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rulos atados también y le pregunté qué quiere decir cogía. «Pocha, sos una puerca» y la tía se volvió a la cocina. «Sos muy chico para jugar conmigo» y a la Pocha no le puedo pegar porque soy más chico, que si no le cortaba los rulos con la tijera de recortar artistas y después le hacía meter en la boca los rulos duros que se los comiera. Y después le decía «Pocha, come este bombón» y lo que le dada era caca dura de perro que encontré por la calle. Porque por culpa de ella la Felisa me pegó. Si ahora no fuera la hora de la siesta podría ir a jugar al pesebre pero está la Pocha, no me quiso decir qué era «cogía». ¿Qué le hacía con los pelos? «el muchacho me mete el pito en el agujerito de la cola y no me deja ir, yo ya no me podía mover y él se aprovechaba y me "cogía".» Y que la «cogía» no me quiere decir qué es. Los pelos son los que se comen a los pescaditos en la cinta del fondo del mar. Los pelos largos primero se mueven blanditos en el agua y los pescaditos que se habían acercado? «Toto, ¡bajá la vista!» ¡ya no se ven más! porque la planta de pelos se los tragó. La chica que lo hace está perdida, está terminada para siempre, el muchacho grande viene, se acerca, ve que la Pocha duerme, le levanta despacio el vestido a florcitas verdes, ¡y la Pocha se olvidó de ponerse bombachas! y para que no se mueva el muchacho le mete el pito en el agujerito de la cola y le va pasando los pelos, que si la Pocha se queda quieta como un pescadito los pelos del chico le van comiendo todo el traste, y después la barriga, y el corazón, y las orejas, y poco a poco se la come toda. La cadenita de oro, los moños del pelo, los zapatos y las medias, el vestido a florcitas verdes y la camiseta quedan tirados en el suelo sin nada dentro. La Pocha está perdida, está terminada para siempre, no se ve nunca más. El otro vestido a florcitas azules queda colgado en el ropero. ¡Paf! la cachetada que me dio la Felisa, que nunca me pega. La lefia se está quemando en la hornalla de la cocina envuelta en papel le acerco un fósforo y se prendió fuego enseguida y se va cortando sola en pedazos de dulce de zapallo que tengo ganas de comerlos y son de fuego al revolverlos con un cuchillo los carbones de dulce se parten en pedazos más chicos y salen chispas «¡te vas a quemar!» la Felisa no quiere que revuelva la leña en la hornalla «¡te dije que te quedes quieto!» que mami estaba de turno en la farmacia y papi hacía cuentas en el escritorio y la Felisa me quitó el cuchillo «¡Felisa cara de cogía!» y la Felisa me dio una cachetada. ¡Mamá! «¿quién te enseñó esa palabra?» «señora, este chico se porta cada vez peor», «a la madre de la Pocha no le quiero decir nada, pero a la Pocha le voy a dar un buen reto», «este chico está muy desobediente, Berto», «sí, el domingo a la mañana empieza el Baby-Fútbol» ¡no quiero ir! «este chico está muy desobediente, lo voy a anotar en el Baby-Fútbol así se entretiene con los otros chicos», «todo el día acá nos saca de quicio», «no hace caso cuando se le dice algo» porque se murió tío Perico. Yo no quise ir más a Jardín de Infantes y me pust a jugar con los cartoncitos, pero no estaba jugando a la cinta del fondo del mar que se morían los pescaditos el día que se murió tío Perico «Toto, deja de jugar, hace un rato murió tío Perico» con los cartoncitos más lindos de Romeo y Julieta todos puestos en fila sobre el mosaico del jol pero papá «pobre tío Perico se murió, vení a vestirte y tenés que estar callado y no hablar fuerte ni cantar» porque mamá no puede dibujar la cinta del fondo del mar cuando bajó la vista. Tío Perico, siempre en el bar con los del campo, después de la feria de los novillos van a jugar al truco, no van nunca al cine y las plantas del fondo del mar es una lástima que se coman a los pescaditos lindos de todos colores, se tendrían que comer a los