Los nudos en su vientre se desenredaron y pudo respirar otra vez. No se había dado cuenta de que estaba conteniendo la respiración. Parpadeó ante el ardor repentino en los ojos y giró para mirar la lluvia que caía. Todavía era suave pero comenzaba a caer con fuerza. El frente de la tormenta entraba desde el océano y traía mucha agua, la cual se necesitaba. Su cuerpo se sintió más unido y menos como si fuera a salir volando con la lluvia.
– Veré qué más puedo utilizar.
– Tomaré el sándwich -ofreció ella con astucia. No podía evitarlo si no podía comer el brócoli aquí fuera en el porche. Generalmente partía un trozo y lo untaba en el frasco de la mantequilla de cacahuete. Sacó el sándwich del plato y le dio un mordisco, degustando el sabor de su comida favorita.
Él sonrió como si le leyera la mente, lo que quizá hacía, pero Blythe no estaba allí para sermonearla de que todo era bueno. Se comió el sándwich con felicidad. Lev desapareció en la cocina con el plato y ella se quedó sola con la noche. Las nubes habían dejado caer el velo de la oscuridad temprano. Columpió el pie al mismo ritmo de la lluvia y cerró los ojos para absorber el sonido.
El corazón encontró el ritmo, entonces su pulso lo siguió. Afinó su audición para centrarse en cada gota. La lluvia comenzaba a caer con más fuerza y se encontró oyendo la música que siempre hacía en la cabeza, ahogando todos los otros ruidos. Estaba fascinada por los varios tonos mientras las gotas golpeaban objetos, el tejado, los árboles, el cemento, el asfalto, la tierra. Todo hacía un sonido ligeramente diferente.
Compártelo conmigo.
Fue consciente de Lev, cerca, tan cerca que el calor de su cuerpo la calentó, pero no abrió los ojos. Esa voz en la cabeza ordenaba, terciopelo sobre acero, un roce de calor que se esparció como una droga por sus venas. El centro de la palma izquierda latió como si él lo hubiera rozado con los dedos, acariciándola físicamente, pero sabía que no lo había hecho. Se encontró abriendo su mente sin saber realmente cómo lo hacía, pero compartir deliberadamente su mundo fue una experiencia extraordinaria para ella, quería compartirlo con él.
En el momento que le permitió entrar completamente en su cabeza, fue como si de algún modo se unieran, piel con piel. Le sintió en su interior. Todo lo femenino en ella respondió a lo masculino en él. Las corrientes eléctricas crepitaron por el calor en sus venas reuniéndose y ardiendo. Captó imágenes en su mente, eróticas y sorprendentes, tentadoras y un poco aterradoras. El aliento se le quedó atrapado en la garganta y respiró hondo, atrayéndolo a su interior aún más.
Quiero experimentar todo lo que tú experimentas.
Ella dejó salir el aliento. Él sabría cómo su cuerpo reaccionaba al suyo. Ya lo sabía. El color le subió por el cuello y la cara. Era normal ser atraída físicamente por un hombre, especialmente por uno tan caliente como Lev, ¿pero de esta manera? Cada célula de su cuerpo estaba en alerta. Estaba caliente, allí mismo en medio del aguacero.
¿Sientes lo mismo? Ella no podía preguntarlo en voz alta, pero tenía que saberlo.
El aliento de él fue entrecortado contra su nuca. Aún más fuerte.
El corazón de Rikki saltó ante su honradez. Él no estaba avergonzado ni violento por sentir una atracción sexual tan abrumadora.
¿Eres tú? ¿O soy yo?
Creo que tenemos una química extraordinaria. Nunca me había encontrado con esta necesidad antes, tan fuerte que es un hambre que crece en vez de permitir controlarla.
Había satisfacción en saber que no estaba sola y que él era honesto con ella acerca de la manera en que su cuerpo respondía al suyo.
No sólo mi cuerpo, lyubimaya, corrigió. Refrésquenos con la lluvia.
