nenas. El padre de la de González es padre de la de González pero también de dos varones y no debe acariciar. ¿O porque tiene negocio y está nervioso? ¿el padre de Alicia gana mucho? no, que es el gerente de la ferretería pero no es el dueño. Y a la noche antes de acostarse serán mentiras de Alicita, seguro, que juegan a hacer dormir a la muñeca, y él es el doctor si la muñeca está enferma, tantas muñecas! siempre alguna tiene la gripe en la pieza de Alicita, y apagan todos la luz al mismo tiempo, Alicita, la madre, el padre y todas las muñecas, los nervios de los dueños del negocio, tienen que leer antes ds dormirse que mejor si es que viene la tormenta veo la luz prendida, y llamo a mamá? y si papá está justo agarrando el sueno? La tormenta de anoche pasó enseguida, después me dormí. Unos truenos sin rayos y refucilos. En el colegio a la mañana empezó un poco otra vez pero sin refucilos. Está nublado ahora pero no llueve más y hasta las tres de la tarde que tengo lección de piano me voy al negocio que no hay nadie, a dibujar carteles, pongo en letras grandes Alice Faye en con letras árabes) En el viejo Chicago, y después hago un dibujo de la cara grande de Alice Faye calcada en el vidrio de la puerta. Hay barro por todo el patio, que hasta las tres no vienen los del negocio ¿y qué hago? Por suerte mañana el cumpleaños, se asustó de los gritos de papá mi compañero de banco y no quiere venir a jugar al zaguán, tocó el timbre a la siesta que yo me olvidé de desconectarlo y papá desde la cama pegó unos gritos de truenos. Y no pasa más la hora, hasta que lleguen las tres. Mamá hasta las tres y media no se va a levantar. Mañana no se va a acostar, para vestirme. Voy a ver si me salen las letras chinas. Alicita no juega hoy que está en penitencia, a mí no estoy loco que me van a poner en penitencia. Tengo 10 en Dibujo y en Ciencia, y 9 en Aritmética y 9 en Dictado y 10 en Lectura. Y la de inglés le dijo a mamá que yo aprendía todo lo que me enseñaba. Después de piano hoy me toca inglés y a las cinco ya termino que me vengo a tomar la leche, que ya están los del negocio, puedo ir a jugar un poco con el Lalo que es grande de pantalón largo y me deja ayudarlo a pegar etiquetas en las botellas, es bueno, pero papá una vez dijo que era un bochinchero el Lalo que está seguro que no va a durar un mes y lo va a echar. El Lalo es el más bueno de cara, no es roñoso negro como los otros aunque él también vive por las calles de tierra pero sin cara de negro de dientes marrones del agua salada, cara blanca de artista, de la película en serie del que se escapa del reformatorio que es bueno pero en un momento de rabia le da un cuchillazo al policía. Pero no viene a jugar antes de abrir el negocio, si mamá lo invitara a que se quede a comer después que termina de trabajar a la una a lo mejor se queda, que siempre cuando viene a traer la leña se queda mirando la comida que hace la Felisa y yo una vez le iba a guardar un merengue con dulce de leche, pero mamá no va a querer. La bicicleta que me gusta a mí es la más chica con las meditas a los costados para no caerse, a papá no le gusta, a mí sí. Y después de inglés juego un poco con el Lalo y me vuelvo a hacer los deberes que quiero hacer una ilustración al problema de regla del tres, la maestra no pidió ilustración pero quiero dibujar un molino que vi en la revista que lo quiero dibujar y no sabía dónde ponerlo, pero el problema es del agua de un molino. Y me lo quiero pintar bien todo con el contorno bien hecho en negro, y cuando tocó dibujar el aparato digestivo del ave yo no hice el del libro de lectura, me copié el del libro de Zoología del Héctor, que era más difícil y la maestra lo vio y yo creí que le iba a gustar y dijo que era más que el aparato digestivo que estaban los aparatos reproductores y me dijo «en el recreo vení». Y en el recreo fui y me agarró a explicarme todo: «Toto, te tendría que hacer arrancar la página, pero ya que lo hiciste tan bien te lo voy a explicar todo porqué puede venir la inspección y van a decir que dibujaste esto como habla un loro, sin entender lo que dice.» Y me empezó