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Rachael miró hacia abajo para ver a Kim trepando al árbol. No era tan rápido ni eficiente como Rio, pero era seguro y firme. Se encaramó a las ramas más bajas y subió hasta donde estaban ellos.

– ¿Qué te trae tan lejos de casa? -lo saludó Rio.

– Me envía mi padre con noticias y quería contarles acerca del hombre del grupo de la iglesia que estaba desaparecido -Kim le sonrió a Rachael-. Se ve mucho mejor, Miss Rachael. ¿Cómo esta su pierna?

– Está mucho mejor, Kim. Veo que tú estás bien. Odio admitirlo, y que no se entere tu hermano, pero su ungüento verde funcionó.

Kim asintió seriamente, deseando ser un conspirador.

– Tama es famoso por sus habilidades curativas. Aunque tenía una mala apariencia, ¿verdad? -Intercambió una mirada de entendimiento con ella.

– ¿Qué hombre logró escapar de los bandidos? -preguntó Rachael.

– El llamado Duncan Powell.

Recordaba bien a Duncan. Era muy reservado, pero siempre muy correcto.

– Espero que haya podido escapar a salvo.

– Es lo que ambos necesitan saber. El hombre que escapó por su cuenta de Thomas era uno de tu clase, Rio. Cambió a la forma de un gato y aporreó a un guardia, escapando hacia el bosque. Ninguno de los hombres de Thomas habla de ello, pero dos de los del grupo de la iglesia vieron la sombra del leopardo en las rocas. Dijeron que vieron al guardia desgarrado y que era a causa de un gran gato.

– Los hombres son muy supersticiosos -le explicó Rio a Rachael-. Creen que los gatos más grandes son deidades. Los leopardos son raros en estos bosques, así que ver uno, especialmente atacando a un guardia de noche significa muchas cosas para ellos. Desafortunadamente, también atraerá a los cazadores furtivos. Lo más seguro es que se hable del ataque y el incidente crecerá hasta convertirse en múltiples incidentes y el cotilleo será que tenemos un asesino de hombres en nuestras manos -Rio suspiró y se pasó las manos por el cabello-. Sin embargo madito sea ese idiota. Podría haber salido del campamento sin haber sido visto y nadie hubiera sido noticia

– El guardia lo había golpeado -dijo Kim

Una sonrisa sin humor curvó la boca de Rio.

– Nunca olvidamos, ese es un rasgo de nuestra gente.

– Lo más probable es que venga por aquí -señaló Kim.

– Está muerto -dijo Rio abruptamente-. Trató de matarnos un par de noches atrás, llevé a Rachael a un lugar seguro y lo rastreé. Está muerto. Drake destruyó el cuerpo. ¿Has oído algo sobre la incursión de anoche? Entiendo que Drake fue herido. No he oído nada en la radio. ¿Cuán mal está?

– Perdió mucha sangre y tenía la pierna rota. Lo mandaron volando a un hospital para que lo operaran. Uno de los doctores de tu gente esta intentando reparar el daño. Vivirá, pero no sé si podrán salvarle la pierna.

Rachael colocó una mano en el hombro de Rio cuando lo escuchó jurar en voz baja.

– Es fuerte, Rio.

– Ningún hombre quiere perder la pierna.

Le pasó los dedos por la nuca en un suave masaje.

– No, no quieren. Tengamos esperanzas que no ocurra.

Frotó su rostro contra el brazo de Rio, de forma similar a un gato demostrando afecto.

– Kim, Rio me dijo que un hombre llamado Joshua fue herido anoche también. ¿Has oído algo acerca de él?

– Va a estar en reposo un largo tiempo, pero se recuperara.

– ¿Por qué te mandó tu padre con nosotros? -preguntó Rio abruptamente.

– Hay una gran partida moviéndose a través del bosque, Rio -La cara de Kim era abierta y amistosa, pero había un indicio de sombras en sus ojos-. Un hombre vino a nuestro pueblo buscando el consejo de mi padre. Dijo que necesitaba ayuda, que hacía investigaciones médicas y estaba buscando una variedad de planta para su trabajo. Conocía todas las antiguas tradiciones. Era muy respetuoso y le regaló un arpón a mi padre.

Rio levantó la cabeza. Rachael podía ver su ceño.

– ¿Le dió un arpón a tu padre?

