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– ¡Sí! En sus últimos momentos, a Poe le parece que un amigo sólo puede herirlo, monsieur Clark. ¿No podemos decir por qué? ¿No podemos encontrar el origen de esos sentimientos en los postreros pasos del poeta? Él se arriesga a encontrar al doctor Brooks, y en su lugar se encuentra con que no hay casa. Se encuentra con un viejo amigo en el tren, sólo para verse obligado a compartir una peligrosa tentación. Menciona a su amigo el doctor Snodgrass una vez está en el Ryan's, sólo para verse enfrentado con las miradas de desaprobación de Snodgrass y con la obvia aunque silenciosa acusación de que Poe es un borracho empedernido. Su propio pariente, Henry Herring, está junto a él en el Ryan's, pero en lugar de llevárselo a su casa lo envía solo a un hospital en decadencia.

»¿Cree usted, y podríamos consultar a mayor abundamiento la prensa antialcohólica, que Poe hubiera convocado al doctor Snodgrass, entre todas las personas de la tierra, si estuviera en medio de esta supuesta borrachera? No negaremos que monsieur Poe confesó haber bebido en exceso durante unos períodos de su vida, y también estaríamos dispuestos a admitir que estableció una pauta para reformarse, alternándola con algún retorno al exceso. Pero precisamente por eso, como bebedor y como sobrio experimentado, podemos interpretar de manera inteligente su concreta mención de Snodgrass hecha a monsieur Walker en el Ryan's. Podemos interpretar esa mención desde el adecuado punto de vista. Si Poe hubiera estado en plena borrachera, y por tanto hubiera quebrantado su voto, la última persona a la que habría nombrado habría sido a un destacado dirigente del movimiento antialcohólico local como Snodgrass. Por añadidura, Poe pudo haber escuchado en una conversación en Ryan's, mientras estaba allí, que monsieur Walker trabajaba como tipógrafo en el Baltimore Sun, de modo que Walker hubiera sido un testigo directo de su situación. Por añadidura de nuevo, si Poe hubiera leído algún número de los periódicos recientes, habría visto que Snodgrass sólo un día antes había obligado a destituir al candidato de su organización, John Watchman, por beber, y que andaría buscando una compensación a ese episodio, como lo haría cualquier político. No, Poe dijo el nombre de Snodgrass a Walker como un mensaje, como si, utilizando más palabras, señalara: "Yo no he bebido; en realidad he sido tan moderado, si no completamente abstemio, que el único nombre que puedo pronunciar para que acuda en mi ayuda será el de un ávido y estricto antialcohólico, y se lo diré a un tipo que trabaja para la prensa."

Duponte continuó:

– Volvamos a nuestro tren. Poe se ha separado de su amigo, quien, supongamos, se apea del tren primero o, simplemente, regresa a un vagón distinto. Afligido por sus convulsiones, Poe es observado por un solícito revisor, quien decide que Poe ha enfermado: ¡cómo podía desconocerlo el revisor! Por la razón que sea, supone que es probable que Poe cuente con personas que cuiden de él en Baltimore, o el mismo Poe tal vez murmura algo que el revisor interpreta de este modo. Viendo en ello una oportunidad de mostrarse benevolente, el revisor traslada a Poe a un tren que parte en sentido contrario al llegar al siguiente depot (que según me consta es como los americanos llaman a las estaciones), quizá en Havre de Grace.

»Siguiendo con el razonamiento, podemos pensar con más seguridad en lo sucedido en el hospital. Poe responde a las preguntas del médico que no sabe cómo ha llegado a Baltimore o por qué: él no puede explicar estos hechos. No se debe a días enteros de francachela. Tampoco le han administrado opiáceos unos diablos político como afirma el barón. Por eso Poe se refiere a su segunda llegada a Baltimore, después de haber partido de esta ciudad, y ha estado inmerso en una nube de confusión sobre cómo acabó en un tren de regreso. Así hemos impugnado las pretensiones de la prensa antialcohólica acerca de Poe, y también el argumento del barón de que P0€ fue raptado por un club político.

Yo podía ver cómo habíamos demostrado que las proclamas de la prensa antialcohólica eran falsas, pero no relacionamos eso con el argumento del barón. Planteé la cuestión a Duponte.

