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Sea cual sea la actividad que desarrollen, los activos se consideran mejores.

Ver todos los temas como si fueran un guante. Volverlos del revés.

El intenta convencerla para que no llore de esta manera: ella no escucha. Ella llora a moco tendido para que él no hable: él no escucha.

Uno que adivina los pensamientos de los otros sin conocer los suyos.

Los que están presos admiran a sus capturadores, para conservar la vida. Cuanto más agradecidos y respetuosos hablen de ellos, mayores son sus esperanzas de poder escapar.

«¡Eres maravilloso! ¡Déjame libre!», decía el ratón al gato y le lamía las garras.

¡Qué rabia se les tiene a los aduladores cuando éstos reclaman que les devuelvan la alabanza!

Una fama grande como el sol; los golosos, royéndola, se queman los labios y la lengua.

Trasladar el hambre a la cabeza.

Es muy difícil no decir más que lo que uno quiere decir.

¡Estas afirmaciones que uno va soltando sin pensar a lo largo de la vida! Quizás hubiera podido decir exactamente lo contrario. Lo auténtico viene después, cuando uno ha dado sentido a estas afirmaciones. Primero son como programas vacíos. La música viene luego. ¡Qué maravillosa es a veces la música que uno inventa para los programas más tontos!

Cada observación que uno hace sobre sí mismo equilibrarla con cien hechas sobre los otros. Hay un ingrediente de satisfecha ternura incluso en las observaciones más duras de la propia persona.

La higiene debería ser un concepto central, si se investiga según el espíritu de Musil.

No es, como en Kafka, la higiene de un hombre amenazado, de un sectario. El entorno más verdadero en el que Kafka vivió jamás fue Jungbrunn; sólo gente igual a él, sólo sectarios de la higiene.

La higiene de Musil es la de un hombre que ama su cuerpo, que está satisfecho de él y que lo encuentra bello.

A través de su propio cuerpo comprende a las mujeres que se ocupan fundamentalmente del suyo.

A su espíritu lo trata como a un cuerpo del que, en última instancia, se puede fiar.

Lo terrible de los sentimientos de culpabilidad: que ni siquiera ellos corresponden a algo real.

F., el perfecto hipócrita, se disculpa profusamente de cada uno de sus malos sentimientos; con ello quiere dar la impresión de que ocurren en él raras veces. De esta manera puede silenciar del todo los peores; su probidad borra todas las huellas.

El que se enterara de todas sus costumbres ya no sabría quién es.

Encontrar una palabra más fuerte para amor, una palabra que fuera como viento, pero de dentro de la tierra; una palabra que no necesite montañas, pero sí inmensas cuevas en las que morar, desde las que, atravesando valles y llanuras, salga de repente impetuosa; como un río, pero que no sea agua; como fuego, pero que no queme; que reluzca toda ella, como cristal, pero que no corte; que sea transparente y toda ella forma una palabra como la voz de los animales, pero que ellos se entiendan; una palabra como los muertos, pero que todos vuelvan a vivir.

Alegrías que nos representan mejor ante el dolor.

En el periódico está todo. Basta con que uno lo lea con suficiente odio.

Montañas, montañas: lo estáis viendo todo y aún no habéis caído sobre nosotros.

Una única mujer joven fea: en su inútil esperanza hace que el amor, pues ya no valía casi nada, vuelva a ser algo precioso.

El 17 de enero de 1776, en Tyburn fueron ahorcados juntos dos gemelos. «Cuando les quitaron el carro de debajo de los pies, sus manos se juntaron. Así estuvieron bamboleando casi un minuto. Luego, cuando perdieron la conciencia, sus manos fueron soltándose poco a poco.

Bondad, dice él. Pero ¿qué quiere decir? No podía decirlo con más precisión. Se refiere a un estado de vigilia que no permite que le engañen en nada ni se engaña a sí mismo en nada. Se refiere a una aguda desconfianza frente a todo uso del hombre para fines que dicen ser «superiores» pero que sólo son los fines de otros. Quiere decir franqueza y espontaneidad, una incansable curiosidad por la gente a la que implica y comprende. Quiere decir agradecimiento por aquellos que en realidad no han hecho nada por uno, pero que se dirigen a uno, le miran y tienen palabras para él. Quiere decir recuerdo que no omite nada ni abandona nada. Quiere decir esperanza a pesar de la desesperación, pero que no pasa ésta en silencio. Se refiere también a los animales, aunque nosotros los comemos. Se refiere especialmente a todo aquello que es más estúpido que uno mismo. Se refiere a la impotencia y jamás al poder. El que es bueno para con éste, el que se doblega a él o lo halaga para protegerse, este es malo. Quiere decir pasión que permite también la pasión de los otros. Quiere decir asombro. Pero quiere decir también preocupación. No quiere decir majestad, arrogancia, grandeza, endiosamiento, dureza y orden con los que uno doblega a los demás. La bondad a la que el se refiere es un movimiento espiritual y lo pone todo en duda. No quiere decir la bondad que hace carrera, sino aquella que de repente está ahí con las manos vacías. Quiere decir capacidad para dejarse conmover por algo, incluso en la más avanzada edad, en la ira y en la acusación; pero sólo en el caso de que esta bondad no reporte ningún poder al iracundo o al acusador. Quiere decir también lenguaje, no quiere decir en modo alguno silencio. Quiere decir también saber, pero no un cargo, un puesto, un sueldo. Quiere decir preocupación por los hombres aquí, no intercesión por su alma.

1970

Toda responsabilidad está oculta. Al estar oculta es indestructible.

El no es pueblo, es todos los pueblos.

Se atreven a ponerme delante a los organizadores, los managers, los delegados, cuando, al fin, arremeto contra el poder.

Dialéctica, una especie de dentadura.

«Pues ni tan sólo una de las criaturas debe ser borrada de este mundo.»

A uno, cuando se siente muy humillado, sólo le queda hacer una cosa: levantar y consolar a otro humillado.

«No se adhiere a ninguna escuela y, no obstante, no rechaza ningún pensamiento porque provenga de otro.» (Xuang-Tse.)

La realidad de lo fantástico en Xuang-Tse. Lo fantástico nunca queda reducido a algo ideal. Lo intocable es la realidad misma y no algo que está detrás de ella.

Del Taoísmo siempre me ha atraído el hecho de que conozca y apruebe la metamorfosis, sin llegar a la posición del idealismo hindú o europeo.

El Taoísmo da la máxima importancia a la longevidad y a la inmortalidad en esta vida, y las muchas y muy distintas formas que esta religión proporciona son de este mundo. Es la religión de los poetas, aunque éstos no lo sepan.

La tensión que existe entre las tres grandes doctrinas de China -entre Mencio, Mo-Tse y Xuang-Tse – la veo como algo actual; la tensión que se da en el hombre moderno no puede verse de un modo más preciso. La tensión de la tradición europea, la que existe entre lo «terreno» y lo «ultraterreno» me parece falsa y artificial.

No hay ninguna lectura que esté tan cerca del hombre de hoy como los primitivos filósofos chinos. No hay nada que no sea esencial. Estos autores, mientras es posible, le ahorran a uno la deformación debida a lo conceptual. La definición no es un fin en sí mismo. Se trata siempre de las posibles actitudes en relación con la vida y no con los conceptos.