Выбрать главу

– Aunque el principio me recogió para experimentar conmigo -matizó, decidiendo que nada de lo que dijera podría explicar lo loco que estaba aquel hombre en realidad. Y, de todos modos, ¿que era la locura?-. Me dijo que había estado a punto de morir por un derrame en la cabeza… Al parecer, sus habilidades médicas eran suficientes como para diagnosticar ese problema a partir de mi aspecto cuando estaba tumbada a la vera del camino, donde me encontró. Parece ser que había elaborado un remedio para las contusiones de los órganos internos, pero no había tenido en quién probarlo. Por eso me cogió a mí, me aplicó su remedio, y me curó Luego, me convertí en su escribana. Al principio, su Cosmogénesis, así lo llamaba, me fascinó… Era un concepto verdaderamente original en el que Dios es la oscuridad y toda la luz es el mal. El nombre que utilizaba para designar al creador del mal no era Satanás ni el Demonio, sino Lucifer. Yo no sé en realidad cuánto de su Cosmogénesis se debe a su avanzada ceguera, pero desde luego algo ha contribuido. Aunque nunca me lo dijo así, pude deducir que la luz le resultaba muy dolorosa. Ignatius me dijo en cierta ocasión que cuando salía para cobrar a las tiendas y boticas, llevaba unas gafas con lentes ahumadas.

– Por eso los niños que nos encontramos se comportaban de aquel modo, porque aborrecían la luz… -dijo Charlie-. Pensé que lo temían a él…

– Por lo que a los chicos se refiere, el miedo que le tienen ha de ser algo reciente, y, de todos modos, son las niñas las que más lo temen. Acontecieron determinados hechos que provocaron que las tachara de sucias…

– ¿Y qué hizocontigo, Mary? -preguntó Fitz.

La mediana de las Bennet hizo una mueca con la boca.

– Mi lengua indisciplinada, por supuesto. La había mantenido bien atada, comprendiendo que si me enfrentaba con él podría granjearme una sentencia de muerte. Pero cuando me dijo que Jesús era el resultado de una cínica colaboración entre Dios y Lucifer, no pude callarme. Le dije que estaba endemoniado y que era un malvado, y él salió huyendo, maldiciéndome. Ésa fue la última vez que lo vi. Me abandonaron allí, para que me muriera… y me habría muerto si no se hubieran producido aquellos corrimientos de tierras.

– Creo que decidió abandonarte después de encontrarse con nosotros -dijo un Charlie horrorizado-. Le dije que yo era Charles Darcy de Pemberley y que te estaba buscando. Seguramente le entró un terror pánico.

El interrogatorio que sufrió Mary a manos de Fitz aún duró varias horas, aunque ni a él ni a Angus les pareció que, al final, hubieran averiguado mucho al respecto, excepto por la Cosmogénesis. ¿No había tenido ningún contacto con los niños? No, ella aseguraba que no.

– ¡Ya es suficiente, caballeros! -dijo al final, cansada y un poco enojada-. No puedo adornar los hechos. Ustedes han visto a los treinta niños pequeños, yo sólo vi a los dos que ustedes vieron empujando la carretilla. Crean ustedes el testimonio de sus propios ojos, no lo que les cuento de oídas, porque al fin y al cabo sólo son cosas que me dijeron. Estuve encerrada siempre en mi celda, y no fui más allá de un túnel que conducía a un río subterráneo. Dondequiera que estuvieran encerrados los niños, no se les concedió permiso para ver a la mujer con la que Therese e Ignatius hablaban. Cuando le pregunté al padre Dominus por la celda, negó que la hubiera construido él. Pero dijo que quienquiera que la hiciera, la construyó hace mucho tiempo. Todo lo que puedo decirles es que los pobres niños fueron trasladados a un nuevo emplazamiento y no querían ir. Las razones del padre para trasladarlos las desconozco por completo, pero no eran muy recientes. Parece que se trataba de un antiguo plan.