– ¿Recuerda la conclusión del barón en este punto, monsieur Clark, tal como la escribió en su cuaderno?

La recordaba.

Los matones políticos de los whigs del Distrito Cuarto, que tenían su cuartel general en el garito de la compañía de bomberos Vigilant, frente al Ryan's, llevaron al indefenso poeta a una bodega junto con otros desdichados: vagabundos, gentes de paso, haraganes y extranjeros. Esto explica por qué Poe, un bien conocido autor, no fuera visto por nadie en el transcurso de aquellos pocos días.

– ¿Ve usted que en el asunto del reconocimiento el barón tergiversó la lógica? Como resultado de las iniciativas del propio barón respecto de la prensa de Baltimore y de otros lugares, y debido a los numerosos volúmenes biográficos y artículos que siguieron a la muerte de Poe, el retrato de éste ha sido ampliamente difundido entre las masas, y su rostro se ha vuelto conocido, pero sólo tras su muerte. Antes de ésta, cuando Poe vivía, sólo hubiera sido reconocido, en general, entre las gentes de letras y los ávidos lectores, a quienes en última instancia hubiera sido muy improbable encontrar en la calle, pues pasarían las horas diurnas encerrados en oficinas, bibliotecas y salas de lectura. Así pues, que no se tuviese noticias de que Poe fuera visto en el transcurso de esos días resulta muy poco sorprendente y en absoluto notable. Por añadidura, como visitaba Baltimore y no había anunciado su estancia, nadie hubiera esperado ver a Poe por la ciudad, ni siquiera sus parientes. Esto, si pensamos en cómo funcionan la mente y el ojo humanos, reduce grandemente el reconocimiento. ¿Ha tenido ocasión de darse cuenta de cómo, cuando inesperadamente se encontraba con un amigo íntimo en un local donde no contaba con encontrarlo, necesita algo más de tiempo de lo usual para captar la identidad de esa persona en su cerebro, o sea más tiempo del que ha precisado para ver a alguien con quien lo une mucha menos intimidad? Este último caso se aproxima más al extraño en la calle, que resulta más fácil de identificar.

»Es un fallo generalizado en el que incurren también los periódicos, monsieur Clark. Examine el extracto del Herald de Nueva York y verá.

Abrí mi libreta, donde había escrito el testimonio que había pensado prestar ante el tribunal aquel día. La parte relevante acerca de la muerte de Poe, escrita por su corresponsal en Baltimore, rezaba así:

El pasado miércoles, día de elecciones, fue hallado cerca del colegio electoral del Distrito Cuarto, víctima de un ataque de manta a potu, y en situación de choque profundo. Reconocido por algunos de nuestros ciudadanos, fue colocado en un carruaje y enviado al hospital Washington, donde ha sido objeto de todas las atenciones.

– ¿Advierte el fallo, monsieur Clark? El corresponsal en Baltimore se empeña en mantener los hechos en su verdadera forma. Por ejemplo, es muy riguroso y concreto en que Poe fue colocado en un carruaje por otros que no lo acompañaron, de lo que en breve tendremos testimonio. Pero por otra parte sabemos que Poe no fue reconocido por unos ciudadanos. Eso lo ha escrito para nosotros un testigo de primera mano.

– ¿Se refiere usted a la nota de Walker al doctor Snodgrass, que encontramos entre los papeles del propio Snodgrass?

– Así es. Walker escribe: «Hay un caballero extremadamente fatigado en Ryan's, colegio electoral del Distrito Cuarto, que dice llamarse Edgar A. Poe, el cual parece hallarse en una situación de grave apuro», etcétera. Para Walker, Poe es «un caballero». Sólo porque Poe le comunica su nombre, Walker puede decirle a Snodgrass quién está en situación de apuro. El lenguaje empleado por Walker («que dice llamarse Edgar A. Poe») sugiere que abriga alguna sospecha de que el hombre ¡se llame de otra manera! Como si aquél fuera un alias. ¿Por qué no escribió en lugar de eso «El caballero Edgar A. Poe se halla en situación de grave apuro»?