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Gracias, Gorka, en realidad, había imaginado que a estas alturas de mi vida estaría en una casa solariega rodeada de una familia numerosa celebrando, junto a Benjamín, Claudia y mis nietos, las bodas de oro de sus bisabuelos. La muerte prematura de mis seres queridos me impidió cuidarles durante su vejez. Lo pasé mal cuando se fueron, pero les dediqué todos mis desvelos y mis lágrimas. La vida no me ha permitido demostrar que un amor puede durar eternamente. Ninguno de mis sueños se ha cumplido, pero fue maravilloso soñar en aquellos momentos. Veo las cosas con más claridad que hace tan solo unos meses, cuando desperdiciaba las horas rumiando mis propias desdichas. Ahora que me he complicado un poco la existencia, me conmueve ponerme en la piel de los demás. Recuerdo intensos momentos de felicidad que pasé con ellos y recordándolos me siento nuevamente feliz. Este es uno de mis grandes logros. Soy capaz de seleccionar mis recuerdos y también de olvidar las obsesiones que me impedían dormir plácidamente. Percibo una armonía entre la incertidumbre y la esperanza. Todo se va matizando, he aprendido a vivir mis contradicciones con la mayor naturalidad y sé que no hay razón para tener miedo. Ya no quiero combatir las huellas que va dejando en mi cuerpo el paso de los años. Nos empeñamos en prolongar la vida hasta el límite de lo imposible, pero el tiempo es solo una actitud. Ya no me angustia pensar cuántos años me quedan en este lugar. Mi deseo es dormir siempre en mi mullida y cálida almohada, porque he logrado, por fin, llenarla de buenos recuerdos.

Agradecimientos

A mis queridísimas Lucía, Silvia, Chini y Esperanza que ya no están.

A los amigos de siempre, con los que espero seguir disfrutando en la vejez.

A cuantos me ayudaron con sus reflexiones sobre el paso del tiempo.

A todos los que comparten conmigo el mismo paisaje todos los veranos.

A mi hermano, sus hijos, las madres de sus hijos y sus nietas, porque aún nos reímos juntos en las fiestas.

A mis complacientes y detallistas editores.

A los poetas, novelistas, filósofos, pintores, músicos, científicos y cineastas que me acompañan en estas páginas y a lo largo de la vida.

Y también a los amigos de mis hijos, para que de vez en cuando se acuerden de mí.

Nativel Preciado

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