– Como había prometido, lo he sacado de las arcas de Wilder Investments para reconstruir la bodega. Por lo que a mí respecta, el préstamo en que la bodega figura como aval queda cancelado. Dentro de un par de semanas recibirás los documentos que te reconocen como única propietaria de Cascade Valley.
– Oh, Noah…
– No pasa nada, Sheila -dijo él, abrazándola para besarle la cabeza-. Sólo lamento que mi familia esté implicada en la muerte de tu padre. Ben incluso ha reconocido que planeó el sabotaje de las botellas de Montana para sacar a tu padre del negocio. Parece que lo procesarán por incendio provocado y homicidio involuntario.
– Dios mío, Noah. Tu padre está enfermo.
– Eso no justifica lo que hizo.
– ¿Y qué vas a hacer?
– He accedido a dirigir la empresa, dado que Ben me ha concedido autoridad absoluta, y trataré de enmendar sus errores. Sinceramente, no sé si es posible. Por eso he empezado contigo. Mi padre trató de estafarte y quitarte la bodega, para no seguir compartiendo los beneficios contigo. Ahora es toda tuya. Wilder Investments ya no tiene nada que ver con Cascade Valley.
– No lo entiendes, ¿verdad? Nada, ni la bodega ni la reputación de mi padre significan nada si no estás conmigo.
– Tú fuiste quien se marchó.
– Sólo porque no entendía nada.
Noah la agarró con fuerza y, con la voz quebrada por la emoción, dijo:
– Sheila, si supieras lo mucho que te amo… Si pudieras sentir el vacío que he tenido que soportar…
– Lo siento cada noche que paso sola.
– No volverás a estar sola nunca más. Prométeme que te casarás conmigo.
Ella rompió a llorar de felicidad.
– Ay, Noah, he sido tonta. He tratado de convencerme de que quería y podía olvidarte, pero te quiero tanto…
– Tranquila, ahora estamos juntos y lo estaremos siempre. Y vamos a tener nuestra propia familia: Sean, Emily y todos los hijos que quieras.
– ¿Lo dices en serio?
– Por supuesto, mi amor. No había dicho nada más en serio en mi vida. ¿Te vas a casar conmigo?
– ¿Tú qué crees?
A él se le dibujó una sonrisa de satisfacción.
– Te amo, Sheila. Y te prometo que siempre te amaré.
– ¿Qué hay de la bodega?
– Ya hablaremos de eso. Si quieres, trasladaré la oficina central de Wilder Investments a Cascade Valley. No importa dónde vivamos, mientras estemos juntos.
– Noah…
– Tú no te preocupes por nada. Sólo ámame.
– Siempre.
Noah selló aquel juramento con un beso que prometía un futuro lleno de felicidad.
Lisa Jackson