Ella no había dejado pasar eso. Se merecía un Oscar, mezclando su molestia con su relación ficticia anterior. Él era muy consciente de que ese paso la había acercado a los dos hombres y eso le molestaba a algún extraño nivel primitivo. Él no era un hombre celoso. No debería tener esa clase de emociones. No obstante, consideró que este sería el momento perfecto para la práctica de objetivos.
Lev forzó una sonrisa.
– Sí. Lo recuerdo. Pequeña Señorita Independiente. Escupió en mi dinero.
Le agarró de la mano y tiró de ella para que rodeara a los dos buzos de vuelta al aparcamiento y a la seguridad del camión. Estos hombres necesitaban tiempo para que la sombra en la memoria trabajara. Pensaban que le conocían pero tenían problemas para situarle. Y no se atrevía a permanecer mucho tiempo alrededor de Mike, el hombre era demasiado perceptivo y luchaba contra el recuerdo implantado.
Ella se encogió de hombros.
– Si hubieras enrollado las mangas apropiadamente en primer lugar, no habríamos necesitado el dinero para reemplazarlas.
Definitivamente un Oscar. Sonaban como si hubieran estado juntos desde siempre, y los hombres tenían que saber cuán escrupulosa era ella acerca de su equipo. Eran buzos. Probablemente igual de escrupulosos. Se rió.
– No me embaucarás con ese viejo argumento. Anda, vamos a casa.
Fue con él, levantando la mano hacia los buzos mientras subía al asiento del conductor.
– Sabes que piensan que me estás besando el culo para congraciarte conmigo.
Él sonrió burlonamente mientras guardaba con cuidado el equipo.
– También saben que el equilibrio de poder volverá a la normalidad una vez me haya abierto camino en tu corazoncito otra vez.
– Deberías escribir ficción. El Sea Gypsy es mi barco. Si quieres ser capitán, tendrás que comprarte tu propio barco. Tienes suficiente dinero.
– Estoy contento de trabajar a tus órdenes. -Le dio otra sonrisa masculina mientras se sentaba en el lado de pasajero, las gafas oscuras firmemente en su lugar.
Ella puso los ojos en blanco y arrancó el camión.
– Eres bueno en el juego de roles, Lev… Levi.
Él giró la cabeza. Ella tenía un tono. Pensativo. Especulativo. Sus tripas se llenaron de nudos otra vez.
– Sí. Interpreto papeles para sobrevivir, Rikki. Me deslizo de una identidad a la siguiente.
Sin hablar, ella condujo por el estrecho y escarpado camino rodeado con árboles de eucalipto que llevaba a la carretera, pero su ceño regresó y esta vez no presagiaba nada bueno. Esperó, dejando que ella lo resolviera. Sabía en qué dirección iba su mente.
Ella condujo todo el camino de vuelta a la granja sin decir una palabra. Él respetó su silencio. En la casa, Rikki se ocupó de su equipo primero, cerciorándose de que todo estuviera listo para la próxima inmersión, como había hecho en el barco. Él entró en la casa y la dejó con ello, encendió el ordenador portátil, así podría estar seguro de que todo estaba en su lugar para Levi Hammond. Su seguridad social, el permiso de conducir, la licencia de buceo y tender estaban siendo reemplazadas después del robo del que obedientemente había informado a la policía. Tenía incluso una copia del informe "policial".
Levi Hammond tenía una historia segura, como sus padres y sus abuelos por ambos lados. Lev siempre era minucioso. Había establecido incluso una historia para la tarjeta de crédito, con una excelente clasificación crediticia también. Las tarjetas de crédito venían con su certificado de nacimiento. Comprobó dos veces que nadie hubiera tratado de conseguir acceso a cualquiera de sus registros, inclusive sus registros escolares. Obviamente, Petr Ivanov no había oído de él ni sospechaba de nadie en la vida de Rikki.
Por otro lado, había puesto una bandera en los registros de Rikki y alguien había estado estudiando su vida. Dudaba que fuera el sheriff local. El hombre había tenido tiempo de sobra para vigilarla si sospechara de ella de alguna manera y no miraría una segunda vez. No, Ivanov había oído sobre la mujer buzo de erizos de mar y ella sería su primera elección.
