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Con la intención de ejercer un poco de control, separó los labios con renuencia de los de Vance y apoyó una mano en su cara. Necesitaba afeitarse. Le gustó la sensación áspera y masculina contra sus dedos.

– Me siento tan agradecida de que no sigas ahí afuera persiguiendo a ese miserable ser humano.

– Amén -murmuró sobre su tierno cuello.

– Dime qué sucedió. Necesito saberlo.

Con un suspiro resignado, la acercó más y durante un rato estuvo contándole los detalles de la captura.

– Después de esposarlo, el cuartel general me comunicó que el cuerpo del otro convicto, y el de un perro, habían sido hallados en un granero en Santaquin. Ambos habían recibido dos disparos.

– Espero que no me consideres horrible por decir esto -se agitó en sus brazos-, pero me alegro de que esté muerto. Ahora podremos contarle a Sarah que no debe preocuparse de que el otro hombre venga a buscarla.

– Yo me siento igual de aliviado -musitó con intensidad-. Sin duda cuando los forenses terminen con su trabajo, podrán relacionar las balas con el arma de Charlie. El departamento desconoce de dónde salió el perro. Al enterarme de que era blanco con manchas marrones, de pronto comprendí por qué Sarah había confundido a una vaca con un perro en tu adorno navideño.

– Va a necesitar terapia -se aferró a él.

– Hubo una época en que no creía en eso, pero hay ciertas experiencias en la vida que requieren ayuda exterior.

Ese reconocimiento hizo que se apartara y lo mirara a los ojos.

– ¿Quieres hablar de ello? -murmuró. Él asintió despacio.

– Cuando era policía, surgió una emergencia que hizo que todos los agentes, incluso lo que estaban fuera de servicio, tuvieran que responder. No pude ponerme en contacto con mi compañero, que probablemente había desconectado el teléfono para poder dormir. De modo que fui a su apartamento y entré por la puerta de atrás para despertarlo. Al llegar al dormitorio, descubrí a mi novia con él.

Brooke sintió un aguijonazo de angustia. Lo que le acababa de contar era mucho peor que lo que le había hecho Mark. Hundió la cara en su hombro.

– Dos de mis compañeros habían pasado por la misma experiencia y me sugirieron que no me vendría mal hablar con un profesional. Tenían razón. Cuando pierdes la confianza en ti mismo, te muestras tan irracional que es casi imposible recuperarla.

– Lo sé.

– Julia me habló de tu experiencia -confesó-. Es obvio que ambos las hemos dejado atrás. Ahora reconozco que elegí amar a una persona superficial. Pero nunca me di cuenta de lo superficial que era hasta que te conocí. Cielos, Brooke… -los ojos le ardieron como dos carbones al rojo-. Eres una mujer hermosa, pero por la forma en que acogiste a Sarah, sin cuestionarte nada ni pensar en ti misma, me di cuenta de lo hermosa que eras por dentro como persona. Eso es lo que he estado buscando. Una belleza interior que dure para siempre. Cuando esta noche Sarah contestó el teléfono y me dijo que ibas a adoptarla, supe que eras la mujer que quería como esposa.

Ella captó el temblor en su voz y no pudo resistir darle un beso.

– Supe que te quería como marido cuando me preguntaste cuál podía ser la mejor manera de ganarte la confianza de la pequeña. Tu sensibilidad es tan rara que algo dentro de mí me dijo que había encontrado al hombre que había estado buscando toda la vida. Comprendo que es demasiado pronto para decirlo… -la voz se le quebró-… pero no puedo evitarlo. Me he enamorado de ti, Vance.

– Yo también estoy enamorado de ti -musitó antes de cubrirle otra vez la boca-. Se lo dije a Sarah por teléfono. Lo que siento por ti no desaparecerá. El amor surgió sin que me diera cuenta, de lo contrario no habría tomado la decisión de dormir aquí la Nochebuena.

– Pero lo hiciste para protegernos.

– En parte, pero no fue el único motivo. ¿De verdad crees que tengo por costumbre pasar la noche con alguien involucrado en el caso que esté llevando en ese momento, en particular una mujer soltera? Si el departamento del marshal supiera que lo hice, me quitarían la placa.

– Aquella noche albergaba en secreto la esperanza de que quizá no quisieras dejarme.

– Ahora conoces la verdad -murmuró antes de volver a besarla. Varios minutos más tarde añadió-: Quiero quedarme contigo para siempre. Quiero casarme contigo, pero primero deseo que conozcas a mi familia. Quiero que Sarah conozca a todos los primos que va a heredar. Debemos tomar decisiones importantes. Sarah me ha hecho saber que me quiere en casa todo el tiempo.

– ¡Y yo! -exclamó con suavidad.

– ¿Qué te parecería trasladarte a Great Falls, donde podría dedicarme a llevar un rancho? Ese poni espera a Sarah.

– Creo que sabes lo que pienso -le tembló la voz-. En cuanto a la pequeña, estará encantada.

– Si hacemos eso -se puso serio-, significará arrancarte de tu hogar aquí y de tu empresa familiar.

– Después de que Sarah y tú os fuerais -comenzó con serenidad-, me quedé tan abatida que decidí que Dave llevara el negocio o comprara mi parte, con el fin de poder irme a otra parte a empezar una nueva vida.

– Me gusta eso de una nueva vida, mientras me incluyas en ese escenario -respiró hondo.

– ¿Qué es eso de un escenario? -los interrumpió una voz de niña.

Ambos giraron la cabeza hacia las escaleras y pronunciaron su nombre al unísono. Vance extendió los brazos.

– Ven aquí, mi pequeña vaquera, y te lo explicaré.

Sarah corrió hacia ellos.

– ¿Nos vamos a casar? -exigió en cuanto quedó envuelta en los brazos de él.

– Sí, cariño -Brooke esbozó una sonrisa radiante-. Lo haremos.

– Bien.

Lo siguiente que supieron es que había vuelto a ponerse de pie.

– ¿Adonde vas? -quiso saber Vance.

– ¡He de contárselo a Julia! ¡Me pidió que prometiera que la llamaría en cuanto fuera oficial! -indicó por encima del hombro.

Abrazados, estallaron en una carcajada. Ese solo era el comienzo…

REBECCA WINTERS

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