Marianela que se tira a un pozo porque es fea y Mita qué miedo tenía de que se le muriera el bebe al nacer, no sale al frío, y me lo dijo una sola vez «si querés venir al Club Social nos vamos a divertir muchísimo, Paqui, pero nada de subir a la terraza del Club con un muchacho porque yo no quiero que me echen la culpa de nada» ¿si en Vallejos saben que fui a la pieza del instructor qué hago? «¿cómo es que termina Marianela, Paqui?», Marianela se tiró a un pozo, y se lo juro Mita que en el Club me porto bien: ni bien el Toto nos deje solas le empiezo a contar todo «Marianela en un pozo donde no la encontraron más y la comieron las ratas salvajes» antes de que viniera el novio y la viera que es un esperpento, ¡pero qué sucio un pozo! «mejor un pozo, que si te colgás de un árbol perdido en la pampa hay ojos de pájaros, de golondrinas que pasan, y en el mar peces que no cierran los ojos ni siquiera para dormir» en el fondo de los cinco océanos del globo terráqueo, «ojos en lo hondo que espían» y ven desde la distancia más grande porque es en el mar transparente, «los ojos de las sirenas» que son más hermosas que cualquier chica por pintada y dieciocho años que tenga, y no se le puede negar a la Rulo que es linda y si asoma la cabeza en el mar yo la vi en la pileta con el pelo mojado y mentira que «lo único que tiene es el pelo» quiere decir la Ñata, que con el pelo mojado y todo la Rulo engreída se asoma en el mar al paso de un barco y los marineros la mirarían y la tomarían por una sirena y la Rulo antes yo creo que era capaz de ver a un marinero que se tira al mar (que es una boca que devora de un solo trago) y se hubiese quedado lo más tranquila, ahora no sé, con lo que le pasó. «Paquita, hija» no me mira, mira el chaleco, el saco o el pantalón que está cosiendo «si te quedas en casa de la señora Mita a cenar diíes permiso y me llamas por teléfono así te espero en la esquina, porque ya es tarde para que vuelvas sola», pero el Toto estaba conmigo cuando se apareció la Rulo para la última prueba del broderie. Más de un año que el Toto no la veía, desde que la Rulo no salió más a la calle que no fuera para ir al colegio. Y a mentir «qué alto y lindo estás Toto» y el Toto ya se tragó el anzuelo, enano idiota, y él «cuánto tiempo que no te veía, con el Héctor pasamos en bicicleta mil veces por tu casa el verano pasado, y nada» y ella «¿de veras?» y el bobo «sí, en la lista estás primera» y se largó la carrera «la lista de las que más le gustaron ¿por qué no saliste más de tu casa?» y la mentirosa «yo siempre salgo» y el Toto «¿tanto lo que-rés?» y ella «nunca más voy a salir de mi casa» ¿y el broderie? ¿se lo hizo para ir al baño? y el Toto «Rulo, vos sos la más linda que vi en Vallejos, y en la lista estás primera», «no, no es por Héctor que no salgo, es que no me gusta salir» que mentir es gratis, todo el año metida en la casa y el Toto «si este verano hubiese salido el Héctor volvía con vos y no con la Ñata, total a la Ñata…» y la Rulo olió algo y enseguida «Paquita, ¿por qué no nos dejás un minuto solos a mí y al Toto?», y me fui, el minuto fatal, delante mío no hubiese pasado nada, con un vaso pegado a la pared se oía perfecto desde la cocina. «Totín, vos no sabés cuánto lo quise a Héctor, y cuánto lo quiero. Es por eso que no salgo más, cuando él no está en Vallejos no sé para que voy a salir, y cuando está tengo miedo de encontrarlo, y en vez de mandarlo al diablo… llevarle el apunte de nuevo. Pero él nunca más me va a mirar… yo sola sé por qué, Toto», y el Toto derretido «¿por qué?» y toda compugida «porque… no sé cómo decirte… los muchachos se cansan» y la Rulo ahí nomás se habrá tapado la cara con las manos ¿para qué diablos si no lloraba?, porque el Toto «no te tapes la cara, el amor no es vergüenza» y se oyó un beso que le daba la falsa, y él caramelo derretido «Rulo… no tenés que ser así… él quería volver con vos… y como no te vio, volvió con la Ñata» y la reina de las hipócritas «sí, pero a lo mejor la Ñata lo intrigaba más» y él «¿por qué lo iba a intrigar más?» y ella «sí…, a lo mejor la Ñata había sido más viva, y ie había ocultado cosas, secretos, y al no saber bien de la Ñata, al no conocerla bien…» y ahí mis oídos lo que escucharon me viene un síncope cada