– Dejemos esto ya -dijo Fitz, con la mirada clavada en el rostro de Mary-. Ya es suficiente. Tienes razón al pensar que tuvo lugar un corrimiento de tierras. Aunque las cuevas abiertas al público no sufrieron daños, el movimiento se notó en toda la zona, y por ahora todas las inspecciones de cuevas y grutas han quedado en suspenso, debemos suponer que en esa zona hay muchas cuevas que aún no se han explorado y que en alguna de ellas estarán los Niños de Jesús-. La cuestión es: ¿el corrimiento de tierras se produjo donde se encuentran ellos en este momento o en un lugar completamente distinto? La demencia del viejo estaba aumentando al parecer, así no podemos saber si los tiene encerrados, o si aún les deja vagar a sus anchas. Suponiendo que aún estén vivos, claro está…

No había modo alguno de ocultarle a Mary ciertos asuntos… Fitz le contó -y, forzosamente, lo tuvieron que admitir Elizabeth, Jane y Kitty- lo de los dos cuerpos que habían hallado. Algunas horas antes le habían comunicado la muerte de Lydia, así que la noticia de los niños ahogados casi hundió a Mary. Para su propia sorpresa tendió la mano a Angus, y éste se la cogió… ¡Qué consuelo!

– La niña muerta debe de ser la hermana Therese -dijo, parpadeando entre lágrimas-. Estoy segura de ello. Nunca me creí que hubiera una madre Beata. Creo que una vez que las niñas crecían, las mataban. Sí, el cuerpo de esa niña pertenece a la hermana Therese, y deseo que sea enterrada con toda dignidad. Que contraten a plañideras, y quiero una lápida en la cabecera, y que esté en tierra consagrada.

– Me ocuparé de ello… -dijo Angus-. Fitz tiene asuntos más importantes de los que ocuparse, Mary. No sé cómo podemos hacerlo, pero tenemos que encontrar a esos pobres muchachos. Si la locura del padre Dominus ha ido más allá de preservar la vida humana, entonces no se ocupará ya de los niños.

– ¿Te dio alguna razón que explicara por qué se hacía cargo de esos niños? -preguntó Elizabeth-. Al parecer los tenía bien alimentados, y les daba vestidos… ¿no sugiere eso que los quería, al menos al principio? Ya sé que tú piensas que los tenía aterrorizados, Charlie, pero si ese terror fuera lo habitual, los muchachos habrían huido y no se habrían quedado con él. Por lo que tú dices, Mary, el hermano Ignatius también lo apreciaba.

– El hermano Ignatius era muy inocente… Creo que el padre Dominus mantenía precisamente a los niños en esa ignorancia. Desde luego, nunca se les enseñaba a leer o a escribir. Ignatius me dijo que a él lo habían cogido cuando estaba en manos de unos amos malvados, pero si la hermana Therese y él no mostraban ningún signo de maltrato, quizá fueran arrebatados a edades muy tempranas a sus padres o… o incluso comprados a sus progenitores o a los administradores de los albergues para indigentes de las parroquias. Esos albergues pueden ser muy crueles, depende de la rapidez de los administradores. Seguramente no habría sido difícil hacerse con ellos a edades muy tempranas si había dinero de por medio. Respecto a la posibilidad de que los mate cuando lleguen a la madurez probablemente nunca lo sabremos, pues Ignatius era el mayor de todos los chicos, y Therese, la mayor de las chicas. -Mary suspiró y apretó con fuerza la mano de Angus-. Si está loco, y yo, desde luego, no dudo de que lo está, entonces el ser adorado por esas personitas inocentes debe de haber contribuido a que tenga una elevadísima opinión de sí mismo. No olviden ustedes que ellos trabajaban para él, y que no les pagaba nada. El evangelio de San Marcos dice: «Dejad que los niños se acerquen a mí». Si el padre Dominus se creía el elegido, casi se le podría encontrar sentido a todo esto.