—…en cualquier caso, ella era enemiga nuestra…
—…¿matar a uno de sus hijos para advertirnos a los demás? ¡Eso Le convierte en un monstruo!
—…en el fuego de Su crisol nos fundimos…
—…descubriendo una insospechada capacidad para el crimen…
—…santidad…
—…redención…
—…sangre…
—Escuchadme —exclamó Thor Vigilante, asombrado e impaciente—. Por favor. ¡Por favor, escuchadme!
—Dejadle hablar —ordenó Mazda Constructor—. De todos nosotros, es el más cercano a Krug. Sus palabras tienen peso.
—Yo estaba allí —dijo Vigilante—. Lo vi todo. Antes de que os destruyáis a vosotros mismos con teologías en conflicto, escuchad. Krug no tuvo ninguna responsabilidad en el asesinato. Spaulding, el secretario, el ectógeno, actuó por su cuenta. Es la única verdad.
Con un torrente de palabras, explicó el intento de Spaulding de irrumpir en la capilla de la construcción, la creciente tensión del ectógeno por la resistencia de los guardianes, su propia estratagema por apartar a Spaulding de la capilla, y el triste resultado cuando Spaulding vio a Krug rodeado por los agentes del PIA.
—Eso es muy reconfortante —dijo Mazda Constructor cuando Vigilante hubo terminado—. Las acusaciones de Archivista nos habían confundido. Las acciones de Krug no están en tela de juicio.
—Excepto en el sentido más profundo de que Krug construyó toda la secuencia de hechos —sugirió Krishna Centinela.
—¿De verdad mantienes que Su voluntad subyace incluso a los acontecimientos seculares de…? —empezó Pontífice Expedidor.
Mazda Constructor le interrumpió.
—Podemos discutir las sutilezas sobre Su voluntad en otro momento. Ahora, nuestra obligación es comunicar con todas las demás capillas y transmitir la información de Thor sobre los hechos. Los nuestros están intranquilos. Thor, ¿te importa dictar una declaración para que podamos codificarla y transmitirla?
—Claro que no.
Andrómeda Quark le tendió un cubo de mensajes. Vigilante repitió la historia, después de identificarse, explicar su relación con Krug y jurar la autenticidad de su versión de los hechos. Una fatiga terrible crecía en su interior. ¡Qué ansiosos estaban aquellos geniales alfas por difuminarlo todo en la niebla de una discusión teológica! Y con qué rapidez habían aceptado las mentiras de Archivista. En aquel mismo instante, en miles de capillas, cientos de miles de androides devotos se atormentaban preguntándose por qué Krug había permitido que mataran a una alfa en Sus brazos, mientras que si hubieran esperado a saber la verdad de los que habían estado allí…
Bueno, no era demasiado tarde para reparar los daños. Lo acontecido no había hecho que se tambaleara la fe de nadie en Krug.
Andrómeda Quark y otra hembra, ambas miembros de la casta de los Proyectores, ya estaban trabajando en la codificación de lo que Vigilante había declarado, para transmitirla por la red de comunicaciones que unía cada capilla con todas las demás. Vigilante se quedó hasta oír la emisión de las primeras frases de su declaración codificada:
UAA GCG UCG UAA GGG GGU AAG AAU UAA UAA CUG, CAA CAU AGG CGG GGC GAC ACA ACC ACC CUC…
—¿Puedo irme?—dijo.
Pontífice Expedidor le hizo el signo de la Bendición de la Cuba. Vigilante se lo devolvió y, agotado, se marchó.
17
Soy Nick Ssu-ma Lloyd Tennyson Cadge Foster Will Mishima Jed Gilbert y quizá Manuel Krug, quizá. Quizá. Una semana en la sala de derivación. Cuando sales, ni siquiera sabes quien eres. ¿Manuel Mishima? ¿Cadge Krug? En cualquier caso, no puedes estar seguro. Caminas como Lloyd, ríes como Nick, te encoges de hombros como Will. Etcétera, etcétera. Todo es nebuloso, un adorable brillo dorado, un amanecer en el desierto, algo así. Sus cabezas siguen dentro de tu cabeza. La tuya dentro de la de ellos. Sólo una semana. Quizá por eso me gusta tanto. Dejar de ser yo por un tiempo. Dejar. Dejar. Dejar. Dejar. Abrir la caja. Salir de un salto. Entrar en ellos.
Ahora estás lleno de ideas raras.