a explicar qué querían decir óvulos y genitales y líquido del macho y todo el nacimiento porque estaban dibujados unos facimitos amarillos y un lío de cañitos de aquí y de allá, una especie de taza verde para abajo con nombres difíciles y el dibujo estaba bien pintado pero era feo con todas esas líneas enredadas parecía un cuerpo de araña venenosa y arriba de todo estaba la cabeza del ave con unas pocas plumas. Y la maestra «¿entiendes lo que te digo?» y yo «sí» y no entendía nada porqué me puse a pensar en otra cosa a propósito y ni le oía lo que decía, que el gallo, y que el líquido del macho, que me aburrió y dele preguntarme si entendía y yo le decía «sí, sí» y para mis adentros le decía «escorchona» que me explotaba la cabeza de tanto hacer fuerzas para pensar en otra cosa. Alicita no hace dibujos muy lindos, dice que no tiene tiemr)o, que tiene que ir a visitar a la tía y el nenito. Yo tengo tiempo de hacer el dibujo porque si no voy a inglés y después voy al cine a las seis, lo hago a la hora de inglés, y si tengo inglés lo hago a la hora del cine, pero si dan una cinta linda y tengo inglés hago los deberes rápido rápido después de tomar la leche y no voy a jugar con el Lalo, que yo creo que no lo van a echar. Pero si el Lalo quiere jugar con las botellas a las seis y dan cinta linda yo no lo voy a ayudar a pegar etiquetas, más lindo que todo son las cintas. Que si la profesora de piano me da turno a las dos me salvo de esperar hasta las tres. Pero si Alicita no está en penitencia me quedo sin jugar con ella hasta las tres. Alicita dice siempre que la ponen en penitencia y por eso no puede jugar, pero un día era mentira porque la madre le guiñaba un ojo. Alicita es la más linda del grado. Yo me siento al lado de mi compañero de banco. Alicita se sienta al lado de la de González, la rubia. Alicita es morocha, con el pelo no negro, castaño limpito y las ganas de tocarle el pelo, con la vincha blanca ancha, de seda. Que brilla la vincha y brilla el pelo. La vincha brilla fuerte, el agua del aljibe está que apenas se mueve cuando levanto la tapa, me asomo para echar el balde ¡paf! largo la cadena con el balde y al mismo tiempo entra el sol y se hace una salpicada bárbara con las gotitas que brillan, y levanto el balde y ¡paf! otra vez que vuelven a saltar las gotas, todas lamparitas encendidas que se apagan, porque hay que tapar el aljibe que si no entra tierra. Yo la vi a Alicita que se peina sola, se hace la raya sola, primero se tira todo el pelo para adelante, largo, lindo, que se dice cabello, pelo ÍS para los hombres, o los animales, los animales no muy sucios, la Pirucha tiene pelos sucios, pero Alicita tiene cabello, porque es suave y no tiene rulos, que es más lindo, le cae blandito con las puntas levantadas para arriba que me están apuntando y si voy y enrosco un dedo la Alicita me dice «no me despeines». Que el pelo le brilla y que habría que decir cabello, porque es lindo, que son como hilos que crecen de la cabeza blanca. Yo le miré un día la cabeza a Alicita porque jugábamos a los piojosos, a propósito lo inventó ella el juego para verle la cabeza a la de Chávez que dicen que tiene piojos, negra con los dientes manchados del agua salada. Y la de Chávez tenía la cabeza tan sucia que no se veía nada, y por fin me tocó mirarle la cabeza a Alicita y era blanca blanca, más blanca que la cara, y lustrada, y le crecían todos los pelitos como hilos, los hilos de coser, pero no esos de remendar las medias, esos otros con que mamá bordó las plantas coloradas del cubrecama, que quedaron las mejores, y cuando entré en la pieza me pareció que la cama estaba prendida fuego. Y no son todos iguales los pelitos del cabello de Alicita, porque uno brilla, otro no, otro un poco, otro nada, y si se mueve, el que brillaba antes ya no brilla más, y brilla el otro, y el del a! lado más, y menos, y siempre está cambiando. El delantal es todo de tablas como el de la maestra y cortito que Alicita se sienta y se le ve la vacuna. Con la de González juegan siempre a dibujar margaritas y después, que hablan siempre de novios, van tachando un pétalo