Alguien recordaría que ella no había estado en la boda el día que el yate se hundió. Ivanov habría visitado ya al sheriff local, los hospitales y clínicas. Al no encontrar nada, habría empezado a tratar de mezclarse y conseguir información de la gente local para oír todos los rumores.
Rikki entró, rompiendo su concentración, y pasó por delante de él sin una palabra. Oyó la ducha unos minutos más tarde. Suspiró y se recostó. La mujer comenzaba a volverlo un poco loco. ¿Adónde habían ido toda su instrucción y disciplina? Borró el historial y se desconectó.
Reclinándose contra el marco de la puerta, la estudió a través del cristal mientras se duchaba. Estaba totalmente concentrada en el agua y obviamente no era consciente de él. ¿Laskovaya moya, crees que estoy jugando contigo? ¿Utilizándote?
Ella no levantó la mirada. Ni se tensó. Dejó que el agua cayera sobre sus hombros y espalda como si le dolieran. Se me ocurrió que era posible hasta que sentí dolor en mi palma. Se frotó el centro de la palma y él sintió el toque como si fuera físico, rozándole y acariciando su pene. Estoy en tu cabeza y tú estás en la mía. Quizás funcionaría durante un corto espacio de tiempo pero no puedes ocultarte de mí más de lo que yo puedo ocultarme de ti.
Giró la cabeza y lo miró a través del cristal. Se encontró con sus ojos fijos y mantuvo la mirada. Él sintió esa mirada como una puñalada profunda, que penetró por el pecho directamente al corazón. Había amor en esos ojos. Ella no se molestó en ocultarlo. Nunca expresó el sentimiento en voz alta. Quizá no se había dado cuenta de que él se lo había dicho porque siempre utilizaba su lengua nativa, pero lo podía ver allí en sus solemnes ojos.
Te veo, Lev. Siempre te veré, no importa que piel tengas que llevar o cuántas veces tengas que despojarte de ella y ponerte una nueva. Te veré cuando estés en las sombras. El tú real siempre está seguro aquí conmigo. No voy a irme a ningún sitio sin ti.
A Lev le ardían los ojos y la garganta. No podía moverse, no podía apartarse de ella, y sabía que tenía las emociones en carne viva en su cara para que ella las viera. Se abrió y se soltó delante de ella. El hombre que había querido ser, el hombre que se había enamorado con tanta fuerza de una mujer que no podría enderezarse otra vez, sólo podía mirarla y saber con seguridad que estaba donde se suponía que tenía que estar.
Capítulo 16
Los ojos de Rikki revolotearon, Lev se sacó la camisa por la cabeza y la tiró a un lado. Necesitó un minuto para quitarse los zapatos, calcetines y los pantalones. Ella esperó, sus ojos oscureciéndose con pasión. Él podía ahogarse en esos ojos, decidió, centrando su mirada en la de ella, caminó rápidamente para abrir de un tirón la puerta de cristal.
Ella inhaló bruscamente, inclinando la cabeza cuando él se acercó. Lev envolvió los dedos alrededor de su nuca y la atrajo hacia él. En el momento que la tocó, se sintió completo. El agua se derramó sobre ambos como una cascada exótica. La ducha había sido construida para aparentar como si estuvieran en la naturaleza, el mar rodeándolos, y el agua, como lluvia o cascada, acentuaba el efecto. Ella pertenecía a ese entorno, y cuando su cuerpo se movió contra el suyo, estaba relajada y acogedora.
Amaba su olor, la fragancia femenina le rodeaba como un perfume embriagador. La confianza en sus ojos, la necesidad y la pasión, lo excitaba como nada más podía. Las manos femeninas le recorrieron el pecho, los dedos trazaron sus definidos músculos. Por primera vez había posesión en su toque. Un reclamo por parte de ella.
El aliento escapó del cuerpo de Lev cuando los dedos de Rikki se cerraron sobre su pene erecto, trazando una ardiente sensación de arriba a abajo a lo largo y alrededor del grueso contorno. Ella se arrodilló sobre las baldosas grises y azules y ahuecó el peso de sus pelotas en las palmas.