Rondaba la medianoche cuando escuchamos de nuevo golpes en la puerta, esta vez mas debiles, casi temerosos. Mi padre, que me estaba limpiando la magulladura que me habia dejado el revolver de Fumero con agua oxigenada, se detuvo en seco. Nuestras miradas se encontraron. Llegaron tres nuevos golpes.
Por un instante crei que se trataba de Fermin, que tal vez habia presenciado todo el incidente escondido en un rincon oscuro de la escalera.
- ?Quien va? -pregunto mi padre.
- Don Anacleto, senor Sempere.
Mi padre suspiro. Abrimos la puerta para encontrar al catedratico, mas palido que nunca.
- Don Anacleto, ?que pasa? ?Esta usted bien? -pregunto mi padre, haciendole pasar.
El catedratico portaba un periodico plegado en las manos. Se limito a tendernoslo, con una mirada de horror. El papel aun estaba tibio y la tinta fresca.
- Es la edicion de manana -musito don Anacleto-. Pagina seis.
Lo primero que adverti fueron las dos fotografias que sostenian el titular. La primera mostraba a un Fermin mas relleno de carnes y pelo, quiza quince o veinte anos mas joven. La segunda revelaba el rostro de una mujer con los ojos sellados y la piel de marmol. Tarde unos segundos en reconocerla, porque me habia acostumbrado a verla entre penumbras.
Barcelona/agencias (Redaccion)
La policia busca al indigente que asesino esta tarde a punaladas a Nuria Monfort Masdedeu, de treinta y siete anos de edad y vecina de Barcelona.
El crimen tuvo lugar a media tarde en la barriada de San Gervasio, donde la victima fue asaltada sin razon aparente por el indigente, que al parecer, y segun informes de la Jefatura Superior de Policia, la habia estado siguiendo por motivos que aun no han sido esclarecidos.
Al parecer, el asesino, Antonio Jose Gutierrez Alcayete, de cincuenta y un anos de edad y natural de Villa Inmunda, provincia de Caceres, es un conocido maleante con un largo historial de trastornos mentales fugado de la carcel Modelo hace seis anos y que ha conseguido eludir a las autoridades desde entonces asumiendo diferentes identidades. En el momento del crimen vestia una sotana. Esta armado y la policia lo califica como altamente peligroso. Se desconoce todavia si la victima y su asesino se conocian o cual puede haber sido el movil del crimen, aunque fuentes de la Jefatura Superior de Policia indican que todo parece apuntar hacia tal hipotesis. La victima recibio seis heridas de arma blanca en el vientre, cuello y pecho. El asalto, que tuvo lugar en las inmediaciones de un colegio, fue presenciado por varios alumnos que alertaron al profesorado de la institucion, quien a su vez llamo a la policia y a una ambulancia. Segun el informe policial, las heridas recibidas por la victima resultaron mortales. La victima ingreso cadaver en el Hospital Clinico de Barcelona a las 18.15.
41
No tuvimos noticias de Fermin en todo el dia. Mi padre insistio en abrir la libreria como cualquier otro dia y ofrecer una fachada de normalidad e inocencia. La policia habia apostado un agente frente a la escalera y un segundo vigilaba la plaza de Santa Ana, cobijado en el portal de la iglesia como santo de ultima hora. Los veiamos tiritar de frio bajo la intensa lluvia que habia llegado con el alba, el aliento de vapor cada vez mas diafano, las manos hundidas en los bolsillos de la gabardina. Mas de un vecino pasaba de largo, mirando de soslayo a traves del escaparate, pero ni un solo comprador se aventuro a entrar.
- Ya debe de haber corrido la voz -dije.
Mi padre se limito a asentir. Habia pasado la manana sin dirigirme la palabra y expresandose con gestos. La pagina con la noticia del asesinato de Nuria Monfort yacia sobre el mostrador. Cada veinte minutos se acercaba y la releia con expresion impenetrable. Llevaba acumulando ira en su interior todo el dia, hermetico.
- Por mucho que leas la noticia una y otra vez no va a ser verdad -dije.
Mi padre alzo la vista y me miro con severidad.
- ?Conocias tu a esta persona? ?Nuria Monfort?
- Habia hablado con ella un par de veces -dije.