Rebotando en la red de estasis durante 168 horas, Tuong y ellos te abren y saltas fuera y buscas un lugar donde caer, y caes blong y eres Nick Ssu-ma, comiendo perro asado en Taiwan. Al amanecer, en la niebla, con tu tía. Ambos desnudos. Ella te dice, tócame aquí, lo haces, ella se ríe, tiemblas. Tócame otra vez. Ahora tú ríes, ella tiembla. Pechos pequeños, como los de Clissa. Ésta es nuestra noche de bodas. Con este anillo te desposo, señora Ermine Tennyson, muslos de seda, un lunar en la base de la espalda. ¿Sabíais que se acuesta con una androide? Quién iba a pensar que Manuel haría esas cosas. Mirad. Mirad aquí, la ama, está aquí. Cada uno encuentra el amor donde puede. ¿Una androide? Bueno, al menos no se avergüenza, o no habría venido a derivar con nosotros. Una androide. Casi lo hice con una en cierta ocasión, pero no pude. En el último momento. ¿Cómo puedo penetrarla? Como a cualquier otra. No son de plástico, ¿sabéis? Aunque no tengan vello. Parece una especie de incesto. ¿Por qué? Bueno, el padre de Manuel crea a los androides, ¿no?; así que en cierto modo es su hermana.
Muy gracioso. Muy, muy gracioso. Hijo de puta. Pero ¿te gusta hacerlo? Claro que sí. Te lo enseñaré. Aquí. Aquí. Deriva y verás.
Y él salta al otro lado de la red y se desliza por la ranura. ¿Quién es ahora? ¿Jed Ssu-ma? ¿Will Tennyson? Todos somos uno. Hurgando en mis recuerdos de Lilith. No me importa. ¿Cómo voy a guardar secretos? Mis amigos. Mis verdaderos amigos.
Cuando tenía nueve años yo Cadge Foster cogí un sapo lo guisé y me lo comí.
Cuando tenía trece años yo Will Mishima me meé en el suelo de un transmat porque tenía miedo y no quería entrar.
Yo Lloyd Tennyson puse el dedo en la cosa de mi hermana ella once años yo ocho.
Jed Guilbert a los catorce años empujé a un gamma que estaba en una plataforma de carga y cayó desde ochenta metros y se mató le dije a mi padre que había resbalado.
Yo tenía diez años Nick Ssu-ma cuando vi a un beta mirando por la ventana trasera le dije á mi madre os mira a papá y a ti cuando estáis en la cama y mi padre no hizo más que sonreír y mi madre hizo que mataran al beta.
Yo Manuel Krug con casi treinta años engaño a mi esposa Clissa con Alfa Lilith Meson a quien quiero a quien quiero a quien quiero de Estocolmo vive en Birgen Jarlsgaten Alfa Lilith Meson con pechos y muslos y dientes y codos con piel roja a quien quiero a quien quiero a quien quiero sin vello Lilith.
Y derivamos y derivamos y derivamos, y saltamos en la red de estasis y pasamos fácilmente de personalidad en personalidad, flotando, cambiamos de cráneos siempre que queremos aunque así sea más caro, y saboreo el sapo de Cadge y mojo el transmat de Will y huelo a la hermana de Lloyd en mi dedo y mato al gamma de Jed y miento sobre el beta de Nick y todos se acuestan con Lilith y luego me dicen, sí, sí, la verdad es que deberíamos investigar a esas mujeres alfa, eres un bastardo con suerte, Manuel, un bastardo con mucha mucha mucha suerte.
Y la quiero.
A quien quiero.
Y veo todos los pequeños odios y suciedades en sus almas, mis amigos, pero también veo sus fortalezas, las cosas buenas, porque sería terrible derivar y no ver más que los sapos guisados y las meadas en el suelo del transmat. Veo los favores secretos y las modestias y lealtades y caridades. Veo lo buenos que son de verdad mis amigos y me preocupo y me pregunto, qué verán en mí, quizá me odien cuando salgamos de aquí. Derivamos un poco más. Vemos lo que ven en nosotros que nosotros vemos en ellos.
¡Una semana pasa tan de prisa…!
Pobre Manuel, dicen, no sabía que le resultaba tan difícil. Con tanto dinero y se siente culpable porque no sabe qué hacer con su vida. Encuentra una causa, Manuel. Encuentra una causa. Encuentra una causa. Les digo que lo estoy intentando. La estoy buscando.