vez que me acuerdo: «…Rulo, ¡qué tonta, si a la Ñata también le había hecho lo que quiso en el zaguán, mientras la madre escuchaba el noticioso!» ay, ay, la lengua del Toto yo creo que llega de acá al Polo Norte y la Rulo furiosa y encantada que ya sabía lo que quería «no, son cosas que vos no sabes, sos muy chico para saberlas» y el Toto para agrandarse «pero no, a mí los muchachos me cuentan todo, y ese mismo año a la Ñata y a vos y en los últimos días de vacaciones a la Mari, y a la Porota Mascagno este año después de abortar, que yo lo supe en la farmacia y le pasé el dato al Héctor» ay, ay, madre mía, menos mal que en eso me pescaste en la cocina con el vaso y tuve que volver al probador y lo más tranquila la Rulo «para el baile de la primavera le voy a hacer buena propaganda, señora, con el vestido» y mamá encantada, ay, si supiera la propaganda que hizo la Rulo y a la salida del colegio en el medio de la plaza un día había un ser enfurecido cortándome el paso, empieza con eñe y termina con a ¡la Ñata! «¡con que ésas tenemos, ¡con que chismes, con que calumnias!» aprovecharme de un chico inocente (!) para desprestigiarla, a ella que siempre había hablado bien de mí en el Social, porque me creía una chica inteligente, pero ahora veía que leer noveluchas se me habían subido a la cabeza y al crimen seguiría el castigo, que «no te imaginas el boicot que te espera, ninguno de mis amigos estudiantes cuando vuelvan en el verano te van a saludar, mocosa» y ahí empezó a levantar presión y otra vez «¡mocosa!» y con la cartera de charol un carterazo fuertísimo, la hereje, en la cabeza y se le cayeron al suelo los libros que tenía en la otra mano y corriendo salí para casa mientras los juntaba, que si me pegaba con Los hermanos Karamazov de tapas duras esta era la hora en que yo volaba con los ángeles del cielo. Y yo soy la culpable, y contra el mocoso nadie tiene nada que decir, por el primo, y en el Social nadie me va a sacar a bailar y ya querría yo tener la suerte de la hermana de la Celia, ¡y la Celia no era mala! Mita estuvo resfriada hasta que le nació el nene, Mita, ¡qué calor hace al lado de la chimenea!, «no te acerques tanto, te vas a pescar un resfrío como yo» para colmo todo el ajuar preparado ya del otro nene que murió, las horas no pasan nunca sin nada que hacer después de estar un rato a la mañana en la farmacia, dígame Mita: ¿ la Teté es pa-rienta de la finada Celia? «no» ¿la tuberculosis de qué viene? «la novela Marta es de lo más hermoso que hay, tenés que sacarla de la Biblioteca», la Celia trabajó con papá hasta ya estando enferma, qué suerte que papá no se contagió «la vieja no era más que la madre del cuñado, pero la cuidó hasta el final», ¿tuvo algún novio en Vallejos la Celia? «ya casi tengo olvidado el principio de Alaría» ¿nadie se quiso casar con ia Celia? «¿te acordás del final? yo no me lo olvidé, con ese sol rojo fuego de la primavera que termina a las siete de la tarde en las montañas colombianas, casi de noche al caer un aire helado de invierno, al galope tendido hasta la arboleda que tapa las tumbas blancas y también desde los picos de las sierras y desde el cielo se verá que llega Efraín a las tumbas y busca la más nueva, y debajo de la tierra está María, muerta a los dieciocho años, Efraín que esperaba día a día el momento de volver, de dejar la levita de estudiante para verla de nuevo, y llega a los plantíos y María no está en la casa, no cose, no borda, no va a buscar agua al pozo entre las tunas» ¿se habrá dejado tocar María? ¿Efraín le habrá hecho lo que quiso? «que Efraín para acercarse adonde está ella ahora tiene que subirse de nuevo al caballo y seguir con las últimas horas del sol hasta lejos en las sierras, y las tumbas blancas en el atardecer tienen rojas el sol de frente y María, María, es tan fácil encontrar la tumba de su María, pobre Efraín, que basta con buscar la más nueva» ¿se habrá confesado antes de morir? «y saber que está tan cerca ella, y no poder hablarle, pero tiene que hablar Efraín, hablar hasta que no le quede nada sin decir que María lo va a escuchar, que lo mira desde las sierras, o desde las nubes, y hay que tener fe y pensar que todo lo que él le dice a María lo va a escuchar y si apenas siquiera una palabra se