Выбрать главу
ugar en la pileta, y de todas las formas, pero no vi ninguno con forma de cocodrilo, que sería de pegarse un susto verlo de golpe en la pileta, con esos dientes, que si a Alicita le crecen y Luisito Castro está cerca le va a tener que clavar unos cuchillazos, pero yo quería que el cuchillo se hundiera en la costra dura filosa del lomo, que es lo más asqueroso y lo más inmundo que tienen los cocodrilos, que hay que clavarles el cuchillo en la parte blandita lisita amarilla clara de abajo, una lástima, que después con las cuchilladas ya queda toda arruinada, y se pierde lo liso, que es lo único del cocodrilo que no da asco y miedo. No voy a ir a jugar a lo de Alicita, a Luisito Castro cuando dado vuelta no me vea le voy a clavar un cuchillo en la cara por el costado de la nariz, no voy a ir más a jugar ni tomar la leche, que fui tonto de perderme la hora del cine unas veces jugando, olvidándome, mirando a Alicita como se peina, la hebilla, mucho dulce de leche en la rebanada, me cuenta, se ríe, salta con los zoquetes blancos, los ojitos de china brillitos lucecitas chisjpitas de farolitos chinos, pero no voy a poder ir más, voy a hacer fuerza y pensar en otra cosa pero Alicita juega a las tiendas, hace escones, se hamaca, hamaca al muñeco, siempre tengo que mirarle algo, la hebilla, el delantal de tablas, las piernitas lisas, los farolitos, la vacuna, y no voy a poder ir más que cuando tenga que pedirle algún deber porque estuve enfermo y falté a clase, y no me importa, que viene la Teté, la Teté ricachona a jugar todas las siestas, cuando llegue a Vallejos va a parar en casa y le doy todo lo que le robé a la Paqui. Vamos Paqui, vamos si estás aburrida, vamonos del cumpleaños feo, la Paqui aburrida no la sacaban a bailar porque es chica para los grandes, que se embrome, mala, mala, perra, de vuelta todo oscuro por la calle, y dale que no creía que en La Plata hay juguetes que andan con electricidad, hace un rato era oscuro como ahora, el padre de la Paqui es padre de la Paqui sola y no es bueno? que es padre de nenas, porque está nervioso por la sastrería? Y mamá está viendo «A caza de novio», qué linda, lujosa, los carteles con casas y fiestas lujosas ¿mamá estará sola en el cine? ¿cuándo van a dar de nuevo «A caza de novio»? yo no me meto en casa, con los ojos colorados de la patada «¿por qué te dejaste pegar?» papá, «¿por qué se dejó pegar?» mamá ¿por qué me dejé pegar, mamá? y si pasara en este momento papá por acá entorno las puertas de este zaguán y cuánto tarda en pasarse el colorado de llorar de los ojos? y ahí donde no llega más la luz del farol, a media cuadra yo ya vi la sombra de Raúl García en la vereda de él ¿cuándo la había conocido él a la Paqui? «cómo te va, Paqui, vos siempre la más linda del pueblo» y pone unas caras y medio cierra los ojos «¿vienen de un cumpleaños? ¿y no me guardaron nada?» y «pibe, qué linda amiguita tenes» agarrándole la pera a la Paqui, pero no sé de cuándo se conocían, porque la casa de la Paqui está a la vuelta pero no están tapial de por medio como la casa de él con el patio del negocio, y la Paqui «¿por qué no le mostramos a Raúl el patio donde jugamos?» pero estaba todo oscuro pero sería lo mejor jugar de noche a los sustos los tres y entrar por el portón de atrás y estaba oscuro que no se veían los cascotes del suelo y tropezamos a cada rato y entramos cerca de las bordalesas y Raúl García me dijo que me fuera a esconder que ellos me buscaban y tenía todos los rulitos con gomina y la cara no era la misma, era de los que roban en las cintas y yo lo mismo me fui a esconder, bien detrás de los cajones y las damajuanas. Y no se oye que me buscan y enseguida me di cuenta de que me quieren pegar un susto bárbaro, acercarse despacito y decirme ¡bum! y salí corriendo y fui a las bordalesas, y no los veo, y me subo a una bordalesa y vi las sombras que se metían detrás del camión viejo sin ruedas. Y acercarme despacito para darles un susto, pero ellos en vez de estar calladnos están cuchicheando, qué asco en el camión viejo puede haber un gato que se despierta y muerde y los gritos despiertan a los ratones y las víboras, y todos se largan a agarrarnos, y la Paqui y Raúl García… dicen lo peor, las cosas de porquerías, se oyen besos y la Paqui decía que le tenía miedo que él era grande y ella era ya señorita pero muy chica todavía, y él le dice que ella tiene miedo porque nunca había visto a un hombre como era y que le agarrara para que viera cómo era, y la Paqui dice que tenía miedo de que le va a salir sangre y que después él no la iba a querer más, que la iba a dejar y él le dice que no la iba a dej.ar porque era la más linda del pueblo (mentira, más linda es la maestra de primer grado) y la Paqui le agarra el pito y le dice que le da miedo, y ella no sabía que a lo mejor faltaba un minuto para que a él le empezaran a brotar de adentro todos los órganos del aparato digestivo-reproductor, y él le pide que le deje poner el pito entre las piernas y yo ya quería empezar a gritarle a la Paqui que se salvara, que ella no dibujó el aparato digestivo del ave, y no sabe todas las porquerías que hay, con esos racimitos y esa especie de taza verde para abajo con el nombre difícil corte transversal de la vejiga, y ese lío de cañitos enredados como un cuerpo de araña venenosa y Raúl García que con esos rulos de circo es el ave, la cabeza del ave media desplumada, y yo iba a gritar pero como me vino de golpe la