Pasaron alrededor de diez minutos, y la persona todavía seguía limpiando, luego se le acerca un militar que custodiaba la cancillería preguntándole, si había visto al Reich, Sam alcanza a oír por parte del sujeto que le había respondido, haberlo visto salir de la oficina hace varios minutos. El militar se retira, al igual que el de limpieza porque había terminado previamente. Sam se asegura de que la oficina estuviera despejada aguardando unos segundos debajo del escritorio. Se pone de pie, y mientras que había estado debajo del escritorio se había puesto a pensar, y gracias a que pudo escuchar esa conversación, sabía que Hitler ahora mismo podía estar afuera, y no en el Bunker, a raíz de eso surgió le surgió una idea —el bunker debe contar con una salida—, así que dirigirse allí sería su próximo paso. Aparentemente todo estaba despejado, así que tomó el pasillo, buscando la puerta que era la que llevaba al Bunker, aún podía recordar con exactitud cuando fue llevado por el oficial por primera vez; aunque parecía un poco bizarro, porque la puerta se encontraba en un pasillo que estaba lleno de despachos, no encontraba mucha lógica, pero eso era lo menos importante. Era un pasillo horizontal bastante largo, también era muy arriesgado porque la puerta que conducía al bunker estaba a seis puertas de distancia, pero era arriesgarse o quedarse allí exponiéndose a que los militares que custodiaban pasaran. Sin más, empieza a caminar, y cuando oye que una puerta que él había pasado previamente estaba siendo abierta, logra esconderse en un rincón, y en efecto se trataban de militares, que probablemente se encargaban de la parte administrativa de la cancillería. Esta vez logra pasar desapercibido, y ahora solo estaba a dos puertas de distancia, termina de llegar, como era de esperar, la puerta estaba cerrada, pero el tenía algo de conocimiento en cuanto forcejear las puertas con cilindro mecánico, por eso no representó un obstáculo desde un principio que tuvo la idea, además que en aquella época la tecnología de las cerraduras era aún más vulnerable. Con su tarjeta de crédito forcejea la puerta, hasta que termina de abrirla.
Consigue entrar, y empieza a descender por el pasadizo, el bunker era bastante amplio, dado que el primer nivel tenía doce habitaciones que probablemente pertenecían a los más fieles, y el segundo nivel tenía diez habitaciones, juntamente con el estudio de Hitler a donde había sido llevado anteriormente, sigilosamente empezó a buscar algún pasadizo que pudiera llevarlo al exterior, no logró conseguir nada, no habían más que habitaciones, así que su única esperanza era encontrar algún pasadizo en el último nivel, para empezar nuevamente buscando en cada habitación; aparentemente todos estaban en sus posiciones de trabajos porque el bunker estaba completamente solo, aunque se podía apreciar que había personas viviendo en el primer nivel. Estaba apenas dirigiéndose a las escaleras que conectaban con el segundo nivel del bunker cuando un oficial había recién bajado al primer nivel, y así se percata de la presencia de Sam, emprendiendo contra él, una persecución con su arma de fuego corta. Sam rápidamente actúa corriendo sobre aquellas escaleras, sabía que esto se iba a empeorar, sino hallaba una forma de salir lo más rápido posible, porque el hecho de que uno solo de ellos se diera cuenta de su presencia era suficiente para tener todo un ejercito de aquellas fuerzas antagónicas detrás de él, para arrebatarte el don, y devolverlo al presente.
015 | Atrapado
Sam se encontraba en el segundo nivel desesperado, corriendo alrededor de las habitaciones buscando vestigios de algún túnel mientras podía, aunque no le daría tiempo para revisar todo el lugar porque el oficial no tardaría mucho en llegar.
Como era de esperar, el oficial termina de bajar, seguidamente empieza a revisar cada habitación hostilmente, no le tomaría mucho tiempo en cubrir todo el perímetro, puesto que era el nivel más pequeño. Él se había ocultado en la oficina de Hitler que estaba ubicado al final del pasillo. Desde la oficina podía oír los chasquidos que generaban las puertas al ir siendo abiertas progresivamente, habían alrededor de diez habitaciones, por lo tanto, no tardaría mucho en llegar a la oficina. Sin embargo, no dejaba de buscar algún túnel. Los nervios, y la desesperación le estaba jugando sin duda una mala broma porque era casi imposible concentrarse para hacer una búsqueda perspicaz. Había revisado cada rincón de esa oficina, el escritorio, levantó cada cuadro, debajo de diferentes muebles... No podía pensar en el hecho de que todo fuera terminar de esa manera por lo difícil que todo parecía en ese momento.
El oficial había abierto la penúltima puerta, pero como tampoco lo encontró, dedujo instantemente que estaría en la oficina de Hitler. Sam había revisado cada rincón, excepto el espejo grande que estaba ubicado en el baño, osó en hacerlo a un lado, ¡Eureka! Estaba allí la entrada del túnel, pero... La contrariedad ahora era que el dichoso túnel contaba con un candado, bastante grande, pero igual buscó la manera de aplicar lo que sabía sobre abrir cerraduras para manipularla. Empieza a escuchar desde el baño como el oficial había comenzado a disparar la puerta de la oficina, por un momento pensó que ese sería su final; pero decide asomarse para distinguir el estado de la puerta, medio puede observar, y nota que no le había hecho ninguna perforación a pesar de que había disparado alrededor de seis veces, por suerte la puerta estaba compuesto de un material casi impenetrable porque el bunker no solo era una escondite, sino que también podía servir como una fortaleza, no obstante, en ese momento contaba con esa ventaja para ganar tiempo, aunque el oficial jamás dejó de intentar de abrir aquella puerta con golpes, y disparos.
Él estaba rebuscando cualquier cosa que pudiera hacer el papel de una pinza fina por toda la oficina que le permitiera manipular el candado... Pero empezó a escuchar una multitud que iba a gran velocidad conforme al ruido que generaban al pasar, se podía deducir que se trataban de un numeroso grupo militar, era posible escucharlos porque estando desde el segundo nivel se podía oír si una persona corría o caminaba en el primer piso. Con todo eso, logró encontrar los malos intentos de pinzas que necesitaba para vulnerar el candado, se dirige corriendo para intentar abrirlo, pero podía sentir que aquella muchedumbre de militares se aproximaba más cada segundo que pasaba, él intentaba manipular aquel candado, pero tenía los nervios de punta, casi podía sostener las pinzas en sus manos, hasta que se da cuenta de que en definitiva no podría abrir ese candado por la inestabilidad que estaba teniendo en sus manos, vuelve a poner el espejo en su lugar espontáneamente, mientras lo está haciendo, de la nada pudo apreciar un reflejo suyo cuando estaba cepillándose los dientes, un día antes de que sucediera todo, esto lo hizo recordar lo que le había dicho Elyo, sobre el modo particular de cada viajero en proyectar el don. Tenía toda una multitud de militares aglomerados detrás de aquella puerta; sin embargo, aguardaban en silencio mientras que el sujeto que cargaba con las llaves probaba cada una hasta conseguir la correcta.