«Como es sabido», ha escrito Jacinto do Prado Coelho en su introducción a esta obra, «el autor de un diario instintivamente se desdobla en el yo-personaje ofrecido a los lectores virtuales» [16] y, como en seguida vamos a ver, hay desdoblamiento, aunque no grande, en ella, puesto que, como observa Maria da Gloria Padrão, a la vista de la edición incompleta de 1961, «al final, ninguna novedad aporta en relación a lo que de más importante conocemos del poeta, a no ser por las diferencias de registros poéticos» [17]. Y, en efecto, las coincidencias, tanto estilísticas como temáticas, entre el Pessoa ortónimo y las páginas finalmente atribuidas a Soares han sido señaladas, además de por Jacinto do Prado Coelho y la recién citada estudiosa, por Jorge de Sena, y a los trabajos de los tres me remito [18] no sin recordar que entre las mencionadas coincidencias se cuentan la inadaptabilidad de Pessoa y Soares a la realidad vulgar -es más, su repudio de ella-; ciertos «hallazgos sintácticos», de algunos de los cuales hablan las notas que he puesto a esta traducción; la coincidencia de los paisajes urbanos de Pessoa y Soares; la semejanza de sus trabajos comerciales; sus reacciones ante la sociedad, su soltería y su vida en cuartos alquilados, etc. Pero también hay otras coincidencias no menos significativas, tales como el conocimiento del francés por ambos y el no haber estado ninguno de ellos en Francia y, sobre todo, el ambiente decadente, el tedio de Soares, que viene a coincidir en casi todo con el que se refleja en los versos del Cancioneiro ortónimo. De ahí que tanto Maria Aliete Galhoz como el ya citado do Prado Coelho consideren a esta obra como un diario, y que este último estudioso, ya en una obra de 1949, afirmase que «Tal vez por encontrarlo demasiado confesional, autobiográfico, directo, Pessoa dejase a Bernardo Soares un tanto informe y en la penumbra» [19], opinión con la que coincido totalmente. Y es que, como escribió el propio Pessoa, «en prosa es más difícil otrarse -el neologismo es pesoano- que en verso» [20].
[16]
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[18] Sobre este asunto pueden consultarse los siguientes trabajos: Jorge de Sena, «Introdução ao