gana de repetir la torta repugnante de mucha manteca y me vino la gana de oír también de golpe, y cuando pedí repetir la torta Alicita me sacó la lengua y me dieron otra tajada pero me dieron ganas de oír más, que él quería meterle el pito para que ella no se pudiera mover y ahí aprovechaba a pegarle y arrancarle la ropa para verle las tetas, y hacerle rayas con un cuchillo hasta dejarla toda marcada y darle los pellizcones que duelen más y dejan moretones… hasta que llega el momento peor en que se ven las cosas que hay adentro del cuerpo de los hombres, la taza verde que se mueve capaz de morder, y el enredo de cañitos que si enlazan al cuello van apretando como la horca, y ese cuerpo de araña venenosa que tocarla debe dar el miedo de gritar más de todos, gritar más fuerte todavía que la chica que se vuelve loca en Cumbres de pasión, y las mujeres no pueden gritar porque si viene alguien ve que él le metió el pito y la Paqui es una puta. Y al final son eso, la Paqui es una puta y Raúl García un atorrante, yo que creía que era tan bueno, nunca pude jugar con él, y la Paqui le dice que ni siquiera le deja poner el pito entre las piernas, únicamente el día que se case, él no sé qué está haciendo, como si le hubiesen dado una patada en el estómago, empezó a decir ah-ah-ah-ah, como si se ahogara y la Paqui empezó a soltarse diciendo que la está ensuciando, que está toda salpicada en las piernas y ¡zas! me encontró que yo estaba espiando y me agarró a zamarrearme y meta decir que yo era un cuentero y que le jurara por Dios que no iba a decir nada, y se fue ¡Paqui, Paquita, yo quierp esperar en tu casa, hasta que no se note que lloré! ¡Paqui! ¡Paqui! ¡¿a quién le pregunto si papá está en el cine? ¿quién puede saber que papá no está en casa?! y vino Raúl García y me agarró de un brazo y me dijo que si llegaba a contar a alguien me iba a romper la cabeza, todo con cara de malo sin gritar para que no lo oyeran los vecinos, y lo podían venir a tocar los gatos con sarna del patio, que si les pisa la cola se ponen furiosos y se salen los ratones de las cuevas, los ratones que se meten en la roña y se comen todo lo más asqueroso, se comen los gatos muertos que ios pisaron los autos, y las víboras oyen y se vienen arrastrando entre los cascotes, y hasta puede haber pajarracos en el patio que dan una vuelta cerrada en el aire a toda velocidad y se largan sobre los chicos a darles el picotazo más fuerte que pueden. En la cara de Raúl García de malo, de costra dura filosa y la Paqui con cara flaca de las monjas sin pintarse, los picotazos no entran que es esa costra más dura que todo, la costra de los animales más malos del mundo. Que en el fin del mundo se van a quemar, la Paqui se va a morir aplastada entre las bordalesas que después se la comen los ratones, Raúl García partido en dos por el hachazo que le pega uno del negocio cuando lo ve que se metió en el patio, y Luisito Castro se hunde en un pozo hirviendo de cal y les cae encima la lluvia de gotas de fuego, que quema a los malos nada más, los buenos están en unos campos de lomitas de Holanda esperando el juicio final, y ahí no hay más peligros: que por donde camina el que se casó con la tía de Alicita las gotas de fuego no queman, se vuelven plateadas, y livianitas como papel picado, y yo doy un salto desde este zaguán tan oscuro y él me levanta en brazos, los ojos colorados le digo que son irritados de conjuntivitis, nunca va a saber que me dejé pegar, porque alto desde donde estamos empezamos a mirar todos los truenos y rayos que caen sobre los malos y no voy a tener más miedo porque no nos va a pasar más nada y mamá me hace señas que está cerca también salvada en el alto de otra lomita, con los de La Plata… y ojalá que la Teté llegue a tiempo a Vallejos, antes del fin del mundo, ella también salvada, y la maestra de primer grado, y el Lalo, y en el grado hacemos siempre dibujos y pocos dictados y después voy a piano y a inglés y tomo la leche y vamos al cine con mamá y plaseamos por los campitos de Holanda y desde ahí se vería si papá está en casa o se fue al cine, y yo miro al tío de Alicita que ahora tiene la cara lisita afeitada como siempre y más lustrosa que nunca, como los muñecos, y los ojos ya no son más de hombre, son de piedras preciosas, que cuesta tanto comprarlas, y en brazos me tiene contra el pecho y me tiene bien fuerte para que nadie me arranque de un tirón, y mejor todavía sería que nos quedáramos pegados, porque entonces nadie puede tironearme para otro lado y arrancarme, entonces voy a estar pegado al pecho de él, y por ahí sin que se dé cuenta me paso para adentro del pecho del tío de Alicita, que ya no nos separa más nadie, porque voy a estar adentro de él como el alma está adentro del cuerpo, yo voy a estar al lado del alma de él, envuelto en el alma de él. Y se ven los campos en lomitas tapados de tulipanes de todos los colores, que debajo de la lluvia plateada de papel picado van empezando a brillar, brillar, como las plantas que bordó mamá en el cubrecama. Y si Dios la perdona a Alicita, va a venir a las lomas, y se va a poner más contenta que nunca al encontrar todos los tulipanes, los va a acariciar, y besar, y después va a correr a darle un beso al tío con la boca de perfume de haber besado tantos tulipanes, y más y más besos al tío, y yo en mis adentros me voy a reír, pero despacito, porque Alicia, ella que se cree tan viva, no se va a dar cuenta que me está besando a mí.