– En ese caso, conoce la verdadera historia de Troya y del viaje de Ulises a través del océano.
– Es la razón por la que mis hermanas y yo estamos aquí. Hace diez años, después de otros muchos de estudios e investigaciones, llegamos a la conclusión de que habían sido los celtas y no los griegos quienes habían combatido contra los troyanos, y no por el amor de Helena sino por las minas de estaño de Cornualles, las que necesitaban para fabricar el bronce. Como ustedes, seguimos la estela de Ulises a través del Atlántico. Quizá le interese saber que su flota no fue destruida por las piedras lanzadas por los lestrigones, sino que se fue a pique por un huracán.
– ¿Qué pasó con el tesoro que transportaba la flota perdida?
– Fue rescatado hace ocho años y se utilizó para construir el imperio Odyssey.
Dirk permaneció muy quieto, pero sus manos temblaban ocultas debajo de la mesa. Una luz de advertencia parpadeaba en su cabeza. Estas mujeres quizá le perdonarían la vida a Summer, pero dudaba mucho que le dejaran ver el próximo amanecer.
– ¿Puedo preguntar en qué consistía el tesoro?
Epona se encogió de hombros.
– No veo ningún motivo para ocultar los resultados. No hay ningún misterio en nuestro logro. Los equipos de rescate recuperaron más de dos toneladas de objetos de oro, platos, esculturas y otros objetos decorativos celtas. Eran unos consumados maestros de la orfebrería. Todo eso, junto con miles de otras piezas antiguas, se vendieron en el mercado libre por todo el mundo, y recaudamos poco más de setecientos millones de dólares.
– ¿No fue algo arriesgado? -preguntó Dirk-. Los franceses que gobiernan Guadalupe, los griegos y las demás naciones europeas que una vez fueron regidas por los celtas, ¿no se presentaron para reclamar la propiedad del tesoro?
– Fue un secreto muy bien guardado. Todos los compradores de las piezas manifestaron el deseo de permanecer en el anonimato y todas las transacciones se hicieron con la máxima discreción, incluido el oro que está depositado en China.
– Se refiere usted a la República Popular China, por supuesto.
– Desde luego.
– ¿Qué pasa con los hombres que se encargaron del rescate? Seguramente habrán pedido una parte de lo recaudado, y conseguir que mantuvieran la boca cerrada no habrá sido fácil.
– No recibieron nada -respondió Epona, con un claro tono de burla-, y el secreto murió con ellos.
Dirk no pasó por alto el matiz.
– ¿Los asesinaron? -Lo dijo como si fuera un hecho más que una suposición.
– Digamos sencillamente que se unieron a las tripulaciones perdidas de Ulises. -Epona hizo una pausa y en su rostro apareció una sonrisa enigmática-. Ninguno de los que han venido a esta isla ha vivido para contarlo. Ni siquiera los turistas que fondean sus embarcaciones en la bahía o los pescadores que se pasan de curiosos. Ninguno ha podido relatar lo que ha visto.
– Hasta ahora no he visto nada por lo que valga la pena morir.
– Ni lo verá.
– ¿Por qué un comportamiento tan agresivo? -preguntó Dirk, inquieto-. ¿Cuál es la necesidad de asesinar a personas inocentes? Son ustedes unas psicópatas. ¿De dónde han salido, y qué esperan conseguir?
En la voz de Epona apenas si hubo algo de cólera cuando respondió a las preguntas.
– Ha acertado, señor Pitt. Mis hermanas y yo somos unas psicópatas. Dirigimos nuestras vidas y nuestras empresas sin la rémora de las emociones. Ésa es la razón por la que hemos llegado muy lejos y hemos conseguido tantas cosas en estos pocos años. Si nos dejaran librados a nuestros propios recursos, los psicópatas podríamos gobernar el mundo. No sabemos lo que es la moral, ni nos preocupa la ética. La carencia total de sentimientos hace que les sea más fácil lograr sus objetivos. Los psicópatas solemos ser genios y no nos importa nada más. Sí, señor Pitt, soy una psicópata y también lo son todas las que forman nuestra hermandad de diosas.