– Era viejo, muy viejo. Y era uno de los nuestros. Afirmó que el arpón había pertenecido a su familia por dos generaciones. Que les fue dado en honor a su abuelo por salvar la vida de un niño, y que si era devuelto, la deuda de honor le sería saldada.

– ¿Ese hombre es un doctor?

Kim negó con la cabeza.

– No lo creo. Creo que no está diciendo la verdad. Solicitó un guía y mi padre mandó a Tama con él y luego me mandó a mí a encontrarte. Mi padre cree que este hombre está buscando a Miss Rachael.

– ¿Por qué pensaría eso? -Preguntó Rachael-. ¿Preguntó por mí?

– Mi padre tuvo una visión. Vió a este hombre parado al lado suyo con un arma en la mano. Me mandó a advertirle a Rio -Kim miró a Rachael-. Veo duda en sus ojos, Miss Rachael. No desmerezca las visiones de mi padre por no haber experimentado tales cosas. Ha mantenido a nuestra gente a salvo por muchos años.

– Es un poderoso hombre de medicina -añadió Rio-. No dejaré que le suceda nada a Rachael, Kim. Gracias por advertirnos. Has andado un largo camino. Entra y bebe algo. Puedo preparar algo para comer.

Kim entro en la casa y miró a través de la habitación hacia la cama destendida. Rachael notó que se ruborizaba. Rio entrelazó los dedos con los de ella y atrajo su mano hacia la boca, mordiéndola gentilmente con los dientes antes de depositar un beso en sus nudillos.

– ¿Este doctor tiene un gran grupo con él?

Kim asintió.

– Muchos hombres. Todos armados. ¿Para que necesitara armas un grupo de investigación? ¿Dónde conseguirían ese tipo de armas recién llegados al país? Debe haber habido un intercambio de dinero, mucho dinero, para que este hombre pudiera tener estas armas a su disposición. Tienen suficientes suministros como para varias semanas. El equipaje es de lo mejor. Quien quiera que sea, tiene dinero y no le importa gastarlo. No hay mujeres con ellos, y eso es una mala señal. Todos los hombres de su grupo son guerreros.

Rio se llevó la mano de Rachael al corazón. Ella no lo miró. Estaba mirando el bosque a través de la puerta. Había añoranza y tristeza en su rostro. Captó el brillo de lágrimas en sus ojos. Rio se presionó la mano más fuerte contra el pecho.

– Esto no cambia nada, Rachael.

– Lo cambia todo. Sabes que es así. Sabes quien es él. Nunca pensé que llegaría tan lejos -Se le ahogó la voz por las lágrimas.

– Rachael, este es mi mundo. Si tengo que…

– ¡No! No te atrevas a tocarlo. No te acerques a él -Había una nota ferozmente protectora en su voz-. No tienes idea de lo que ha sacrificado por mí. Con lo que ha tenido que lidiar toda su vida. No te atrevas a juzgarlo -Rachael se apartó y fue hacia la puerta para pararse en el borde del porche, mirando hacia el bosque.

CAPÍTULO 15

No había ningún modo de hacer que Río lo entendiera. Nadie podía entenderlo. Rachael no estaba segura de entenderlo tampoco. La desesperación la golpeó en oleadas. Sabía que no podía quedarse con Rio. Lo había querido, había deseado compartir su vida casi desde el primer instante que él le habló. No habia querido que sucediera, pero había sucedido. Con Rio había vislumbrado lo que podría ser tener un verdadero compañero con el que compartir la vida. El compañero de su alma.

Cerró los ojos y permaneció de pie al borde de la terraza, escuchando la cadencia tranquilizadora de la lluvia. Aspiró el aroma del bosque. El bosque la llamaba. La tentaba con susurros de libertad. No podía tener a Rio. Lo aceptaba. No estaba dispuesta a hacer que lo mataran. Nadie entendía el milagro que él representaba. Era un hombre bueno que se preocupaba por los suyos, por el bosque, por el lugar en el que vivía. Era amable, noble y compasivo. Para ella había sido un tesoro inesperado en medio de ese bello lugar.

Lo único que ella le había dado a cambio era peligro. Suspiró y cerró los dedos en torno a la barandilla deseando expresar su profundo dolor. No se atrevía a hacerlo. Si empezaba a llorar no iba a poder parar nunca de hacerlo.