Siempre buscaba menciones de él -bajo algún nombre inventado, por supuesto- en las columnas de los periódicos relativas a lugares lejanos.
A veces estaba seguro de encontrar una referencia a mi viejo amigo, aunque nunca se revelaba directamente y, por lo que sé, nunca regresó a Estados Unidos. Había veces que tenía un vago presentimiento de que aparecería inesperadamente cuando más lo echaba de menos; por ejemplo, en un período en que Hattie cayó desconcertantemente enferma, o en aquellos meses en que a Peter no pudo localizársele en su época de general, que dio mucho que hablar, durante la guerra.
A lo largo de muchos años sentí que, en cierto sentido, estaba esperando. Esperaba contar mi historia, la historia de Edgar Poe, esperaba que llegara un tiempo en que la mente de Poe fuera desvelada, esperaba que un día otros necesitaran lo que yo había encontrado en Edgar Poe. Escribí esta historia con cuidadosa caligrafía en unos cuadernos: necesité más de uno, pues siempre estaba añadiendo impresiones. Y aún espero escribir más.
A veces saco el bastón de Malaca de su lugar para sentir su peso en las manos, y cuando estoy solo y desenvaino el reluciente estoque, me río con un sobresalto y pienso en Poe, elegantemente vestido a su llegada a Baltimore, con el bastón de Malaca dando confiada seguridad a sus pasos.
Hattie quería saber más acerca de Duponte. Incluso expresaba envidia por su tía, que había tenido unos breves encuentros con él, aunque de ese tema estaba prohibido hablar con la tía Blum, incluso en su vejez. Hattie a menudo me pedía mi opinión final sobre él y su carácter. No podía dársela. No podía expresar nada que se aproximara. Conservaba el retrato que fue pintado tantos años antes, pero lo que me había parecido una réplica exacta, ahora se me antojaba que no tenía nada que ver con Duponte ni, en su caso, con el barón. O más bien no se parecía ni lejanamente a Duponte en comparación con las imágenes que de él conservaba en mi mente.
Pero permanecía en la biblioteca de Glen Eliza, donde él estuvo sentado. Cuando hablaba de él, los invitados a cenar llegaban a maravillarse de que existiera un hombre tan raro. Aquí disminuía el interés de Hattie por el tema de Duponte. «También lo hiciste tú, querido Quentin», solía decir Hattie. Y entonces, al percibir mi mirada sombría ante su afirmación, me amonestaba en broma: «Sí, lo hiciste, lo hiciste.»
Nota histórica
Edgar Allan Poe murió a la edad de cuarenta años en un hospital de Baltimore el 7 de octubre de 1849, tras haber sido encontrado en situación apurada en el hotel y taberna Ryan's. El 26 o 27 de septiembre, Poe abandonó Richmond, Virginia, en barco, para dirigirse a su casa de campo en Nueva York, siguiendo un itinerario que incluía una parada en Filadelfia, para editar un libro de poemas de una escritora llamada Marguerite St. León Loud. Poe pidió a su suegra Maria Clemm, que le enviara una carta a Filadelfia dirigida a E. S, T. Grey, un seudónimo. Pero Poe, por lo que sabemos, nunca llegó a Filadelfia ni regresó a su casa de Nueva York. En lugar de eso efectuó una visita final y no anunciada a Baltimore. Los detalles de su paradero en los cinco días siguientes -desde su llegada en barco a su aparición en el Ryan's un día de elecciones- se han perdido casi por entero. Sigue siendo uno de los más persistentes vacíos de la historia de la literatura.
El día 8 se efectuó un breve entierro oficiado por el reverendo William T. D. Clemm en el cementerio presbiteriano de Westminster. El acompañamiento lo integraban cuatro personas: los parientes dé Poe Neilson Poe y Henry Herring, su colega el doctor Joseph Snodgrass y su antiguo condiscípulo Z. Collins Lee. Los informes sobre las circunstancias y causas de la muerte fueron confusos y contradictorios, y añadió más confusión la publicación de una necrológica por Rufus Griswold, en la que los hechos e incluso las citas estaban falseados. Con el paso de las décadas, las teorías y los rumores sobre el fallecimiento de Poe se multiplicaron, esparcidos por quienes lo conocieron y por quienes no.
