de seguros al mudarme a casa de Joanna. Ella es más guapa que tú, así que estabas condenada a sentir celos.

– Una mierda. -Pero no explicó si era la belleza o los celos lo que provocaba la imprecación-. ¿Le dijo Mathilda a Jane que había tenido una hija de Paul? ¿Por eso se pelearon?

Él asintió con la cabeza.

– Pero a ella le dijo que era un varón.

Ahora le tocó a Sarah el turno de suspirar.

– Entonces dudo de que sea siquiera verdad. Podría haber fantaseado sobre un bebé con la misma facilidad con que fantaseó sobre el suicidio de su tío… -se encogió de hombros-, o haberse hecho un aborto, o haber ahogado a la pobre criatura cuando nació. Creo que era muy propio de ella resucitar la fantasía con el fin de crear una legataria que se sintiera por completo culpable y azorada, de cuyos hilos poder tirar después de su muerte. -Se volvió para examinar el retrato una vez más-. Solía abusar de nosotros, de una u otra forma, y no estoy segura de querer que continúe manipulándome. ¿Qué les digo a Jane y Paul, si me preguntan por qué me dejó su dinero?

– Nada -fue la sencilla respuesta de él-, porque el secreto no es tuyo sino mío. Duncan le hizo un buen favor al destruir sus diarios. Te deja en libertad de construirle un memorial de la manera o con la forma que quieras. Dentro de diez años, Fontwell la verá sólo como una generosa benefactora porque no habrá prueba ninguna que demuestre lo contrario. -Le tomó el rostro entre las manos-. No la abandones ahora, tesoro. Cualesquiera fuesen sus motivos e independientemente de lo que haya hecho, te confió a tí su redención.

– Debería de habértela confiado a tí, Jack. Creo que es probable que te quisiera más a tí que a nadie en toda su vida. -Las lágrimas destellaron en sus pestañas-. ¿Se merece que la gente piense bien de ella?

Él enjugó las lágrimas de su esposa con las puntas de los dedos.

– Merece un poco de lástima, Sarah. Al final, eso es todo lo que merece cualquiera de nosotros.

Este es el diario de Mathilda Beryl Cavendish. Es mi historia, para que la lea la gente cuando yo haya muerto. Si alguien la encuentra debe llevarla a la policía y asegurarse de que mi padre sea ahorcado. Hoy me hizo hacer algo malo, y cuando le dije que iba a contárselo al vicario, me encerró en el armario con la mordaza de la chismosa en la cabeza. YO ESTABA SANGRANDO. Grita mucho y dice que es culpa de mi madre por morirse. Bueno, también yo pienso que es culpa de mi madre.

Ayer fue mi cumpleaños. Mi padre dice que soy lo bastante mayor y que a mi madre no le importaría. Ella estaba enterada de las necesidades de los hombres. No debo contárselo a NADIE, o él me pondrá la mordaza. UNA Y OTRA VEZ.

Mi madre no debería de haber hecho nunca cosas así, y entonces mi padre no me las haría a mí. Sólo tengo diez años.

LA ODIO. LA ODIO. LA ODIO.

Minette Walters

Nació el 29 de Septiembre de 1949. Hija de un militar, muerto cuando tenia trece años, pudo ir a la Universidad gracias a la asistencia social Británica y eso no lo olvida, le presta mucha atención a la realidad social, le preocupan los débiles, los jóvenes sin instrucción, las verdaderas victimas del crimen. Walters, una señora menuda, enérgica, de sonrisa contagiosa, visitó durante años las cárceles de menores.

Tras dedicarse largo tiempo al relato y la novela corta. Minette Walters se embarcó en su primera obra larga con La casa del hielo (1992), que le mereció magníficas y unánimes críticas. La Escultora, su segunda novela, ha sido galardonada con el prestigioso premio Edgar Allan Poe.

Desde hace un tiempo vive en una casa de campo del siglo XVlll en el sur de Inglaterra, en Dorset, donde hay cuatro penitenciarias. «Y sin embargo aquí el crimen es poca cosa: El ultimo delito en estos parajes ocurrió hace tres años: una señora mato al marido. Nimiedades para quien se divierte ahondando en lo mas turbio del animo humano».

Con mas de 20 millones de ejemplares vendidos y traducciones a 36 idiomas, Minette Walters es considerada la nueva Agatha Christie, desde 1992 escribe un libro por año, pero a diferencia de Christie, no quiere saber nada de series, no quiere crear un nuevo Poirot, no le interesan las tramas construidas como engranajes perfectos, no le gusta la separación de la realidad, «Agatha Christie vivió entre dos conflictos mundiales que provocaron la muerte de setenta millones de personas. Es increíble que en las paginas de quien escribe sobre delitos no haya rastros de esa masacre. Si alguien me leyera dentro de trescientos años, tendría una idea mucho mas precisa de la época en que vivieron».

Sus novelas son un éxito mundial, el genero del misterio ya tiene en su estructura un resorte infalible para despertar el interés en el lector. «El que lee tiene que tomarse la molestia de encontrar al culpable: un buen estimulo para llegar hasta el fondo».

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