animus. La mejor definición se encuentra en The Oxford Latin Dictionary, así que la cito textualmente: «La mente en cuanto algo opuesto al cuerpo, la mente o alma como constituyente junto con el cuerpo de la persona entera.» Hay otras definiciones, pero ésta es adecuada al modo en que animus se usa en este libro. Hay que tener cuidado, no obstante, en no atribuir a los romanos la creencia en la inmortalidad del alma.
apex. Casco de marfil muy ajustado que usaban los sacerdotes. Tapaba todo el cabello, pero dejaba al descubierto las orejas; estaba coronado por una punta de madera sobre la cual iba atravesado un disco de lana.
Arausio. En este libro solía referirse a la batalla librada el 6 de octubre del año 105 a. J.C. cerca de la ciudad de Arausio, en la Galia Transalpina. Una inmensa masa de tribus germánicas migratorias que iba avanzando hacia abajo por el margen oriental del río Rhodanus (el Ródano) y a la que hicieron frente dos ejércitos romanos a los que el Senado había ordenado que se agrupasen bajo la autoridad del cónsul de aquel año, el Hombre Nuevo Cneo Malio Máximo. Pero el procónsul Quinto Servilio Cepión, que era patricio, se negó a cooperar con Malio Máximo porque era de baja cuna, e insistió en mantener separado a su ejército. El resultado fue una derrota para Roma peor que la de Cannas; se dice que el número de soldados romanos muertos en combate superó los ochenta mil.
Armenia Magna. En la antigüedad, Armenia Magna se extendía desde el sur del Cáucaso hasta el río Araxes, al este hasta el ángulo del mar Caspio y al oeste hasta el nacimiento del Éufrates. Era una extensión de tierra muy montañosa y fría.
Armenia Parva. Aunque se la conocía como Armenia Menor, este pequeño territorio, que ocupaba las regiones abruptas y montañosas de la parte alta de los ríos Éufrates y Arsanias, no formaba parte del reino de Armenia. Hasta que la ocupó el sexto rey Mitrídates, del Ponto, estaba gobernada por su propia casa real, pero siempre rindió vasallaje al Ponto más que a la propia Armenia.
armillae. Los anchos brazaletes de oro o de plata que se les concedían como premios al valor a los legionarios, centuriones, cadetes y tribunos militares romanos de categoría inferior.
arpía. Mítico monstruo de origen griego. Si hay que creer lo que dice Virgilio, los romanos pensaban que las arpías eran aves con cabeza de mujer, aunque los griegos las consideraban mujeres con alas y garras. Robaban personas y comida y dejaban tras de sí sus heces a modo de insulto.
Asamblea (comitia). Cualquier congregación del pueblo romano convocada para tratar de asuntos electorales, judiciales, legislativos o gubernamentales. En la época de César había tres verdaderas Asambleas: la de las Centurias, la del pueblo y la de la plebe.
Asamblea de las Centurias (comitia centuriata). Estaba formada por el pueblo, patricios y plebeyos; las clases se establecían atendiendo a los recursos económicos de sus componentes. Como tenía origen militar, cada clase se dividía en centurias. Las Dieciocho (véase) constaban tan sólo de cien hombres cada una, mientras que otras centurias contenían más de cien. La Asamblea de las Centurias se reunía para elegir a los cónsules, a los pretores y (normalmente cada cinco años) a los censores. También se convocaba para celebrar juicios por acusaciones de alta traición (perduellio) y tenía potestad para aprobar leyes. A causa de su carácter militar, la Asamblea de las Centurias estaba obligada a reunirse fuera del pomerium, y normalmente lo hacía en el Campo de Marte, en un lugar llamado los saepta. No solía convocarse para aprobar leyes ni para celebrar juicios.
Asamblea del pueblo o Asamblea Popular (comitia populi tributa). Permitía la plena participación de los patricios y era de naturaleza tribal. Se estructuraba en las treinta y cinco tribus en que se distribuían todos los ciudadanos romanos. Convocada por un cónsul o pretor, normalmente se reunía en el Foso de los Comicios. Elegía a los ediles curules, a los cuestores y a los tribunos de los soldados. Podía formular y aprobar leyes; hasta que Sila estableció los tribunales permanentes, muchos juicios romanos se celebraban en esta asamblea.
Asamblea Plebeya (comitia plebis tributa o concilium plebis). Reunía a las treinta y cinco tribus, pero no permitía la participación de los patricios. Como sólo contenía a una parte del pueblo, la Asamblea Plebeya no era «oficial» del mismo modo que lo eran la de las Centurias y la Popular. En ella no se interpretaban los auspicios ni se decían plegarias. El único magistrado que tenía potestad para convocarla era el tribuno de la plebe. Tenía derecho a promulgar leyes (únicamente plebiscitos) y a llevar a cabo juicios, aunque estos últimos fueron mucho menos frecuentes a partir del momento en que Sila estableció los tribunales permanentes. Sus miembros elegían a los ediles plebeyos y a los tribunos de la plebe. El lugar normal de sus reuniones era el Foso de los Comicios. Véase también votación y tribu.
atrio. Sala principal de recepción de una domus romana o casa privada. En su mayor parte contenía una abertura en el techo (el compluvium) por encima de un estanque (impluvium), cuyo propósito en origen era servir de depósito de agua para uso doméstico. A finales de la República el estanque se había convenido únicamente en un elemento ornamental.
auctoritas. Término latino de muy difícil traducción, pues significaba mucho más de lo que implica la palabra autoridad. Tenía connotaciones de preeminencia, influencia, importancia pública y -sobre todo- capacidad de dirigir los acontecimientos en un sentido u otro a través de un cargo público. Todas las magistraturas poseían auctoritas intrínsecamente, pero la auctoritas no quedaba limitada a aquellos que ostentaban las magistraturas; el príncipe del Senado, el pontífice máximo, otros sacerdotes y augures, los consulares e incluso algunos individuos privados que quedaban fuera de las filas del Senado poseían auctoritas.
augur. Sacerdote cuyas obligaciones concernían a la adivinación. Todos los augures formaban el Colegio de los Augures, un cuerpo estatal oficial que comprendía doce miembros (normalmente seis patricios y seis plebeyos), hasta que en el año 81 a. J.C. Sila incrementó el número hasta quince miembros; desde entonces solía contener por lo menos un plebeyo más que el número de patricios. Los augures en un principio se elegían por cooptación por los demás augures, pero en el año 104 a. J.C. Cneo Domicio Ahenobarbo promulgó una ley que obligaba a que la elección de futuros augures se llevase a cabo por una asamblea de diecisiete tribus elegidas por sorteo entre las treinta y cinco. Sila suprimió esta elección en el año 81 a. J.C. y se volvió así a la elección por cooptación, pero en el 63 a. J.C. el tribuno de la plebe Tito Labieno reinstauró la elección. El augur no predecía el futuro ni interpretaba los augurios a su propio capricho; inspeccionaba los objetos pertinentes o los signos para asegurarse de si la empresa en proyecto contaba con la aprobación de los dioses o no, ya fuera iniciar una contio (véase), una guerra, una nueva ley o cualquier otro asunto de Estado, incluidas las elecciones. Había un manual de interpretación, los augures se remitían y «se atenían al libro». El augur vestía la toga trabea (véase) y llevaba un bastón llamado lituus (véase).
auguraculum. Lugar fijo en el Capitolio donde los nuevos cónsules permanecían la noche en vela para contemplar el cielo antes de tomar posesión.