La sombra de Poe trata de los detalles sobre la muerte de Poe recogiendo los más auténticos, combinados con descubrimientos originales que previamente nunca se publicaron. Todas las teorías y análisis relacionados con la muerte de Poe que aparecen en este texto se basan en hechos históricos y pruebas sólidas. La investigación original se ha hecho mediante numerosos recursos, incluidos archivos y fondos de seis estados diferentes, con el propósito de dotar a la novela de un examen definitivo del tema. Algunas de las nuevas aportaciones al conocimiento y que aparecen aquí por vez primera incluyen: el incendio de la casa de N. C. Brooks en torno al tiempo de la llegada de Poe a Baltimore y su frustrada visita; [8] el papel de George Herring como presidente de los whigs del Distrito Cuarto y su presencia en el Ryan's en época de elecciones, y la probable relación con la hasta el momento no explicada llegada de Henry Herring al Ryan's el 3 de octubre; el papel relevante de Joseph Snodgrass en las comisiones antialcohólicas a favor de la ley del domingo, y también su papel capital en reparar el daño causado por el tropiezo del candidato John Watchman inmediatamente antes de las elecciones del 3 de octubre; la existencia del poema «The Strange's Doom», de 1851, de la escritora de Filadelfia Marguerite St. León Louds, posiblemente el primer poema publicado sobre la muerte de Poe, y que en esta novela se relaciona con él, se analiza y se vuelve a publicar; y la existencia, nunca descubierta con anterioridad, de una carta a «Grey, E. S. F.» esperando en la oficina de correos de Filadelfia las últimas semanas de la vida de Poe (con toda probabilidad la última escrita por Poe), así como el análisis original presentado aquí sobre las razones del extraño uso que hizo Poe del seudónimo «Grey».
Otros detalles singulares que se incluyen son: los relativos a la relación de Poe con una iniciación para ingresar en los Shockoe Hilí Sons of Temperance [Hijos de la Templanza], el gesto de los empleados del Patriot de Baltimore de recaudar dinero para la lápida de Poe, la preparación de una oración fúnebre más larga de la que pronunció el reverendo Clemm en el entierro de Poe, la descripción física de la nota de Walker y el poco conocido poema sobre la muerte de Poe escrito por el doctor Snodgrass y parcialmente reproducido aquí.
Aunque incorpora toda la investigación posible para clarificar los hechos, esta novela intenta mantenerse históricamente fiel a lo que los personajes pudieron haber sabido de Poe en torno al año 1850, lo cual difiere en ocasiones de lo que sabemos ahora. (Buenos ejemplos de ello son el año y lugar del nacimiento de Poe y las características de su adopción por la familia Allan, y que se mantuvo en discusión durante décadas después de la muerte de Poe, en parte porque éste oscureció los detalles de su biografía.) Todas las citas de periódicos sobre la muerte de Poe y las particularidades relacionadas con ella provienen de auténticos artículos del siglo XIX, y todas las citas atribuidas a Poe fueron escritas o dichas por él. A la edad de veinte años, Edgar Allan Poe actuó como agente de su futura suegra, Maria Clemm, en la venta de un esclavo también de veinte años llamado Edwin, por cuarenta dólares, a una familia negra de Baltimore, única manera de apartar a un esclavo de la trata.
Baltimore y París como fueron en torno a 1850 se han reconstruido con muchas memorias, guías, planos y textos literarios de la época. Los departamentos de policía de ambas ciudades, Luis Napoleón en París, y Hope H. Slatter y Elizabeth Patterson Bonaparte en Baltimore se sitúan en acontecimientos ficticios en la novela, relacionándolos con intereses y motivaciones que la historia demuestra que tuvieron.
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