Largas colas de trabajadores se formaban ante las hileras de transmats, ya que era la hora del cambio de turno. Euclides Proyectista, su relevo, estaba allí.
—Ya he llegado —dijo Proyectista—. Vete. Esta noche te has quedado hasta muy tarde.
—Un día difícil. ¿Sabes ya lo de la muerte?
—Por supuesto. Transmat de Labrador reclamó el cadáver. Hay abogados por todas partes. —Proyectista se acomodó en el asiento de enlace—. Además, tengo entendido que habéis trasladado la capilla.
—Tuvimos que hacerlo. Así fue como empezó todo: Spaulding se empeñaba en entrar. Es una historia larga.
—Ya la he oído —asintió Euclides Proyectista. Se disponía a conectarse con la computadora—. Habrá problemas con esto. Como si no tuviéramos suficientes. Ve con Krug, Thor.
—Ve con Krug —murmuró Vigilante, y se marchó.
Los trabajadores en la cola del transmat le abrieron paso. Entró en el cubículo y dejó que la luz verde le enviara a su piso de tres habitaciones de Estocolmo, en el sector del distrito androide habitado por los alfas. Un transmat privado era un auténtico privilegio, una muestra de la estima en que le tenía Krug. No conocía a ningún otro androide que lo tuviera; pero Krug había insistido en que era necesario para Vigilante que pudiera dejar su apartamento en el momento de recibir un aviso, e hizo que le instalaran el cubículo.
Se sentía cansado, agotado. Se marcó dos horas de sueño, se desnudó y se acostó.
Cuando despertó estaba tan cansado como antes. Aquello no era habitual. Decidió concederse otra hora de sueño, y cerró los ojos. Pero, poco después, el sonido del teléfono le hizo incorporarse. Al volverse hacia la pantalla, vio a Lilith Meson. Adormilado, le hizo el signo de Alabado-sea-Krug.
Ella parecía sombría.
—¿Puedes venir a la capilla de Valhallavagen, Thor?
—¿Ahora?
—Ahora, si es posible. Aquí hay mucha tensión. El asunto de Casandra Núcleo… No sabemos qué pensar, Thor.
—Espera —dijo—. Voy en seguida.
Se puso una túnica, fijó las coordenadas transmat del cubículo de Valhallavagen, y saltó. Había un paseo de cincuenta metros desde el cubículo al interior de la capilla; nunca se instalaban transmats dentro de las capillas. Despuntaba un amanecer débil y escaso. Allí también había nevado un poco por la noche, según advirtió Vigilante: aún se advertían los restos en las profundas cornisas de las ventanas de los antiguos edificios.
La capilla estaba en una esquina de la planta baja. Allí había unos quince androides, todos alfa; las clases inferiores rara vez utilizaban la capilla de Valhallavagen, aunque podían hacerlo. Los betas se sentían incómodos en ella, y los gammas preferían adorar en Ciudad Gamma, al otro lado de la urbe.
Vigilante reconoció en el grupo a algunos de los miembros más distinguidos de su clase. Devolvió el saludo a la poetisa Andrómeda Quark, al historiador Mazda Constructor, al teólogo Pontífice Expedidor, al filósofo Krishna Centinela, y a muchos otros que estaban entre la elite de la elite. Todos parecían muy tensos. Cuando Vigilante les hizo el signo de Alabado-sea-Krug, la mayoría se lo devolvió de mala gana, por obligación.
—Perdónanos por interrumpir tu descanso, Thor —dijo Lilith Meson—, pero, como ves, se está celebrando una conferencia muy importante.
—¿En qué puedo ayudar?
—Fuiste testigo de la muerte de Alfa Casandra Núcleo —dijo Pontífice Expedidor.
Era un androide recio, de movimientos lentos, un androide de porte digno e imponente que surgió de uno de los primeros lotes de Krug. Había desempeñado un papel fundamental en la formación de su religión.
—Tenemos una especie de crisis teológica —siguió Expedidor—. En vista de los cargos presentados por Sigfrido Archivista…
—¿Cargos? No lo sabía.
—¿Se lo explicas tú?—pidió Pontífice Expedidor, mirando a Andrómeda Quark.