pescados malos y a los pescados viejos con cara de pulpos y de tiburones pero en los cartoncitos mamá dice que la cinta que más lujosa va a quedar es El gran Ziegfeld que por fin la van a dar el jueves. «¡Te dije que dejaras de jugar! ¿no estás triste que se murió tío Perico? sos desobediente y caprichoso, y lo peor es que veo que no querés a nadie!» No me dieron una cachetada, papá si me pone la mano encima me deshace y al chico de enfrente la madre le baja el pantalón y le da chirlos en el traste pero no lloré cuando murió tío Perico. Shirley Temple es chiquita pero es artista y es siempre buena, que la quieren todos mucho y tiene un abuelo malo de pelo largo blanco, en una cinta, y fuma en una pipa que al principio ni la mira y después la empieza a querer porque es buena. Y no dijo mentiras. Al que es desobediente no le crecen las orejas de burro, la colita crece de decir mentiras. Si al chico de enfrente se le muere el tío me parece que no le van a crecer orejas. Pero al que lo agarran los gitanos la madre no lo conoce más porque lo pintan de carbón. En el colegio está la maestra con el puntero, al que no sabe contar hasta cien le da un punterazo en cada oreja y el chico se mira al espejo para verse las orejas que crecen hasta que son orejas de burro y si le digo «maestra, cara de cogía» agarra otra vez el puntero pero ahora es para matarme y salto por la ventana que estoy enredado, a la pierna de la maestra ¡la colita larga me creció cuando dije que había ido al baño de los varones en la Intendencia! Ahora la colita está más larga que nunca y no puedo saltar ¡y ya se acerca la maestra con el puntero en la mano! Si la Felisa viene en la cocina a darme otra cachetada salto y me escapo porque no tiene puntero y yo hago tanta fuerza al dar un salto muy grande por la ventana, para no caer a la laguna del Parque Municipal y hay que tener cuidado que en el fondo puede haber plantas de cogía. Y salto… y voy casi volando… ¿detrás de la laguna está el corral del gitano y me caigo adentro? Entonces digo que soy un pescadito y me voy a caer a la pecera, glu, glu, glu grito fuerte y mamá me está buscando porque ya es la hora de ir al cine? mamá me busca y no me encuentra y va a buscarme al baño del cine, pero no estoy en el baño de las mujeres y al baño de los varones no puede entrar! pero dan una cinta linda y se queda a verla y se oyen gritos de pescaditos que llegan lejos y mamá «qué mal se porta ese pescadito, no quiere a nadie, que se murió el tío y el pescadito no lloró, se volvió a jugar». Y no grito porque se abre una puerta: el gitano entra, viene caminando despacio, agarra a una nena robada, y le pega una cachetada? le baja las bombachas y le da unos chirlos en el traste? no, el gitano es malo, se baja los pantalones y los calzoncillos, le mete el pito en la cola a la nena y cuando la pobre nena ya no se puede mover se la pasa por los pelos y poco a poco se la va comiendo toda, primero una pierna, después una mano y la otra pierna y el culito gordo. Y atada a un carro cerca de los caballos está la Shirley Temple. Pero yo no soy un pescadito malo, yo soy un pgscadito bueno y le desato la soga y la Shirley Temple se escapa. Porque yo voy a ser bueno como la Shirley. Las ventanas del colegio son muy altas pero le voy a decir a mamá que cuando salga de compras se ponga en puntas de pie y va a alcanzar a verme en la clase, tiene que pasar todos los días, se lo voy a hacer jurar a mamá, y yo le prometo que me porto bien, y a la salida me viene a buscar. El día de mi cumpleaños nos compramos una torta y después vamos al cine a ver una cinta de bailes y si me vienen ganas de hacer pis me lleva al baño de las mujeres ¡y ya dije una mentira! que fui al baño de los varones, entonces no puedo ir al baño de las mujeres, porque entonces me crece la colita y por suerte los chicos en el patio del cine pueden hacer pis y nadie les