Finalmente, y en una carta escrita a Adolfo Casais Monteiro el 13 de enero de 1935, es decir, unos meses antes de su muerte, Pessoa parece dar por resuelta y cerrada la cuestión cuando afirma que Soares «Es un semiheterónimo porque, no siendo la personalidad la mía, es, no diferente de la mía, sino una simple mutilación de ella. Soy yo menos el raciocinio y la afectividad» [14]. Pessoa murió el 30 de noviembre y pienso que, de haber vivido más, es posible que Bernardo Soares hubiese dejado de ser un semiheterónimo o, quizás, hubiese dejado, sencillamente, de ser otra cosa que un personaje literario, según ya había pensado su creador. Por lo demás, el fragmento 1 de nuestra edición presenta al autor de este libro como tal personaje literario, independientemente de que dicho fragmento fuese escrito pensando en Guedes, en Teive o en Soares.
Resumiendo todo lo anterior, vemos que la autoría de esta obra fue atribuida, a lo largo de menos de tres decenios, de la siguiente manera: Vicente Guedes-barón de Teive-Bernardo Soares, personaje literario-Bernardo Soares, semiheterónimo. ¿Qué pensar a la vista de tales datos? A la vista de ellos, y sólo de ellos, podría pensarse que nunca estuvo perfectamente claro para Pessoa el carácter de esta escritura en relación con su drama em gente, pero esto sólo podría pensarlo quien no se detuviese a recordar la extremada lucidez de nuestro poeta y su gusto por el fingimiento y la paradoja. Lo que parece es que Pessoa se negaba a admitir ante los demás -tal vez debido a su pudor y a su discreto retraimiento- que el Libro del desasosiego era, antes que nada, obra ortónima, lo que casi llega a confesar cuando llama a Soares personalidad literaria, pues claro es que la mayor parte de los personajes literarios son creados por o para obras ortónimas, o pseudónimas, lo que, en lo esencial, es lo mismo. Ahora bien, hay personajes literarios de muy diferentes categorías pero, esencialmente, de dos: los que no representan a su autor y los que lo representan en mayor o menor grado, dicho sea con toda sencillez y sin recurrir a inútiles complicaciones terminológicas. En el caso que nos ocupa, el personaje no parece sino una literaturización del Pessoa ortónimo, según un procedimiento ya empleado, y explicado, por el poeta en otra ocasión. Oigámosle: «La campana de mi aldea (…) es la de la Iglesia de los Mártires, allá, en el Chiado [de Lisboa]. La aldea en que nací fue la Plaza de San Carlos [de Lisboa]» [15], que es semejante a decir: El Bernardo Soares ayudante de contabilidad soy yo, corresponsal en inglés y francés de varias casas comerciales, y la Calle de los Doradores, en la que se halla la firma en la que Soares trabaja, es el Campo de las Cebollas, en el que se encuentra la oficina en que yo trabajo, muy cerca de aquélla, pues ambas se encuentran en la Baja lisboeta».