y el otro, y el otro, y dicen «me quiere mucho poquito y nada». Yo quiero ser el novio de Alicita, y el pelo de Alicita es lo mejor para jugar a eso de me quiere o no, que yo le cuento los pelos de un mechón y el pelo está cerca de la cabeza donde se piensa y los secretos, con la de González están llenas de secretos, se miran un poco y ya se ríen porque adivinan lo que están pensando, si el novio el uno de tercer grado, como yo, o de cuarto o de quinto. El Héctor está en tercer año nacional, en la pensión con el padre en Buenos Aires. Y después de terminar el problema, que les gano a todos que soy el mejor de la clase, me puse a mirarla a Alicita, y tenía un mechoncito medio escapado de la vincha y me puse a ver un pelito que brillaba, otro que no, otro un poquito menos, «mucho, poquito y nada». Pero movió la cabeza y cambiaron todos los brillos y no se podía ver más. Que después pensé que le podía decir que no se moviera, qué sé yo, porque la estaba dibujando, pero no pude saber. La de González me mira abriboca y no me dice nada. Alicita habla y se ríe de todos y me cuenta de la prima grande que está pupila en Lincoln y les hace cosas a las monjas, de noche se levanta descalza con otras y se van algunas chicas al baño a leer novelas y se meten en la cocina a robar galleticas, pero no la conoce a la Teté, que también está con las monjas de Lincoln. La Teté es medio prima mía. Alicita no tiene miedo de levantarse a la noche y quiere ir pupila a Lincoln. La Teté por suerte va a venir a Vallejos, vamos a jugar a la siesta que me aburro que mamá duerme la siesta. Si viniera Alicita, pero no viene que la madre es amiga de la madre de Luisito Castro, la llevan y Alicita juega con Luisito, aprovechador que un día lo vi que le pegaba a uno más chico, que él es alto y es más grande que yo que está en 4o, tiene diez años y yo nueve, qué infeliz como habla con una papa en la boca. Mamá dice que tiene la misma cara de bobo de la madre y habla como un chico de tres años. Alicita una vez dijo que Luisito le había dicho si quería sella novia de él, el idiota, con esa cara de burro. Las patadas que le daba al más chico, a mí me vio un día en el cine que fui a convidarle caramelos a Alicita al asiento y me miró, los zapatos los tiene con suela gruesa, «vos no le tengas miedo y pégale una buena trompada» dijo papá ¿y cómo supo? a mamá sola se lo dije, la trompada debe ser cuando Luisito está mirando para otro lado, en la barriga, y la puerta preparada para correr y cuando me ve otra vez a la salida de inglés? A Alicita la maestra la quiere más que a las otras, más que a todos, que la maestra va a la casa y es amiga de la tía que es linda blanca, no se pinta, cara de que va a la iglesia, flaca, mamá dice que es delicada de salud, porque se enferma de nada, y yo no tengo una tía maestra. Y un día le preguntó la maestra a Alicita cómo estaba la tía, que estaba esperando la cigüeña, y todos los días al pasar por el banco de Alicita a corregirle los deberes le preguntaba cómo estaba la tía, porque si estaba enferma cuaa-do venía el nene no le podía dar la teta, que la tía es flaca y no tiene tetas nada, sería por eso. Y un día Alicita estaba toda contenta y le dijo que la tía había tenido un nene y estaba bien, así que le habfá dado la teta, que se casó con uno del Banco de la cara linda, que siempre está vestido con un traje bueno que papá no se pone y la camisa blanca y la corbata nudito chiquito, como los dibujos del catálogo de Gath amp; Chavy, que es bueno nunca se enoja me parece, y está en el Banco de la Nación con el piso de mármol que encera la madre de la Felisa, todo grande que se puede bailar, y los barrotes dorados de las ventanitas y detrás hace cuentos el que se casó con la tía de Alicita, con cara de las cintas. Que el nenito recién "nacido cuando aprenda a hablar le va a dar un beso y le va a decir «te quiero mucho papá» ¿y no lo pinchará con la barba al nenito? No, porque no, que se afeita siempre, está detrás de los barrotes que brillan de oro, el piso brilla de mármol, la cara brilla de afeitada. Papá tiene la barba que pincha porque está