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– Estoy bien -musitó ella.

– Ese abogado estará aquí esta noche. Es bueno. Se dedica al derecho penal desde hace veinte años. Consiguió la libertad de un sospechoso en un caso de robo en donde yo fundamenté la acusación. Cualquiera que haga eso tiene que ser capaz, tú lo sabes.

– Rhyme, vamos a ver. ¿Por qué se iba a tomar tanta molestia? Soy una extraña que saqué a un asesino de la cárcel y maté a uno de los policías locales. No tengo ninguna posibilidad.

– Hablaremos de tu caso más tarde. Tengo que preguntarte algo más. Pasaste un par de días con Garrett. ¿Hablasteis de algo?

– Ya lo creo.

– ¿De qué?

– No lo sé. Insectos. Los bosques, el pantano… -¿Por qué le preguntaba esas cosas?-. No me acuerdo.

– Necesito que te acuerdes. Necesito que me repitas todo lo que dijo.

– ¿Por qué molestarse, Rhyme? -insistió.

– Vamos, Sachs. Complace a un viejo inválido.

Capítulo 40

Lincoln Rhyme estaba solo, en el laboratorio improvisado, mirando los diagramas de evidencias.

ENCONTRADO EN LA ESCENA PRIMARIA DEL CRIMEN – BLACKWATER LANDING

Kleenex con sangre

Polvo de caliza

Nitratos

Fosfatos

Amoniaco

Detergente

Canfeno

ENCONTRADO EN LA ESCENA SECUNDARIA DEL CRIMEN – EL CUARTO DE GARRETT

Almizcle de mofeta

Agujas de pino cortadas

Dibujos de insectos

Fotos de Maiy Beth y de su familia

Libros de insectos

Hilo de pescar

Dinero

Llave desconocida

Queroseno

Amoniaco

Nitratos

Canfeno

ENCONTRADO EN UNA ESCENA SECUNDARIA DEL CRIMEN – LA MINA

Vieja bolsa de arpillera – Con un nombre ilegible

Maíz

¿Forraje y cereales?

Huellas de algo chamuscado

Agua Deer Park

Crackers de queso

Mantequilla de cacahuete Planters

ENCONTRADO EN LA ESCENA SECUNDARIA DEL CRIMEN – EL MOLINO

Pintura marrón en los pantalones

Drosera

Arcilla

Musgo de turba

Zumo de frutas

Fibras de papel

Cebo de bolas malolientes

Azúcar

Canfeno

Alcohol

Keroseno

Levadura

Luego estudió el mapa, y recorrió con sus ojos el curso del río Paquenoke desde el pantano Great Dismal, por Blackwater Landing, hasta la terminación en meandros al oeste.

Había un pico en el rígido papel del mapa, una arruga que daban ganas de alisar.

Esa ha sido mi vida en los últimos años, pensó Lincoln Rhyme: picazones que no pueden rascarse.

Quizá pronto sea capaz de hacerlo. Después de que la doctora Weaver corte y suture y me llene con sus pociones mágicas y los ungüentos de tiburones jóvenes… quizá entonces sea capaz de deslizar la mano por mapas como esos y alisar una pequeña arruga.

Un gesto innecesario, realmente sin sentido. Pero qué victoria sería.

Sonaron unas pisadas. Botas, dedujo Rhyme por el sonido. Con sólidos tacones de cuero. Por los intervalos entre las pisadas tenía que ser un hombre alto. Rhyme esperaba que fuera Jim Bell y así resultó.

Respiró con cuidado en el controlador que manejaba su silla de ruedas y se alejó de la pared.

– Lincoln -exclamó el sheriff-. ¿Qué pasa? Nathan dijo que era urgente.

– Entra. Cierra la puerta. Pero primero, ¿hay alguien en el vestíbulo?

Bell dibujó una débil sonrisa ante tanta intriga y miró con cuidado.

– Vacío.

Rhyme pensó que el primo de este hombre, Roland, hubiera pronunciado algún dicho del Sur. «Tranquilo como una iglesia el día de paga» era uno que había escuchado decir de vez en cuando al Bell del norte.

El sheriff cerró la puerta y luego se acercó a la mesa, se apoyó en ella y cruzó los brazos. Rhyme se volvió un poco y siguió estudiando el mapa de la región.

– Nuestro mapa no abarca suficiente terreno al norte como para mostrar el canal del pantano Dismal, ¿verdad?

– ¿El canal? No, no aparece allí.

Rhyme preguntó:

– ¿Qué sabes de él?

– No mucho, realmente -dijo Bell con deferencia. Conocía a Rhyme desde hacía poco tiempo pero sabía cuándo hablar con franqueza.

– He estado investigando un poco -dijo Rhyme, señalando el teléfono-, el canal del pantano Dismal es parte de la Vía Navegable Intercostera. ¿Sabes que puedes tomar un barco desde Norfolk, Virginia y navegar hasta Miami sin tener que salir a mar abierto?

– Seguro. Todos en Carolina conocen la Intracoastal. Nunca navegué por ella. No soy un gran navegante. Me mareo viendo Titanio.

– Tardaron doce años en construir el canal. Tiene veintidós millas de largo. Se cavó totalmente a mano. Sorprendente, ¿no crees?… Relájate, Jim. Ya llegaremos al tema. Te lo prometo. Mira a esa línea de allí, la que está entre Tanner's Corner y el río Paquenoke. G-l 1 a G-10 en el mapa.

– ¿Te refieres a nuestro canal, el canal Blackwater?

– Exacto. Bien, un barco podría navegar por ahí hasta el Paquo, luego al Great Dismal y…