escuchara, de María que contesta, que ha estado escuchando todo, qué consuelo sería, o verla, verla un instante que aparece entre la arboleda» sería un milagro de la Virgen «que ya se ha hecho de noche y cayó el frío de la sierra, la cara de Efraín mojada de lágrimas, lágrimas redondas grandes como perlas, y esa sería la misericordia de la Virgen Santísima si existiera: cuando Efraín sufre tanto las lágrimas le van corriendo por la cara y algunas caen sobre la tumba y sobre el pasto, y en esas lágrimas como perlas la Virgen hace que se refleje la cara pálida, con el pelo largo que va hasta la cintura, y las ojeras de la enfermedad, los pómulos secos de la fiebre, la piel blanca de la tisis en la noche de cuarto menguante, en cada lágrima reflejada María, en cada perla plateada, blanca como una muerta pero sonriéndole a Efraín le dice todo lo que él quiere saber ¿todo, todo?» sí, la Virgen existe «que lo que él quiere saber son tres cosas: si está bien, si no sufrirá más, y si lo sigue queriendo, y con una sonrisa basta para contestar a las tres preguntas, la sonrisa de María, que está bien, no sufre y lo quiere como siempre, para siempre, porque está muerta, para siempre sonriendo y para siempre muerta, la sonrisa de María» la sonrisa del instructor, tantas sonrisas me ha hecho, pero no quieren decir nada, nada de seguro, uno que sigue viviendo puede hacer una risita y después cambiar de idea y no creo que el instructor sea casado. Y fue casi al principio de las clases que le presté María de Jorge Isaacs. Y no se me acercó más. La bibliotecaria me mata «¿por qué tardaste tanto en devolverme María al diablo que sos lerda», tu abuelita será lerda, yo me terminé María en dos noches, otra vez más la voy a leer, cinco chicas del primario tengo delante en la fila: aprovecho y me voy a la Biblioteca, y cada página la leo y la toco, si el instructor me dice que la leyó toco cada página cada página la rozo apenas con las yemas de los cinco dedos, de los diez dedos, de arriba abajo y si me jura que la leyó toda, que le pasó los ojos a cada palabra, los ojos asomados en pestañas, le pasó esas plumitas de pestañas, un plumerito que le fue barriendo la mugre a cada palabra, y me devuelve el libro hecho un espejo: el instructor se leyó cada palabra de María y ninguna me voy a dejar de releer yo. ¿Cuánto más tardará el cura para confesarnos a todas? me duelen las rodillas de estar hincada, pero a la noche, sola en mi cama, en el probador, me vio el maniquí nada más ¿en qué piensa la Rulo a la noche después de apagar la luz?, mirando cualquier cosa en la mesa de costura desde mi cama y el maniquí, la máquina de coser, el centímetro, las tijeras y Raúl García, ¡el Toto no me puede espiar!, porque unos días después de terminadas las clases se van a bajar los estudiantes del tren y desde lejos si no me hacen una señal con la mano es porque no me han reconocido, pero si al acercarse no me miran y pasan de largo… es porque me han quitado el saludo, ya no existo más para ellos, y así se cumple la venganza de la Ñata, ¿no me tendría yo que vengar del mocoso? «en un recreo del colegio un grandote corrió a alguien para hacerle lo que vos sabés y se escapó y de la casa se quejaron al colegio», no me cuentes más porque lo que querés es sacar la conversación de Raúl García «y este año pasó lo mismo y se volvió a escapar» ¿quién se escapó, (el grandote o la chica? «¿qué chica?» la que corrieron, «sí, la que se escapó fue la chica» ¿y el grandote? «no, este año el que la corrió era un chico como ella y la madre sé lo contó al padre y le dijeron a la chica que no era un grandote, que por qué no se había defendido sola, pero ellos no sabían que el chico podía tener dos más que lo ayudaban: uno esperaba detrás de un árbol del fondo y otro detrás de la puerta del baño» ¿y la chica no se los dijo? «sí, eso fue la tercera vez que la corrieron» ¿pero por qué siempre la corren a ella? «porque tiene las notas más altas, y los padres le preguntaron lo mismo, ¿por qué siempre te corren a vos? y le dijeron que aprendiera a defenderse» ¿por qué no la mandan al colegio de monjas? «no te puedo decir el nombre porque juré que no lo contaba» ¿pero estás seguro de que tu papá nunca le dijo nada de la Celia a tu mamá? «que