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insula. Significa isla. Como estaba rodeado por los cuatro costados de calles, callejones o callejas, a los edificios de viviendas se les conocía por el nombre de ínsula. Las ínsulas romanas eran muy altas (hasta l00 pies -30 metros- de altura) y la mayoría lo bastante grandes como para incorporar un patio de luces interior; muchas eran tan grandes que contenían múltiples patios de luces. Las ínsulas que pueden verse hoy día en Ostia no son una indicación real de la altura que alcanzaban las ínsulas dentro de la ciudad de Roma; sabemos que Augusto trató en vano de limitar la altura de las ínsulas de la ciudad de Roma a 100 pies.

Insula de Aurelia

insulsus. Insípido, no apetecible, completamente aburrido.

in suo anno. Literalmente «en su año». La expresión se aplicaba a hombres que alcanzaban un cargo curul a la edad exacta que prescribían la ley y la tradición para que un hombre ostentase dicho cargo. Ser pretor y cónsul in suo anno era una gran distinción, porque significaba que a un hombre se le elegía la primera vez que lo intentaba; muchos cónsules y no pocos pretores tenían que presentarse varias veces antes de lograr el éxito, mientras que a otros las circunstancias les impedían presentarse al cargo a la edad más temprana permitida. A los que forzaban la ley para alcanzar un cargo a una edad inferior de la prescrita tampoco se les otorgaba la distinción de estar in suo anno. irrumator. En plural irrumatores. Hombre que hace que le chupen el pene.

iudex. Juez.

iugerum. En plural, iugera. Unidad romana de medición de terreno. En términos modernos el iugerum equivalía a 0,623 (cinco octavos) de acre, o 0,252 (un cuarto) de hectárea. El lector moderno acostumbrado a hablar en acres se hará una idea muy aproximada dividiendo por dos el número de iugera.

iuniores. Juniors, de categoría inferior.

ius. En el sentido en el que se utiliza en este libro, derecho inalienable bajo la ley o bajo la mos maiorum.

jónico. Uno de los tres órdenes arquitectónicos griegos. El capitel de una columna jónica (que podía ser liso o aflautado) tenía el aspecto de dos rollos de papel parcialmente desenrollados llamados volutas.

juegos. En latín ludi. Los juegos eran una institución romana y un pasatiempo que se remontaba por lo menos a los primeros tiempos de la República, y probablemente mucho más atrás. Al principio se celebraban sólo cuando un general hacía el desfile triunfal, pero en el año 336 a. J.C. los ludí Romani se convirtieron en un acontecimiento anual, y más tarde se fueron añadiendo un número siempre creciente de otros juegos en el transcurso del año. Todos los juegos tendían a ser cada vez más largos. En un principio los juegos consistían esencialmente en carreras de carros; luego, poco a poco, llegaron a incorporar la lucha con animales y las representaciones teatrales que se efectuaban en teatros levantados temporalmente para la ocasión. Los juegos siempre iban precedidos de una solemne pero espectacular procesión religiosa por todo el Circo que se celebraba el primer día, después de lo cual venían una o dos carreras de carros y luego algo de boxeo y lucha libre, que se limitaba a ese primer día. Los días sucesivos estaban ocupados por actividades teatrales; la comedia era más popular que la tragedia, y con el tiempo lo que más triunfó fueron los espontáneos mimos atelanos y las farsas. Cuando los juegos llegaban a su fin, lo que privaba eran las carreras de carros, con luchas con animales intercaladas para dar variedad al programa. Los combates de gladiadores no formaban parte de los juegos de la República (eran organizados por individuos privados, normalmente en memoria de un pariente muerto, y se celebraban en el foso, no en el circo). Normalmente era el Estado el que se encargaba de costear los juegos, aunque los hombres que ambicionaban que su nombre fuera célebre se rascaban bien el bolsillo cuando ocupaban el cargo de edil para hacer que «sus» juegos fueran más espectaculares de lo que los fondos asignados por el Estado permitían. La mayoría de los grandes juegos se celebraban en el Circus Maximus, y algunos de los más pequeños en el Circus Flaminius. Podían asistir los ciudadanos romanos libres, hombres y mujeres (no se cobraba la entrada), y éstas se sentaban aparte en el teatro, pero no en el circo; no les era permitida la entrada ni a los esclavos ni a los libertos, porque ni siquiera el Circus Maximus, con capacidad para por lo menos ciento cincuenta mil personas, era lo suficientemente grande para dar cabida a libertos y a hombres libres.

