Выбрать главу

– Es un gran honor. Es extraño que, pese a la vieja relación de su familia con la reina, haya entablado amistad con la señorita Bolena. Y doy fe de que su aprecio es genuino, señorita Elizabeth. Se dice que s una mujer muy inteligente e ingeniosa, virtudes muy apreciadas por el rey.

– Es cierto. Pero también tiene mucho miedo. Su tío la manipula como un mago malvado. Y me pregunto si el rey se casará con ella. Además, Ana no se hace amigos con facilidad. Qué triste. Soy muy afortunada por ser la heredera de Friarsgate y vivir en el norte.

– Pero, aun así, debe de sentirse excitada ante la fiesta en su honor, señorita Elizabeth. Mi amo me ha contado sobre las máscaras y los trajes que ha confeccionado para ustedes.

– ¿Trajes? -La joven lanzó una carcajada, pues, conociendo a Thomas Bolton, debería haberlo imaginado. Por supuesto que el tío las iba a disfrazar-. ¿Y qué ha inventado esta vez? Sé que las máscaras son de ovejas. Pero no sé con qué traje completaremos el disfraz.

– Le sorprenderá bastante, señorita Elizabeth. Pero será mejor que se lo pregunte a su tío. No quiero arruinarle el placer de darle la sorpresa.

– Entonces no me iré a dormir hasta que regrese. – William Smythe se sintió reconfortado. La señorita Elizabeth siempre le levantaba el ánimo con su sola presencia.

– ¿Le digo al cocinero que ya estamos listos para la cena?

La joven asintió.

– Comeremos juntos, Will.

– Pero no me sonsacará más información -y le dedicó una sonrisa, algo poco habitual en él.

Poco antes de la medianoche Thomas Bolton regresó y encontró a su secretario y su sobrina riendo juntos.

– Así que era aquí donde te habías refugiado, cachorrita -dijo a modo de saludo-. Todo el mundo notó tu ausencia y si Flynn Estuardo no hubiese estado presente durante la velada, tu reputación se habría dañado. Dicen que lo vieron abrazarte esta tarde junto al río y que también te besó. ¿Es cierto?

– Flynn Estuardo me enseñó a tirar al blanco porque habrá un torneo de arquería en mi fiesta de cumpleaños. Me pareció que sería una descortesía no participar en la competencia y que debía aprender lo mínimo indispensable. Sus brazos me rodearon para guiarme en el primer tiro. ¿Qué tiene de malo? -Elizabeth estaba molesta.

– ¿Y se dieron un beso, pequeña? -insistió lord Cambridge.

La irritación de su sobrina le sirvió como respuesta.

– Sí, cuando logré dar en el blanco en lugar de lanzar la flecha al río. Algo tan insignificante que ni siquiera vale la pena mencionarlo, tío.

– Sin embargo, el caballero se sonrojó cuando lo comentaron en la corte, tesoro. Y nadie logró sacarle una palabra. No lo desmintió y tampoco dijo que fuera cierto.

– Porque fue irrelevante, tío. Un beso de felicitación entre amigos.

– Para colmo, te fuiste del palacio de inmediato.

– Porque estaba aburrida, tío. El rey es encantador. La señorita Bolena es deliciosa, la intriga palaciega es fascinante, pero no me siento parte de ese mundo, ni quiero serlo. A la gente la sorprende que Ana Bolena organice una fiesta en mi honor. A mí no me asombra en absoluto. Ana está tan aburrida como yo, tío. Si me quedaba en palacio, estaba forzada a escuchar los maliciosos comentarios de Philippa y sus amigos. Y por una vez preferí evitarlos. Así que volví a casa, comí bien, y bebí un delicioso vino en la excelente compañía de Will. Me quedé despierta para esperarte, tío; oí que estás confeccionando trajes para nosotros. ¡Cuéntame, por favor!

Lord Cambridge se echó a reír.