cuando trabajaba con tu papá no entregaban los trajes con atraso como ahora» salí de casa decidida a ver al instructor, mamá: no le cuentes más a nadie lo que te conté de la Rulo «esas son las del Social, tanta pretensión y son cualquier cosa» pero al Social va la gente mejor «si sé que terminas como ellas te mato», no voy a tomar la leche con mamá en el probador, y en el taller de papá con la taza de leche y el pan con manteca en la mano, te lo juro papá que no fue a propósito ¡en el corte de casimir está pegado el pan con manteca! y con el centímetro doblado en dos las marcas quedan por donde pegue «tenés una marca que te llega hasta donde la espalda cambia de nombre, ¿te duele si té acaricio?», el instructor con la mano sin anillo de compromiso ¿se lo saca para pasar por soltero? en una de las piezas que mira al patio «me pueden quitar el empleo por haberte abierto la puerta de mi pieza, tendría que ir a ver a tu papá y decirle que te cuide más» y en el baile no me saca a bailar porque es grande para mí y los estudiantes tampoco y Mita, por favor, mande al Héctor a que me saque a bailar y mándelo a que le diga a los estudiantes, todos son amigos de él, que me saquen a bailar, si es que a Mita no le contaron de que me vieron salir del hotel, ¡voy a contárselo sin perder un minuto más de tiempo, ni bien terminen los duraznos y la dejen sola, el Toto, el Héctor y el nenito, qué manitos chiquitas, me las tiende para que lo levante de la sillita, pero el loto dice que el nene que murió era más lindo y el Héctor no quiere ir al escritorio a estudiar que hace tanto calor y Mita «si esperas que en verano haga frío no vas a; dar nunca ese ingreso» ¡al Colegio Naval! Mita, tengo que contarle una cosa y el Toto «adiós River, buena tapa te puso tu papá, infeliz que sos, no querer el uniforme mejor» y «vos cagadita no te metas con River porque sos chico para hablar de esas cosas» Mita, escúcheme, yo le tengo al nene en brazos y le cuento una cosa, pero las cascaras de los duraznos nadie había visto que estaban cerca del nenito y se había metido una en la boca atragantado sin respirar, no te asustes Toto que no se muere el nenito ¿por qué te asustas así? tose que se ahoga tan chiquito el nenito ¿y qué podíamos hacer? el Toto ahí nomás el ataque en vez de hacer algo salió al patio a gritar y llorar como si ya se le hubiese muerto el hermanito, la sirvienta fue la única que supo y le metió los dedos en la boca al nenito y le sacó una cascara larguísima de durazno y lo mismo seguía con los chillidos el Toto, que chillar es gratis «¡nunca se saben las consecuencias! ¡las consecuencias, si deja de respirar! ¡toda la noche!» Mita ¿por qué no vamos a la cocina y le cuento una cosa, «callate Toto», gritó Mita, desde la calle se oyen los gritos del Toto «¡hay que vigilarlo toda lá noche, por si vienen las consecuencias!» y el Héctor «¡basta, basta de teatro! y no llores más, te he dicho que no grites más, maricón del carajo, callate, CALLATE!!!» y el Toto «maricón será tu abuela, y ío peor es ser un INTRUSO!!! fuera de esta casa, fuera!!!» y con el dedo como las artistas cuando echan a alguien, que un poco de imitación de alguna película estaba haciendo el Toto de paso y ahí el Héctor yo creí que lo dejaba sentado en el suelo de una trompada pero se ofendió, «sabía que un día me lo ibas a decir» y se metió en la pieza bajo llave, una marmota duerme menos que él y levantarse a las doce de mal humor ¡tac! arranca una rama del helécho cada vez que pasa ¡tac! una oreja al Toto un día le va a arrancar. Mita, escúcheme, escúcheme, le tengo que contar una cosa, no es del Totó, no, yo no le salgo en defensa de nadie, es otra cosa que quiero contarle yo antes que le cuente otro «no me vengas con quejas porque entre los dos grandotes y el chiquito ya me han sacado de quicio» ¡no son quejas! «voy a hacerlo dormir a este nene que lo que tiene es sueño no sé cuándo terminará este verano» la verdad es que esta pampa es seca como un cascote ¿y cuando papá llegó a Vallejos y vio lo que era este pueblo con cuatro plantas peladas? yo le habría escrito a la Celia para que no viniera aunque la Celia por lo menos le trajo noticias frescas de la aldea, qué rabia le dio al Toto que no ie prestara la postal la voy