Выбрать главу

– Supongo que tienes razón. Todos nosotros sentimos el tirón de este lugar, y yo nunca he sido más feliz -admitió Rikki.

– Nosotros no vivíamos cerca de alguna energía poderosa, pero mi padre tenía unos dones innegables y en aquel momento había confusión en el gobierno, conspiraciones y muchos individuos luchando por sus propias agendas. Mi padre apoyó al partido equivocado y vinieron una noche como una fuerza inmensa, muy aterradora.

“Me acurruqué allí con mis hermanos, espantado. Los soldados irrumpieron en nuestro apartamento. -Podía sentir cómo temblaban los muslos debajo de la cabeza, pero la mano estaba anclada firmemente en su pelo, como si se lo sostuviera, y su brazo estaba en torno a sus hombros. Ella era muy empática, y aunque él viera su niñez desde lejos, ella estaba sintiendo lo que él debía haber sentido”

“Ejecutaron a mi padre primero y luego a mi madre. Fui separado de mis hermanos, y cada uno de nosotros fue tomado y enviado a complejos de entrenamiento. Con nuestra genética particular, creyeron que podríamos servir mejor a nuestro gobierno si éramos adoctrinados a una edad temprana y no teníamos lealtad los unos por los otros ni a una familia. Más tarde, por supuesto, me di cuenta de que, como estoy seguro que mis otros hermanos hicieron, nos temían, justo como temían a nuestro padre. Desafortunadamente, éramos tan jóvenes que sus técnicas de adoctrinamiento y aislamiento funcionaron.”

Ella comenzó a hacerle pequeñas caricias por el pelo.

– ¿Qué te hicieron?

– Me mantuvieron lejos de mis hermanos y me colocaron en un complejo donde me entrenaron y educaron. Hablo múltiples idiomas y tuve que perfeccionar cada acento. Aprendí sobre armas, combate cuerpo a cuerpo y técnica sexual. Tuve que aprender absoluto control y disciplina. La diversión era derrotar al enemigo de uno, y todos eran un enemigo. Fuimos entrenados para trabajar solos. Fuimos entrenados para soportar la tortura y no rompernos. Mi fuerte era la capacidad de despojarme de una identidad por otra. Puedo mezclarme dondequiera, convertirme en cualquiera, y me he servido a mí y a mi gobierno bien. Desde que me apartaron de mis padres, no recuerdo ni una vez que no haya estado entrenando. El deber y la disciplina fueron mi niñez.

No había compasión en su voz ni en su mente. Aceptaba su vida y aceptaba que no podía cambiar lo que le había sucedido.

– Debe haber sido una niñez espantosa.

– Formó quien soy, lo que soy. Maté para ellos, Rikki. Centenares, quizá miles en mi vida. Viví en las sombras y cacé para ellos. No sé si era una cosa buena o una cosa mala. Sólo era. Todavía no tengo la menor idea de por qué estaba en ese yate, pero tengo imágenes en la cabeza de acontecimientos que me llevaron a ese yate. Creo que el hombre tras quien andaba estaba envuelto en el tráfico de personas. Había mujeres… -Se encogió de hombros-. Tuve que tomar decisiones difíciles que afectaron otras vidas.

Lev cayó en el silencio, tocando la mente de Rikki, le mostró imágenes de mujeres siendo brutalmente torturadas, de muertes violentas, repentinas y horribles, de matanzas a sangre fría que manchaban su alma y con el tiempo habían astillado la mayor parte de ella. Esperó que calaran las implicaciones de lo que había contado y mostrado. Rikki quizá no le creyera. Había muchos niños raptados por razones políticas y criados para ser una ventaja para el gobierno o las policías secretas, o incluso para ser asesinos especiales. Él y sus hermanos fueron temidos por sus dones, pero también fueron las siete herramientas más útiles que tuvo su país. Eran también los más peligrosos.

– ¿Has visto alguna vez a tus hermanos? -preguntó Rikki, su voz suave, casi una caricia.

Él cerró los ojos y saboreó el toque de los dedos en su cabellera. Debería haber sabido que ella se centraría en la pérdida de su familia en vez de en los asesinatos.