– Quiero que seamos la comidilla de la corte en los meses venideros. Así que luego de reflexionar un poco decidí que las máscaras no eran suficientes para cumplir mi objetivo. Como sabrás, muchos cortesanos se burlan de tu origen. Por supuesto que no lo hacen delante del rey, pero sí entre ellos. Son criaturas de nobles apellidos, mentes limitadas y espíritus ruines, sin un penique en el bolsillo que haga honor a sus nombres. Y, sin embargo, se consideran superiores a casi todo el mundo. También se burlaban de los orígenes humildes de Wolsey, aunque le temían porque era un hombre poderoso. Se sienten amenazados por los ricos que llegan a la corte y que pueden ofrecerle al rey algo mejor que un admirable árbol genealógico, algo como, por ejemplo, inteligencia Entonces pensé que sería divertido revelar a esos caballeros y damas de la nobleza la más pura verdad sobre tu origen. El rey y la señorita Ana entenderán la intención y se divertirán mucho. Nuestros disfraces serán casi idénticos. Luciremos casacas de piel de oveja sin mangas, con el rulo de la lana hacia afuera. Nuestros jubones serán de seda, con algunos cuantos cortes por los que asomarán mechones de lana. Tu traje será claro y el mío negro, pues soy la oveja negra -lanzó una carcajada-. Las calzas también tendrán cortes y mechones de lana. Y llevaremos medias de seda y zapatos negros de cuero bien brillantes, simulando las pezuñas de las ovejas. Respecto de las máscaras, serán rostros de ovejas, la tuya será de oro y la mía de plata.

– ¡Tío! Tienes una mente maquiavélica. Claro que lograremos ser la comidilla de la corte durante muchos meses. Por ahora, no le contemos nada a Philippa. Al final, va a ceder y se unirá a nosotros con su disfraz de pavo real. Tiene sentido del humor y sabrá apreciar la broma. Aunque no le gustará que ande por ahí mostrando mis piernas, estoy segura. Me parece muy audaz tu idea, pero sabías que contabas conmigo para esta travesura, ¿verdad?

– Cachorrita, esta será tu victoria. Luego, podrás volver a tu amado Friarsgate. Quiero que disfrutes de esta pequeña aventura antes de dejar el palacio. La corte no es para ti. No sé cómo pude equivocarme tanto, ¿Por qué me habré dejado convencer por tu madre? En el caso de Philippa y Banon funcionó. Pero no en tu caso, Elizabeth. Francamente, no tengo la menor idea de cómo haremos para conseguirte esposo, pero lo cierto es que este no es el sitio adecuado. Te pido mil disculpas. -Lord Cambridge se inclinó, tomó las manos de su sobrina y las besó con ternura.

– Tío, no debes pedirme perdón de rodillas. Bien podría haber regazado la propuesta de mi madre. Sin embargo, acepté venir a la corte y fue una experiencia interesante. Estoy feliz de haber conocido al rey Enrique y a la pobre señorita Bolena.

– Y a Flynn Estuardo -agregó con malicia.

Elizabeth rió.

– ¿Alguna vez fui una doncella ingenua, tío?

– Nunca. Y, además, el joven es muy hermoso.

– Sí, es cierto, pero lejos está de ser el hombre que necesito. -Elizabeth jamás iba a confesar sus fantasías con respecto a Flynn Estuardo

– Los hombres audaces son los más interesantes, pequeña -acotó Thomas Bolton.

– He aprendido lo que deseaba aprender, tío. Ahora iré a dormir y a soñar con Friarsgate y mis ovejas.

– ¿Es cierto que has abandonado tu cacería? -quiso saber William Smythe.

Lord Cambridge asintió.

– Pensé que podría atrapar al hijo de uno de esos nuevos ricos que pululan por la corte, o que encontraría un padre ansioso por deshacerse de su muchacho y enviarlo al norte. Pero me equivoqué. Quienes se acercan a la corte lo hacen por ambición, pues esperan encontrar aquí una interesante oportunidad. En fin, Will. Alcancé la cima del éxito con Philippa. Conseguirle un marido conde fue una verdadera hazaña. Esta vez fallé. Estoy seguro de que existe un hombre para Elizabeth, pero no aquí.

– ¿Y el escocés no sirve?

– Es demasiado escocés. No se sentiría a gusto en Friarsgate. Debo procurar que no seduzca a mi sobrina del alma. Ese hombre tiene una mirada muy peligrosa, querido. Dejaré que Elizabeth juguetee un poco con él, pero los vigilaré de cerca.

– Es tarde, milord -dijo William Smythe.

– Sí, y me doy cuenta, para mi sorpresa, de que ya no soy tan joven como lo fui alguna vez. Vamos a la cama, querido. Ya pronto va a amanecer.

Al día siguiente, sir Thomas Wyatt intentó besar a Elizabeth y a cambio recibió una fuerte bofetada.