nervioso, en el negocio que están las boídale-sas sucias con chorreadas violetas de vino, y siempre con el poncho de tío Perico que murió. El poncho marrón como tierra, los médanos si sopla el viento fuerte se cambian de lugar y hay que tapar las bordalesas que yo les saco el tapón para mirar adentro. Y lo dibujé al que se casó con la tía de Alicita y me salió igual, que hice los dos ojos bien iguales grandes abiertos con pestañas y una nariz chica y la boca chica con los bigotes finitos y el pelo con el pico en la frente y sin raya como Robert Taylor, que el tío de Alicita si fuera artista haría que se casa con Luisa Rainer en El gran Ziegfeld en vez de que ella se muera, cuando está enferma y se está por morir y lo llama por teléfono al ex esposo Ziegfeld que la dejó por otra y ella le dice que está sana para que Ziegfeld no se ponga triste, y apegas es la mitad de la cinta pero ella no sale más porque se muere enseguida, y mucho mejor sería que en eso suena el timbre y Luisa Rainer va a abrir y es uno que se equivocó de puerta, que es el tío de Alicita, pero Luisa Rainer está tan cansada después de levantarse a hablar por teléfono que se desmaya ahí mismo en la puerta, y él entra y la levanta y llama enseguida A mandadero del hotel, porque están en un hotel de lujo, que es un chico sin padre, que el padrastro le pega. Y lo manda a la farmacia a buscar remedios y mientras la pone a Luisa Rainer en el diván, y enciende la chimenea, la tapa con el quillango blanco de armiño, para que Luisa Rainer esté abrigada que estaba congelada, y se da cuenta de que ella está por morir. Pero con la ayuda del chico mandadero que llega cargado de remedios. Y en El gran Ziegfeld se muere de verdad, por la mitad de la película, y no sale más, que es una artista que me gusta, y después sale Myrna Loy que no me gusta mucho, alta, nunca se muere en ninguna cinta, a mí me gusta más Luisa Rainer que hace siempre de buena que todos la embroman, y a veces se muere, pero al final es lindo que mueran pero cuando se mueren por la mitad no aparecen más. Entonces sería lindo que siguiera la cinta con el que se casó con la tía de Alicita, ayudado por el mandaderito, empiezan a cuidarla a Luisa Rainer y el mandaderito se va a la cocina del hotel y se roba ravioles, una perdiz y tajadas de arrollado, no, mejor imperial ruso, y las trae y al principio ella dice que no tiene hambre pero el tío de Alicita le empieza a contar que con la nieve que empieza a caer van a hacer muñecos, van a ir a dar vueltas en trineo a la hora de la siesta y el mandaderito se pone triste porque no le dice que lo van a llevar, pero por lo menos contando esas cosas Luisa Rainer se va comiendo algunos ravioles, y un poco de perdiz y un buen pedazo de imperial, que nadie le traía nunca nada de comer. Y el hombre ve el piano y se pone a tocar y el mandaderito hace un zapateo y la Luisa Rainer se pone a cantar como al principio de la cinta y él se queda con la boca abierta y se miran con el mandaderito que se come un poco de imperial y el tío de Alicita no lo reta. Y todos los días después del Banco él viene a cuidarla a Luisa Rainer y el mandaderito le cuenta si ella comió o no, que ahora en la pieza tiene comida de sobra. Y el tío un día la besa en la boca y le dice que la quiere y yo desde la cocina del hotel le tiro una moneda al del organito que pasa por la calle para que toque una pieza y Luisa Rainer se levanta poco a poco y se da cuenta que se está curando y salen a bailar; Y ella está contenta, piensa que ahora van a salir juntos y se van a casar, pero él está triste. Y el mandaderito viene y los ve bailar y piensa que se van a casar y lo van a llevar a vivir con ellos. Y corre y lo abraza y le da un beso fuerte en los cachetes al hombre, que tiene esa cara linda de bueno bien afeitado, bien peinado con gomina, y le dice «¡no voy más con mi padrastro!» y el chico se da vuelta para decirle a Luisa Rainer que van a ir a vivir a una cabaña en el bosque nevado y ve que Luisa Rainer tiene los ojos llenos de lágrimas: es que el tío de Alicita se ha ido, y ya no vuelve más, porque ahora la tía d