El rostro de Nuria Monfort me robo el pensamiento. Mi falta de sinceridad tenia sabor a nausea. Me perseguia todavia su olor y el roce de sus labios, la imagen de aquel escritorio pulcramente ordenado y su mirada triste y sabia. "Un par de veces."
- ?Por que tuviste que hablar con ella? ?Que tenia que ver contigo?
- Era una vieja amiga de Julian Carax. La fui a visitar para preguntarle que recordaba de Carax. Eso es todo. Era la hija de Isaac, el guardian. El me dio sus senas.
- ?La conocia Fermin?
- No.
- ?Como puedes estar seguro?
- ?Como puedes tu dudar de el y dar credito a esas patranas? Lo unico que Fermin sabia de esa mujer es lo que yo le conte.
- ?Y por eso la estaba siguiendo?
- Si.
- Porque tu se lo habias pedido.
Guarde silencio. Mi padre suspiro.
- No lo entiendes, papa.
- Desde luego que no. No te entiendo a ti, ni a Fermin, ni...
- Papa, por lo que sabemos de Fermin, lo que pone ahi es imposible.
- ?Y que sabemos de Fermin, eh? Para empezar resulta que no sabiamos ni su verdadero nombre.
- Te equivocas con el.
- No, Daniel. Eres tu el que se equivoca, y en muchas cosas. ?Quien te manda a ti hurgar en la vida de la gente?
- Soy libre de hablar con quien quiera.
- Supongo que tambien te sientes libre de las consecuencias.
- ?Insinuas que soy responsable de la muerte de esa mujer?
- Esa mujer, como tu la llamas, tenia nombre y apellidos, y la conocias.
- No hace falta que me lo recuerdes -replique con lagrimas en los ojos.
Mi padre me contemplo con tristeza, negando.
- Dios santo, no quiero ni pensar como estara el pobre Isaac -murmuro mi padre para si mismo.
- Yo no tengo la culpa de que este muerta -dije con un hilo de voz, pensando que tal vez si lo repetia suficientes veces empezaria a creermelo.
Mi padre se retiro a la trastienda, negando por lo bajo.
- Tu sabras de lo que eres responsable o no, Daniel. A veces, ya no se quien eres.
Cogi mi gabardina y escape hacia la calle y la lluvia, donde nadie me conocia ni me podia leer el alma.
Me entregue a la lluvia helada sin rumbo fijo. Caminaba con la mirada caida, arrastrando la imagen de Nuria Monfort, sin vida, tendida en una fria losa de marmol, el cuerpo sembrado de punaladas. A cada paso, la ciudad se desvanecia a mi alrededor. Al enfilar un cruce en la calle Fontanella no me detuve ni a mirar el semaforo. Cuando senti el golpe de viento en la cara me volvi hacia una pared de metal y luz que se abalanzaba sobre mi a toda velocidad. En el ultimo instante, un transeunte a mi espalda tiro de mi hacia atras y me aparto de la trayectoria del autobus. Contemple el fuselaje centelleando a apenas unos centimetros de mi rostro, una muerte segura desfilando a una decima de segundo. Cuando tuve conciencia de lo que habia sucedido, el transeunte que me habia salvado la vida se alejaba por el paso de peatones, apenas una silueta en una gabardina gris. Me quede alli clavado, sin aliento. En el espejismo de la lluvia pude advertir que mi salvador se habia detenido al otro lado de la calle y me observaba bajo la lluvia. Era el tercer policia, Palacios. Una muralla de trafico de deslizo entre nosotros, y cuando volvi a mirar, el agente Palacios ya no estaba alli.
Me encamine hacia casa de Bea, incapaz de esperar mas. Necesitaba recordar lo poco de bueno que habia en mi, lo que ella me habia dado. Me lance escaleras arriba a toda prisa y me detuve frente a la puerta de los Aguilar, casi sin aliento. Tome el llamador y golpee tres veces con fuerza. Mientras esperaba, me arme de valor y adquiri conciencia de mi aspecto: empapado hasta los huesos. Me retire el pelo de la frente y me dije que ya estaba hecho. Si aparecia el senor Aguilar dispuesto a partirme las piernas y la cara, cuanto antes mejor. Llame de nuevo y al poco escuche unos pasos acercandose a la puerta. La mirilla se entreabrio. Una mirada oscura y recelosa me observaba.