—Archivista convocó una rueda de prensa anoche, en los cuarteles del PIA —dijo la poetisa, esbelta y vehemente, con una elegante voz aguda—. Insiste en que el asesinato de Alfa Núcleo fue un acto político, instigado por… —apenas podía decirlo— Krug.
—Basura de la Cuba —murmuró Vigilante—. ¡Le supliqué que no lo hiciera! Archivista y yo estuvimos hablando de pie, en medio de la nieve, y le dije…, le dije… —Cerró los puños—. ¿Ha hecho Krug alguna declaración?
—Lo ha desmentido —dijo Mazda Constructor, que llevaba cuatro años compilando en secreto, con ayuda de Vigilante, los anales de los androides, partiendo de los archivos almacenados de Krug—. Fue una respuesta inmediata. Dijo que la muerte fue accidental.
—¿Quién habló por Krug?—preguntó Vigilante.
—Un abogado. Fearon, el hermano del senador.
—No fue Spaulding, ¿eh? Supongo que aún debe de estar conmocionado. Bien, Archivista ha estado proclamando su basura. ¿Y qué?
—En este momento —respondió lentamente Pontífice Expedidor—, las capillas de todo el mundo están abarrotadas. Nuestros hermanos se han reunido para discutir las implicaciones del asesinato, Thor. Las resonancias teológicas son terriblemente complejas. Si es cierto que Krug dio la orden de acabar con la vida de Casandra Núcleo, ¿lo hizo para demostrar Su disgusto ante las actividades del Partido para la Igualdad de los Androides? O sea, ¿prefiere Él nuestro camino al de ellos? O, por el contrario, arrebató su vida para demostrar que desaprueba los objetivos del PIA… que, por supuesto, son a grandes rasgos los mismos que los nuestros? En el primer caso, nuestra fe está justificada. Pero en el segundo, como puedes ver, quizá se nos haya dado un signo de que Krug desaprueba por completo la idea de igualdad para los androides. De ser así, no habría esperanza para nosotros.
—Una perspectiva terrible —aportó Krishna Centinela, cuyas enseñanzas sobre la relación Krug/androide eran reverenciadas por todos—. De cualquier manera, me consuela la idea de que si Krug hizo matar a Alfa Núcleo para demostrar Su disgusto ante el movimiento de igualdad, lo hizo para oponerse a la agitación política en este momento. Se limitaba a decirnos que fuéramos más pacientes y aguardásemos Su misericordia. Pero…
—También deberíamos considerar una posibilidad mucho más sombría —intervino Mazda Constructor—. ¿Puede haber maldad en Krug? ¿Fue malvado el papel que representó en el asesinato? Si es así, quizá deberíamos revisar toda la fundamentación de nuestro credo, e incluso reconstruirlo, porque si Krug puede actuar arbitraria e inmoralmente, de ello se desprende…
—¡Basta! ¡Basta!—exclamó una voz intranquila desde la parte trasera del grupo—. ¡No hables así en una capilla!
—Lo decía en sentido figurado —explicó Mazda Constructor—. No pretendía blasfemar. Intentamos exponer a Alfa Vigilante todas las reacciones que ha despertado este asunto en todo el mundo. Desde luego, muchos tememos que las acusaciones de Archivista sean ciertas…, y eso lleva a considerar la posibilidad de que Krug haya actuado de manera impropia. Es lo que ahora mismo se discute en muchas capillas.
—Opino que debemos creer —señaló Krishna Centinela— que todos los actos de Krug son actos buenos por definición, ya que nos conducen hacia la redención definitiva. El problema no es justificar las acciones de Krug, sino acallar las desdichadas sospechas sobre los motivos de Krug que ese tal Archivista, que ni siquiera es miembro de nuestra comunión, ha despertado en los que sí lo son. Nosotros…
—¡Fue un signo de Krug! ¡Fue un signo!
—Archivista dijo que Krug no mostró el menor remordimiento. Según él…
—…llamó a sus abogados. Acción civil…
—…crimen contra la propiedad. Un delito…
—…otra prueba para nuestra fe…