Júpiter Estator. Es la invocación de Júpiter dedicada a detener a los soldados que huían del campo de batalla. Era un culto militar de generales. El principal templo de Júpiter Estator estaba en la esquina de la Velia donde la vía Sacra torcía en ángulo recto para bajar por la cuesta que llevaba al Palus Ceroliae; era tan grande que podían celebrarse en él reuniones del Senado.

laena. Capa parecida a un poncho mejicano, cortada en forma de círculo, que tenía un agujero pan sacar la cabeza. Normalmente se hacía de lana engrasada de Liguria, y era bastante impermeable. La usaban las legiones como prenda reglamentaria (pero ellos la llamaban sagum). Doblemente espesa y multicolor, la laena era una prenda que vestía el flamen Dialis (véase flamen).

lar. En plural, lares. Se contaban entre los más romanos de todos los dioses y no tenían forma, sexo, número ni mitología. Eran numina. Había muchas clases diferentes de lares, que podían funcionar como espíritus protectores o fuerzas protectoras de una localidad (como ocurría con el lar privado de la familia, el lar familiaris), de los viajes por mar (los lares permarini) o de una nación entera (Roma tenía lares públicos, los lares praestites). A finales de la República, sin embargo, la gente había dado en considerar a los lares como dos jóvenes varones acompañadospor un perro; así se les representa en las estatuas. Es dudoso, no obstante, que un romano en realidad creyera que los lares eran sólo dos o que tenían forma o sexo; quizás esto se debiera a que la creciente complejidad de la vida hacía conveniente etiquetarlos.

latifundia. Grandes extensiones de tierra pública arrendada por una persona y llevada como una sola unidad a la manera de una finca moderna. La actividad era más pastoril que agrícola. Los que trabajaban en los latifundia eran normalmente esclavos que solían ir encadenados en grupos y a los que por la noche se encerraba en barracones llamados ergastula. Dirigir latifundia era una ocupación senatorial más que ecuestre.

legado. En latín legatus. Los miembros de más categoría entre el personal de un general romano eran sus legados. Todos los hombres clasificados como legados eran miembros del Senado; sólo respondían ante el general, y eran superiores a todo tipo de tribunos militares. Sin embargo no todos los legados eran jóvenes. Algunos eran consulares que parece ser que se ofrecían voluntarios para alguna guerra interesante porque añoraban la vida militar, o porque eran amigos del general.

legión. En latín legio. La legión en la unidad militar romana más pequeña capaz de librar una guerra por sí sola, aunque rara vez tenía que hacerlo. Era autosuficiente en cuestión de mandos, material e instalaciones para hacer una guerra. Entre dos y seis legiones juntas constituían un ejército, rara vez contaba con más de seis legiones. El número total de hombres de una legión con plena capacidad de acción era de unos seis mil, de los cuales quizás unos cinco mil eran soldados propiamente dichos y el resto estaban clasificados como no combatientes. La organización interna de una legión consistía en diez cohortes de seis centurias cada una; en circunstancias normales había una modesta unidad de caballería adscrita a cada legión, aunque a partir de la época de Sila la caballería tendió más a agruparse junta como un cuerpo compacto separado de la infantería. Cada legión tenía a su cargo varias piezas de artillería, que no se empleaban en el campo de batalla, ya que su uso se limitaba a operaciones de asedio. Cuando una legión era de uno de los cónsules, estaba mandada por hasta seis tribunos de los soldados, que se iban turnando. Si la legión pertenecía a un general que no era cónsul en activo, estaba mandada por uno de los legados del general o por el propio general. Los oficiales regulares de la legión eran los centuriones, de los cuales había unos sesenta. Aunque las tropas pertenecientes a una legión acampaban juntas, no vivían masificadas; se dividían en unidades de ocho hombres que compartían la tienda y el rancho. Véase cohorte.