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Lain se detuvo tambaleándose ante un barranco, con la boca llena de la saliva salada del agotamiento, y se apoyó sobre una roca para recobrar la respiración. Era vital que tuviera reservas de fuerza, que se conservara ágil al llegar a la llanura. Al calmarse poco a poco el tumulto de su pecho, se complació en imaginar su próximo encuentro con Leddravohr e, increíblemente, advirtió que su boca entreabierta esbozaba una sonrisa. ¡Aquello era el colmo de la ironía! Mientras el célebre príncipe militar huía apresurado a protegerse de los pterthas, el filósofo de apacibles modales volvía paseando a la ciudad, sin otra armadura que su inteligencia. Allí estaba la prueba de que no era un cobarde, una prueba que todos verían, una prueba que incluso su mujer…

¡Me estoy volviendo loco! El pensamiento le había impulsado a lamentarse en voz alta, despreciándose a sí mismo. ¡Realmente he perdido la cabeza!

He permitido que un salvaje quebrantase mis defensas con toda su brusquedad y malicia, su exaltación de la estupidez y glorificación de la ignorancia Lo he dejado degradarme hasta el punto de poner en peligro la vida en un arrebato de odio y orgullo, ¡qué loables emociones; y ahora me complazco en fantasear una venganza infantil tan gratificarte para mi superioridad que ni siquiera he tomado la precaución de asegurarme de que no hay pterthas cerca.

Lain se enderezó y, consternado por el presentimiento, se volvió para mirar por el barranco.

El ptertha estaba apenas a diez pasos, dentro de su radio mortífero, y la brisa que soplaba por el barranco lo empujaba acercándolo a una velocidad escalofriante.

Se fue haciendo más grande, llenando todo su campo de visión, con su transparencia resplandeciente teñida de púrpura y negro. En parte de su mente, Lain sintió una sombra perversa de gratitud, por la decisión que había tomado el ptertha tan rápida y definitivamente. No tenía ningún sentido intentar correr, ni intentar luchar. Lo vio como nunca antes había visto a ninguno. Vio los lívidos remolinos de polvo tóxico en su interior. ¿Era eso un indicio de estructuración? ¿Un globo dentro de otro? ¿Era una protointeligencia maligna que se sacrificaba a sabiendas para destruirlo?

El ptertha llenaba el universo de Lain.

Estaba en todas partes; y después en ninguna.

Lain respiró profundamente y miró a su alrededor con la expresión plácida y triste del hombre al que sólo queda una decisión que tomar.

Aquí no, pensó. No en este lugar oculto y encerrado. No estaría bien.

Recordando la ladera que había más arriba que permitía una buena visibilidad hacia el oeste, desanduvo el camino por el cauce del antiguo arroyo, caminando lentamente ahora y suspirando de vez en cuando. Al llegar a la ladera, se sentó sobre la tierra con la espalda apoyada contra una roca y arregló los pliegues de su túnica sobre sus piernas estiradas.

El mundo de su último día se extendía ante él. El contorno triangular del monte Opelmer sobresalía en el cielo, aparentemente separado de los jirones horizontales y franjas de puntos que representaban Ro-Atabri y sus barrios abandonados a la orilla de la bahía de Arle. Más cerca y más abajo, estaba la comunidad artificial de la Base de Naves Espaciales, sus docenas de globos encerraban una ciudad ficticia de torres rectangulares. El Árbol destellaba en la parte sur del cielo, sus nueve estrellas desafiaban el brillo del sol, y en el cenit un amplio semicírculo de luz suave se extendía sutilmente sobre el disco de Overland.

Toda la trayectoria de mi vida y mi trabajo está en este escenario, meditó Lain. He traído mis instrumentos de escribir y podría intentar una especie de resumen… no es que los pensamientos de alguien que precipitó su propio fin de una forma tan absurda, vayan a ser de valor o interés para otros… como máximo podría anotar lo que ya se sabe, que la pterthacosis no es una mala muerte… comparada con otras muertes, es decir… la naturaleza puede estar agradecida… así como los más horrorosos mordiscos de un tiburón suelen estar acompañados de dolor, la inhalación del polvo de los pterthas puede a veces engendrar un extraño espíritu de resignación, un fatalismo químico… en ese aspecto al menos, parece que soy afortunado… excepto porque estoy privado de sentimientos que son míos por antiguo derecho…

Una sensación abrasadora se manifestó bajo el pecho de Lain y extendió sus zarcillos radiales por el resto de su torso. Al mismo tiempo el aire a su alrededor pareció volverse más frío, como si el sol hubiera perdido su calor. Metió una mano en el bolsillo de su túnica, sacó una bolsa hecha de lienzo amarillo y la extendió sobre su regazo. Quedaba una última tarea que realizar, pero todavía no había llegado el momento.