a poner en un cuadro, cuesta 1,50 ponerle vidrio y marco, si supiera pintar al óleo la pintaría en grande, y de arriba abriendo la ventana de una de las casitas más baratas se ve abajo el río y las huertas divididas por filas de piedras amontonadas, ¿son grandes las huertas? «no, pero los dueños las cuidan centímetro por centímetro y en la primavera se ponen todos los huertos blancos porque son todas plantas de manzana» y por qué se habrá venido a la Argentina, en la pampa tiene el dedal puesto todo el día y cierra la ventana para que no entre el viento con tierra: por suerte no sabe que los estudiantes están contra mí ¿qué hice Virgen Santa para recibir este castigo? ¿por esconderme en el camión con Raúl García? ¡por esconderme en mi cama con él… en el pensamiento! del instructor me salvé sin que el Toto viniera a salvarme y el año que viene la suerte de ir pupilo a Buenos Aires y yo para siempre en el colegio de monjas de Vallejos «Paqui, Paqui, vos sabés qué regio es el colegio pupilo, la Teté pupila con monjas todas las noches se iban al baño a leer novelas, de a cuatro sentadas en un inodoro leyendo el mismo libro» y en las fotos de propaganda los pabellones del Colegio George Washington están desparramados en un parque grandísimo y los domingos el Toto tomará el tren y en menos de \ina hora estará en el centro de Buenos Aires ¡no! ¡no lo puedo creer! ¡no quedan más que dos del primario sin confesar! ¡y después yo! Robé, falté a la verdad, no recé (falté a Dios), y malos pensamientos, y hay más ¿un pecado mortal se confiesa al final o al principio? para el cura confesor querer pecar es igual, o peor, que pecar, es igual que piense en Raúl García en mi cama a la noche o que entre en la casa de él a la mañana temprano en vez de ir al colegio que el padre de Raúl duerme hasta las doce como Raúl pero en otra pieza y Raúl está solo y me le meto entre las sábanas calientes de toda la noche: en mi cama turca se sientan las dientas a probarse el vestido hilvanado: Dios está en todas partes y todo lo ve, a lo mejor estaba en el maniquí sin cabeza, Dios no necesita ojos para ver: que por fin Raúl me hace lo que quiere ¡Toto, vení a contarme quién es la chica que se escapó del colegio «ninguna, eran todas mentiras mías» ¿no le hicieron nada al grandote? «no pero Dios lo va a castigar» ¿cuál será el castigo de Dios? «no sé, alguna cosa muy fea» ¿qué será? «que se le llene la cara de sama para que nadie se le acerque sin darse cuenta como a un perro sarnoso» ¿la madre de la chica se quejó de nuevo al colegio? «no, se quejó a la maestra cuando la encontró a la salida del cine» ¿y a la directora no se quejó? «no, la directora de mi colegio nunca sale de la casa, no está ni en las tiendas ni en el cine» ¿y por qué no la fueron a ver al colegio a la directora- «porque a la madre de la chica le dio vergüenza volver a quejarse al colegio otra vez más» y ya tengo que presentarme al confesonario y decir todo, la penúltima chica arrodillada se está persignando, le debe faltar poco para terminar y fue Raúl García que me hizo lo que quiso ayudado por mi pensamiento, y para el cura confesor no importa que sea sólo con el pensamiento, y no fue una vez, todas las noches prometo que no, que no voy a pensar en él, pero se me escurre entre las sábanas con las manos grandes de hachar leña, me roza con lo dedos manchados de cigarrillo y me llega a la carne viva, que es peor que malos pensamientos: una mañana me voy a despertar con los dedos de mis manos manchados de cigarrillo y manos grandes de hanchar leña una chica de quince años con manos grandes de hombre colgando de cada brazo, ese será el castigo de Dios. Y no sabe la Virgen María la suerte que tuvo, la bendición de Dios le hizo tener un hijo y quedar virgen para siempre, quedó limpia para toda la eternidad, mirando de frente a todos nadie le puede decir que fue una cualquiera, «tantas pretensiones y son unas cualquieras» dijo mamá, y Mita «no se necesita de un pollerudo para que Dios se acuerde de una pobre diabla que no hizo más que penar toda su vida» y mamá delante de una dienta «la Celia y la hermana eran dos buenas sinvergüenzas» ¿cómo puede estar segura mamá de que eran malas? ya nada más que una del primario falta para confesarse y le