– La hermandad de diosas -repitió Dirk con voz pausada y acentuando cada palabra-. Así que se han elevado ustedes mismas a tal categoría. No tienen bastante con ser mortales.
– Todos los grandes líderes del pasado eran psicópatas, y algunos estuvieron muy cerca de gobernar el mundo.
– Como Hitler, Atila y Napoleón. Las instituciones psiquiátricas están a rebosar de internos con delirios de grandeza.
– Fracasaron por sobreestimar su poder. Nosotras no cometeremos el mismo error.
Dirk dedicó unos momentos a contemplar a las hermosas mujeres. No pasó por alto el detalle de que a su hermana le habían teñido los cabellos del mismo color rojo.
– A pesar de que comparten el mismo color de cabellos, no es posible que sean hermanas.
– No, en realidad no existen vínculos de sangre entre nosotras.
– Cuando dice nosotras, ¿a quiénes incluye?
– A las mujeres de la hermandad. Nosotras, señor Pitt, pertenecemos al culto druida. Seguimos las enseñanzas de los druidas celtas que se han transmitido a lo largo de los siglos.
– Los antiguos druidas eran más un mito que una realidad.
La irritación provocó un temblor en las comisuras de los labios de Epona.
– Han existido durante cinco mil años.
– Son únicamente personajes de leyenda. No hay ningún registro escrito previo al siglo anterior a Cristo respecto de su culto y ritos.
– No existen registros escritos, pero sus conocimientos y esferas de poder fueron transmitidos oralmente a través de cientos de generaciones. Los druidas tienen su origen en las antiguas tribus celtas. Sentados alrededor de las hogueras, ofrecían a su gente sueños de felicidad que hacían más llevadero el durísimo trabajo del día. Concibieron su misticismo, filosofía y percepción. Tuvieron el genio de crear una religión que inspiraba y alumbraba el mundo celta. Eran sanadores, magos, videntes, místicos, consejeros y, quizá lo más importante de todo, se convirtieron en maestros que estimulaban el deseo de aprender.
»Gracias a ellos, una mayor inteligencia comenzó a extenderse por todo el mundo occidental. Para convertirse en druida o druidesa, hombres y mujeres jóvenes estudiaban durante veinte años hasta convertirse en enciclopedias ambulantes. Diógenes afirmó que los druidas eran los filósofos más sabios del mundo. Las druidesas llegaron a convertirse en diosas y se les rindió culto en la cultura celta.
– El druidismo es una ilusión patética. -Dirk se encogió de hombros-. También era malvado. En aquel entonces celebraban sacrificios humanos, y en la actualidad ustedes cometen asesinatos y siguen con sus asuntos como si los muertos nunca hubiesen existido. El druidismo desapareció hace centenares de años y ustedes no quieren reconocerlo.
– Como la mayoría de los hombres, tiene usted una piedra en lugar de cerebro. El druidismo, aunque es un concepto muy antiguo, sigue hoy tan vivo como cinco mil años atrás. Usted no comprende, señor Pitt, que estamos viviendo un renacimiento. Gracias a que el druidismo es un conocimiento antiquísimo, espiritual y carismático, ha renacido en todo el mundo.
– ¿Eso todavía incluye los sacrificios humanos?
– Siempre que forme parte del ritual.
Dirk se sintió asqueado al pensar que estas mujeres podían creer y participar en el sacrificio religioso como una excusa para el asesinato. Comenzó a entender que si no podía coger a Summer y escapar de la isla, era probable que corrieran el mismo destino. Contempló la pulida superficie de la mesa, controló sus emociones, y advirtió que había una barra de cortina metálica que podía ser un arma estupenda.
– Con nuestra adhesión a los principios del druidismo -prosiguió Epona-, mis hermanas y yo hemos ayudado a crear una empresa formidable que interviene en el mercado inmobiliario, en la construcción y en otras actividades que estaban tradicionalmente en manos de los hombres, pero descubrimos que al actuar de forma colectiva podíamos superarlos todas las veces que fuera necesario. Sí, construimos un imperio, algo tan poderoso que muy pronto controlará la economía de la mayor parte del mundo occidental a través del desarrollo de la tecnología de la celda de combustible.