La poesía completa de su sugerencia apeló a su alma. Levantó las manos y empezó una sinfonía que por primera vez realizó para alguien aparte de sí misma. Brillantes diamantes cayeron del cielo, chispeantes y perfectos. El sonido pareció preciso al principio, pero en respuesta a las órdenes de sus dedos, ella comenzó a oír notas individuales, el golpeteo de la lluvia, más fuerte en la orilla de bosque.
Lev la había visto hacer esto antes, pero nunca había experimentado verdaderamente lo que ella hacía cuando desaparecía dentro de su cabeza. Rikki era un elemento de agua, pero sabía que incluso si no lo hubiera sido, este era su mundo, este otro lugar donde el sonido no era fuerte y las luces no quemaban.
Inhaló bruscamente cuando fue atraído a otra dimensión, una realidad alternativa, más vívida, más viva, que el mundo en el que vivía. El paisaje fue pintado con sonidos. Suave al principio, como un cuarteto de cuerda, la lluvia casi lloraba con alegría.
Ella cambió el ritmo de caída para introducir varios sonidos de baterías, el ritmo palpitaba, un lazo de media banda, el golpe del bajo, todos fluyendo juntos en una sinfonía de color y magia. Ella creaba una pauta complicada y compleja, o quizá estaba allí todo el tiempo y él nunca había estado sintonizado con ello antes.
Él podía oír las notas individuales y, como en una fuga de Bach, los contrapuntos al construir una melodía temática. Mientras la música parecía suave, era también fuerte y exigente, una fuerza a tener en cuenta, construida de la naturaleza misma. Cada voz individual era diferente, como si una variedad de instrumentos tocara varias melodías, pero de algún modo todos se unían para crear una obra maestra.
Como los movimientos de una sinfonía, la lluvia enviaba vibraciones por su cuerpo, pintando el mundo en un mapa físico de montañas, valles y picos altos que caían en barrancos profundos. Las estructuras físicas eran creadas por el sonido mismo, y los colores eran intensos y vívidos, sustancia creada por el sonido, por el sentimiento. Se dio cuenta de que eran las emociones en ella, bloqueadas al resto del mundo, estaban allí justo debajo de la superficie, un caldero de calor, fuego y fría lluvia. Los colores vívidos y los sonidos expresaban lo que sentía, la asombrosa intensidad de sus emociones.
Por primera vez en su vida, Lev excluyó el mundo a su alrededor. Se perdió en la maravilla y la belleza de la lluvia que caía. Estaba totalmente fascinado, experimentando una euforia alegre, un compartir con Rikki que era íntimo más allá de su imaginación. Este mundo, esta creación, era tan verdadero como ellos, sólo que nunca se había abierto a otra dimensión antes.
La lluvia creció y fluyó, vertiéndose sobre las cuestas y valles, cada sección respondiendo con una ráfaga fuerte o suave de música, como si hubiera voces melódicas bajo la lluvia llamando y contestándose mutuamente con más y más fuerza. Las gotas giraron y bailaron mientras caían sobre la casa, creando pequeños remolinos de prismas de cristal.
Estaba perdido, atrapado en la belleza y el sonido. Todo chispeaba contra la noche, un millón de estrellas llovían sobre ellos. Las gotas comenzaron a tocar y luego a hundirse en su piel, las absorbió hasta que se sintió parte del diluvio, flotando en el espacio entre el cielo y tierra. Esto era el mundo de Rikki, como lo era el mar. El agua fría la rodeaba, la transportaba, sosteniéndola para consolarla en un mundo que nunca podría comprender.
Ella quería vivir en este mundo o en el mar profundo. La sintió estirarse a por ello, dejó que la tomara y la llevara girando más lejos de la realidad, y él fue con ella, una caída libre en el color vívido y el hermoso sonido. La música fluyó alrededor de él con la lluvia. Los rayos de color centelleante eran violines llorones, y entonces un ritmo de calipso separó las gotas una vez más.