digo a la monja que estoy descompuesta, y me voy corriendo como si fuera a vomitar al baño: todavía estará durmiendo Raúl y me le meto entre las sábanas que él mismo las lava ¿o el padre? la ventanita del confesionario con la rejilla negra no deja ver al cura sentado adentro, pero abriendo la ventana de las casitas más altas de todo de la montaña se ve abajo el pueblo con las florcitas blancas, cuando es otoño en la Argentina es primavera en Galicia: plantan muchas plantas de manzanas, ahora no me deja ir sola a ninguna parte, dos cuadras si me quedo a cenar en lo de Mita no me deja caminar sola y está en la esquina esperándome antes de meterse al bar ¿pero María no se la dejé al instructor en la pieza? ¿cómo está ahora en el taller de papá? sobre el saco recién cortado griséceo para Berto «Paquita, este libro es de la Biblioteca ¿no? vete a devolverlo y de ahora en adelante te tienes que portar bien ¿me entiendes? así nadie le puede venir a decir a tu padre que su hija ha hecho algo de malo: esta tiene que ser la última vez que alguien me viene a decir que debo cuidar más a mi hija, por suerte tu madre no sabe nada» paralizada no me late el corazón con el libro en la mano para ir a la Biblioteca «no, vete mañana a la Biblioteca, hoy ya es tarde, y yo no te puedo acompañar porque tengo un cliente que ya debe estar por llegar a tomarse las medidas» sí papá, María de Jorge Isaacs, nunca supe si el instructor la leyó o no, ¿y el instructor habrá jurado por la madre para que papá le creyera que no me hizo nada? y papá se lo creyó, porque si no después de una paliza me habría llevado al médico a hacerme revisar, me habría encerrado, seguro que me pegaba con el centímetro, me habría matado, pero por suerte le creyó la verdad al instructor, el instructor le habrá jurado por su madre ¿o por la esposa? y papá le creyó toda la verdad de lo que pasó: no pasó nada, salí de la pieza como entré, y papá me perdonó que me hubiese metido en la pieza del hotel de un hombre mucho más grande que yo, y ahora no puedo ir sola a ninguna parte, me vigila siempre, Dios hizo que me perdonara y no me pegara, ni me gritó ni se lo contó a mamá, y por suerte ya hay menos que esperar: ni bien termine de confesarse la última chica del primario me pongo primera en la fila de las del secundario, si papá me hubiese esperado a la salida del cumpleaños de la de González no lo habría visto a Raúl García «así nadie le puede decir a tu padre que su hija hizo algo de malo, tú eres muy chica todavía para saber lo que es bueno y lo que es malo» y me dio el libro para que lo devolviera a la Biblioteca «dile a tu madre que no haga cena para mí, me voy al bar a tomar un café antes de que llegue el cliente, no tengo apetito, ve y dícelo» y desde mi cama esa madrugada se oyó la puerta de calle que se abre que ya está de vuelta, Dios mío, te lo pido por todo lo que más quieras, que no me pegue, es posible que haya perdido a las barajas y esté furioso y le venga la rabia que no le vino a la tarde y agarre el centímetro y me pegue: se metió en el baño, salió del baño, se fue a su pieza, ya está acostado ¿en qué estará pensando? ¿en que no me pegó? gracias Dios mío, gracias por haberle dicho que me perdonara, y papá te escuchó, a lo mejor mientras cortaba la tela inglesa para Berto ¿o mientras pensaba que en Churanzás le habría ido mejor? ¿se pasará la vida hasta que se muera, pensando en Churanzás? no le voy a decir nada y de sorpresa le pongo el cuadro de la postal colgado en el taller ¿cómo no se me ocurrió antes? y mientras termina de confesarse la última del primario, Dios mío, te yoy a rezar un rosario, te pido que me digas qué es lo que es bueno y qué es lo que es malo, la Teté decía que los muertos rezan por nosotros, ella reza por el abuelo que se le murió y el abuelo reza por ella en el cielo, el Toto reza por el hermanito que se le murió, pero el hermanito no puede rezar por el Toto porque se murió sin bautizar y está en el limbo ¿será por eso que el Toto tiene al diablo al lado? mi abuelita muerta de Galicia a lo mejor reza por mí y por papá ¿y la Celia se acordará de mí? no, yo era muy chica, a la Virgen María, no, a Dios Padre Todopoderoso, le voy a rezar un rosario entero por el descanso del alma de la Celia.