dice nada, aunque el chorrito de pis hace un hoyito en la tierra y queda el patio con algunos charcos de barro y mamá mira donde va pisando y no pone el pie en el barro y yo me pongo a hacer pis… si no está la nena grande del vestido duro que pincha… y es mala… y puede agarrar barro de los charquitos y me pinta la cara de negro… pero yo me escondo en el baño de las mujeres y la nena me alcanza y de penitencia me pone una pollerita por haberme metido en el baño de las mujeres… ¡mami! ¿ya empezó la cinta y está oscuro adentro del cine? mami me estará esperando adentro sentada en la butaca ¡entonces yo grito para que me venga a salvar! «¿quién es esa negrita que está gritando? ayer gritaba un pescadito que se escapó y el dueño vino y lo metió en la pecera, y ahora se llevan a la negrita que se escapó y tiene que ir a cuidar al pescadito y los dos van a llorar toda la nocne y mejor cierro la ventana porque lo van a despertar a Berto, que los ruidos lo ponen nervioso». La negrita y el pescadito están en el corral del gitano. Están negros de tierra y barro y pelos de cola de los caballos. Los portones están cerrados con llave y pasador. Y ya está empezando la cinta de bailes y mamá está triste porque yo me la voy a perder, el primer número no es el más lindo, es un zapateo y nada más, el número más lujoso de todos es al final ¿cómo será el número más lujoso de todos? se sube el telón y queda otro telón brilía-so y se sube ese otro telón y ya queda el último telón que quiere decir que ya va a empezar el baile más lujoso de todos y yo no me lo pierdo: ¡qué viento fuerte! y un portón se abre por el viento tan fuerte y se escapan la negrita y el pescadito, qué suerte, corren lo más ligero que pueden porque el gitano los sigue y la negrita y el pescadito tienen que saltar la laguna del Parque Municipal ancha de agua sucia negra y pegan un salto pero son chiquitos y se caen y el gitano no los ve porque cayeron debajo del agua negra y el gitano sigue corriendo corriendo y nunca nadie más lo volvió a ver. Cuando ya están todas las bailarinas en fila es el principio del último número, todo va a quedar dibujado en los cartoncitos: ia cinta más lujosa de toda la colección, pero mami sale triste del cine porque yo no estoy. Mamá lloró una vez que íbamos los dos caminando por la calle pero no me acuerdo por qué. ¿Cuándo? ¿Por que lloras, mami? no me dice, pero la negrita y el pescadito están muertos flotando en la laguna, y por suerte después que se estrelló el avión Ginger Rogers y Fred Astaire bailan transparentes en el recuerdo, que ya no los separa nadie más: ni la guerra ni nada, cuando mami se levante de la siesta le voy a decir que no hice ruido y me porté bien. La Felisa nunca más me dio una cachetada porque me porto bien. El pescadito y la negrita después de muertos van a estar transparentes en el cielo pero no quiero que mamá los dibuje en los cartoncitos, van a quedar feos transparentes todos sucios ¿un pajarito es más lindo? ¿se murió algún pajarito? ¿el canario del chico de enfrente? ¡no! ¡mami no lo va dibujar! otro pajarito, en el recuerdo, que está transparente en el cielo, entonces mami se da cuenta que está muerto y todos los días cuando volvemos del cine miramos para arriba cerca de ilas plantas de peras y le contamos la cinta, quién trabajaba y los números de baile, que así no se queda con las ganas de verlo: alto desde las nubes se ve todo chiquito en Vallejos, y el gitano ya no está más en el corral. Lo mejor es estar en las nubecitas con los otros pajaritos de la Ginger y jugamos todo el día, la maestra con el puntero está chiquita abajo en la escuela, y la Pocha en la cocina con la tía. A las nubes llegan nada más que los pajaritos, que se comen migas grandes de tortas que les manda la Felisa ¿y nada más? no, porque no hay pájaros negros grandes como gatos con picos de gancho, se lo voy a hacer jurar a mamá.