– He visto a tres de ellos. Nuestros senderos se cruzaron en los trabajos. -No daría más explicaciones, no podía. Todos se habían preocupado de que si se sabía que habían hablado, uno de ellos sería escogido como ejemplo para todos y sería eliminado. No se arriesgarían a ningún contacto adicional a menos que fuera una emergencia.

Rikki se quedó silenciosa durante mucho tiempo, dándole vueltas en la cabeza a sus revelaciones. Él nunca había tenido una oportunidad en la vida. Estaba tan solo y perdido, como lo había estado ella. Él tenía miedo de estirar la mano a por algo mejor. Ella sabía cuán difícil era dejar ir lo familiar. Por malo que fuera, uno sabía las reglas de su propio mundo.

Le acarició el pelo y reclinó la cabeza contra la cabecera, permitiendo que la lluvia la tranquilizara mientras el corazón le dolía por él.

– Creo que estás mejor aquí, Lev. Permanece aquí un tiempo y permítete vivir. No hay ninguna atadura No voy a pedirte nada. Sólo averigua quien quieres ser, quien eres realmente debajo de todo ello. Quienquiera que esa persona sea, será bienvenida aquí.

El ardor detrás de los ojos dolió. Estaba allí tumbado, sosteniéndola, temeroso de que si se movía, se rompería, se fragmentaría en un millón de pedazos. También sabía que a ella no le importaría si lo hacía, no le vería como menos hombre. Ella simplemente le aceptaría.

Respiró y se permitió sentir el amor real por otro ser humano. Le había contado la dura verdad. La emoción era fuerte, le inundaba, invadía cada parte de su mente, su corazón y su cuerpo. Sacudido con ello. Dejó que le consumiera, que llenara cada espacio vacío. Varios latidos de corazón pasaron antes de que pudiera hablar.

– Quiero pasar mi vida contigo, Rikki, no sólo unos momentos, no unas noches. Si me aceptas trabajaremos juntos, no importa lo que suceda, y encontraremos un modo de hacerlo funcionar.

El corazón de ella saltó. Él lo sintió, pero no levantó la mirada.

– No quiero volver a vivir en las sombras, lyubimaya. Si hacemos esto, tiene que ser completamente, porque no sé cómo ser de cualquier otra manera que cómo me entrenaron para ser. Aquí, contigo, soy diferente. Si te dejo, regreso a un vacío negro. Quizá pertenezco allí -acarició el muslo con el mentón-, pero he saboreado algo más. Eres mágica para mí, Rikki. No sé por qué, pero sé que sin ti, no tengo una oportunidad de vivir una vida normal.

Ella hizo un sonido estrangulado con la garganta.

– Lev. Bajo ningún esfuerzo de la imaginación, soy la norma. Quizá no me ves como soy. Ni siquiera puedo permitirte usar mi cuarto de baño. De algún modo has logrado entrar en la cama, pero yo todavía respingo cuando estás en la cocina y no puedo mirarte cocinar. ¿Es esa la clase de vida que imaginabas para ti?

– Mi vida es matar, Rikki. Acecho a mi objetivo, me sumerjo en sus vidas, los mato y desaparezco sin dejar rastro. No hay nada de mí porque no soy real.

– Eres real.

Él rodó de espaldas para mirarla a la cara.

– No soy real para nadie más. Soy un fantasma para la mayoría de las personas, un arma que el gobierno suelta en el mundo cuando lo necesita. Cuando lleguen al punto donde sea demasiado aterrador para que lo manejen, se promulgará un contrato y entonces será cuestión de tiempo antes de que alguien como yo se presente para eliminarme.

– Pero has sido leal y has llevado a cabo cualquier tarea que te han pedido, por aborrecible que fuera para ti, ¿correcto? -protestó Rikki-. ¿Por qué alguien a quien has servido te querría muerto?

– Tengo demasiada información corriendo de aquí para allá en mi cabeza y soy peligroso. Presumirán eso finalmente, si no trabajo para ellos, trabajo contra ellos.

Ella frunció el entrecejo y él no pudo detenerse, estiró la mano y trazó los labios suaves.

– Entonces es una cosa buena que todos piensen que estás muerto, Lev.

Él suspiró.