Quisiera que Gesalla estuviese aquí… Gesalla y Toller… para poder entregarlos el uno al otro, o pedirles que se aceptasen… la ironía se amontona sobre la ironía… Toller siempre quiso ser diferente, parecerse más a mí… y cuando se convirtió en el nuevo Toller, yo me vi obligado a convertirme en el viejo Toller… hasta el extremo de perder mi vida por el honor, un gesto que debía haber sido hecho antes de que mi bella esposa fuera ultrajada y deshonrada por Leddravohr… Toller tuvo razón en eso y yo, con mi supuesta sabiduría, le dije que estaba equivocado… Gesalla sabía con su mente que él estaba equivocado, pero en su corazón sentía que era razonable.

Una punzada de dolor en el pecho de Lain fue acompañada por un estremecimiento. La vista ante él era curiosamente llana. Ahora podía divisar más pterthas. Iban flotando hacia la llanura en grupos de dos o tres, pero ya no tenían ninguna influencia en lo que le quedaba de vida. El flujo de ensoñación de sus pensamientos fragmentarios era la nueva realidad.

Pobre Toller… llegó a ser lo que aspiraba ser, ¿y cómo lo recompensé?… con resentimiento y envidia… Lo herí el día del entierro de Glo, algo que sólo pude hacer aprovechándome de su afecto, pero él respondió a mi rencor infantil con dignidad y paciencia… los brakkas y los pterthas van juntos… quiero a mi «hermanito y me pregunto si Gesalla ya se ha dado cuenta de que ella también… estas cosas pueden tardar mucho tiempo… desde luego los brakkas y los pterthas van juntos. Es una asociación simbiótica… ahora entiendo por qué en el fondo no querrá volar a Overland… el futuro está aquí, y el futuro pertenece a Toller y a Gesalla… ¿podría ser ésta la razón encubierta de negarme a montar con Leddravohr; para escoger mi propia Vía Brillante?… ¿estaba dejándole el camino libre a Toller?… ¿era yo un factor desequilibrante en la ecuación?… las ecuaciones significaban tanto para mí…

El fuego en el pecho de Lain se incrementó, extendiéndose, dificultándole la respiración. Sudaba copiosamente y sin embargo su piel sentía un frío mortal, y el mundo era meramente una escena pintada en una tela con arrugas. Llegó el momento de la capucha amarilla.

Lain la levantó con sus dedos entumecidos y la colocó sobre su cabeza; un aviso para cualquiera que se pasase por allí de que había muerto de pterthacosis y no debían acercarse al cuerpo durante al menos cinco días. Las ranuras para los ojos no estaban en el lugar adecuado, pero dejó caer sus manos a los lados sin ajustarlas, complacido de permanecer en un universo privado, amarillo, sin forma ni rasgos.

El tiempo y el espacio transcurrían juntos en ese sencillo microcosmos.

Sí, yo tenía razón en lo de la pintura de la cueva… el círculo representaba un ptertha… un ptertha incoloro… que aún no había desarrollado sus toxinas especiales… ¿quién fue quien preguntó una vez si los pterthas antes eran rosas?… ¿y cuál fue mi respuesta?… ¿dije que el niño desnudo no tenía miedo del globo porque sabía que no le haría daño?… sé que siempre he decepcionado a Toller en un aspecto, mi falta de valor físico… mi indiferencia por el honor… pero ahora podrá estar orgulloso de mí… me gustaría poder ver su cara cuando oiga que preferí morir antes que montar con… ¿no es extraño que la respuesta al enigma de los pterthas estuviese siempre visible en el cielo?… el Árbol y el círculo de Overland simbolizando el ptertha, coexistiendo en armonía… las descargas de polinización de los brakkas alimentan a los pterthas con… ¿con qué?… ¿pollen, verde y púrpura, la mezcla?… y en respuesta los pterthas buscan y destruyen a los enemigos de los brakkas… Toller debe ser protegido por el príncipe Leddravohr… se cree a sí mismo igual a él, pero me temo… ¡ME TEMO QUE NO HE DICHO A NADIE LO DE LOS BRAKKAS Y LOS PTERTHAS!… ¿cuánto hace que lo sé?… ¿es esto un sueño?… ¿dónde está mi querida Gesalla?… ¿puedo mover todavía las manos?… puedo todavía…