Iselle juntó las manos.
– Pero ¿qué mejor manera de poner fin a la guerra que mediante un enlace nupcial?
– El canciller de Jironal seguramente se oponga. Aparte de quereros como contacto para su propia familia, no desea que Teidez tenga más aliados, ni ahora ni en el futuro, que él mismo.
– Según ese razonamiento, se opondrá a cualquier buen partido que se me ocurra. -Iselle volvió a inclinarse sobre el mapa, trazando un largo arco con la mano que englobó Chalion e Ibra, dos tercios de las tierras que separaban los mares-. Pero si pudiera conciliar a Teidez y a Bergon… -Apoyó la palma y la deslizó lentamente a lo largo de la costa septentrional, cruzando los cinco principados roknari; los alfileres saltaron del papel en todas direcciones-. Sí -exhaló. Entornó los ojos, y tensó la mandíbula. Cuando volvió a mirar a Cazaril, le flameaban los ojos-. Tengo que proponérselo a mi hermano Orico de inmediato, antes de que regrese de Jironal. Si consigo que dé su palabra, que lo anuncie públicamente, ni siquiera de Jironal podrá obligarlo a retractarse.
– Pensadlo bien antes, rósea. Pensad en todas las repercusiones. Uno de los inconvenientes es sin duda el horroroso suegro. -Cazaril arrugó el entrecejo-. Aunque supongo que el tiempo se ocupará de quitarlo de en medio. Y si hay alguien que sea capaz de anteponer la política a sus sentimientos, ése es el viejo Zorro.
Iselle se apartó de la mesa para deambular de un lado a otro de la cámara, con las pesadas faldas al vuelo. Su negra aura se mantenía pegada a ella.
La royina Sara compartía los posos más viles de la maldición de Orico; era de suponer que se hubiera contagiado al casarse con el roya. Si Iselle contrajera matrimonio fuera de Chalion, ¿dejaría atrás también su maldición, mudándola como una piel muerta? ¿Sería ésta la manera de escapar a su aciago sino? La cautela mitigó su creciente entusiasmo. ¿No la seguiría el antiguo y siniestro destino del General Dorado allende las fronteras hasta un nuevo país? Tenía que preguntárselo a Umegat, y pronto.
Iselle se detuvo y se asomó a la aspillera ante la que se había sentado para soportar el espantoso cortejo de Dondo. Entornó los ojos. Al cabo, con decisión, dijo:
– Debo intentarlo. No puedo, no pienso, abandonar mi destino para que vague a la deriva rumbo a otra desastrosa cascada, sin timón con el que gobernarlo. Tengo que hablar con mi regio hermano, de inmediato.
Se dirigió a la puerta y anunció secamente, igual que arenga un general a sus tropas:
– ¡Betriz, Cazaril, acompañadme!
Nota sobre el autor
Lois McMaster Bujold nació en Columbus, Ohio, en 1949. Se graduó en la escuela secundaria Upper Arlington en 1967, y estudió en la universidad estatal de Ohio entre 1968 y 1972. Tiene actualmente dos hijos y reside desde 1995 en Minneapolis, Minnesota.
Es una lectora voraz; empezó leyendo historias de caballería en la escuela y ciencia ficción adulta con sólo nueve años, un gusto que heredó de su padre, doctorado en físicas e ingeniería electrónica y profesor en la universidad estatal de Ohio, que solía comprar revistas de cf y libros de bolsillo para leer en los viajes en avión. Más tarde se aficionó también a la historia, las novelas de misterio, románticas, de viajes y bélicas, a la poesía, etc.
Sus primeros esfuerzos literarios empezaron cuando aún estaba en el instituto, escribiendo junto a su amiga Lillian Stewart. Un poco más adelante, su interés en la vida salvaje y en la fotografía le llevó a un viaje de seis semanas por África del Este, en donde inspiraría la ecología y los paisajes de su primera novela.
Tras los estudios trabajó como técnico en farmacia en el hospital de la universidad estatal de Ohio hasta que lo dejó para empezar una familia. Durante ese tiempo apenas escribió, pero en cambio fue una época muy provechosa para leer, gracias a que su pase de la universidad le daba acceso a los fondos de la misma, más de dos millones de volúmenes llenos de ocultas maravillas.
Cuando su antigua amiga Lillian Stewart Carl empezó a escribir otra vez e hizo sus primeras ventas, ella pensó que bien podía hacer otro tanto. Estaba sin empleo y tenía ya dos hijos en una casa en Marion, Ohio, que ya empezaba a quedarse pequeña. Escribir no requería ninguna inversión inicial, así que escribió una novela corta como práctica y luego se embarcó en su primera novela. Pronto se propuso convertir lo que había empezado como un hobby en una profesión.
Su primera novela, Fragmentos de Honor, estaba acabada en 1983; la segunda, El aprendiz de guerrero, en 1984; y la tercera, Ethan de Athos, en 1985. Conforme iban quedando terminadas comenzaba el penosamente lento proceso de enviarlas a las editoriales de Nueva York. Mientras tanto, escribió también algunas historias cortas que circularon por diversas revistas hasta que en 1984 vendió una de ellas al Twilight Zone Magazine. En octubre de 1985 las tres novelas fueron compradas por Baen Books, y publicadas como novedades en bolsillo en junio, agosto y diciembre de 1986, dando la falsa impresión de que había escrito cada libro en tres meses.
Analog Magazine publicó en forma de serie su cuarta novela, En caída libre, entre invierno de 1987 y 1988; con esa novela ganó su primer Nebula. Las montañas de la aflicción apareció también en Analog, y ganó tanto el Hugo como el Nebula a la mejor novela corta en 1989, así como El juego de los Vor y Barrayar ganaron los respectivos Hugos a la mejor novela en 1991 y 1992. A día de hoy sus novelas han sido traducidas a diecisiete idiomas distintos.
Su primera publicación en tapa dura fue con The Spirit Ring en 1992, una fantasía histórica; luego regresó a la serie de Miles Vorkosigan con Danza de espejos, novela que, de nuevo, ganó el Hugo y fue galardonada además con el premio Locus, en 1995. Su siguiente novela fue una precuela, Cetaganda, serializada por Analog y publicada por Baen Books. Y a esta le siguieron Recuerdos, Komarr, Una campaña civiclass="underline" una comedia de biología y costumbres e Inmunidad Diplomática. Capítulos de ejemplo de muchos de sus títulos se pueden leer en www.baen.com, junto al texto completo de la galardonada Las montañas de la aflicción.
Los cuervos del Zangre, la primera parte de La maldición de Chalion se publicó originalmente en agosto de 2001 en Avon/Eos, y le valió su séptima nominación al premio Hugo de mejor novela, así como su primera nominación al World Fantasy Award y el premio Mythopoeic Award a la mejor fantasía adulta (en www.mythsoc.org/a02remarks.html se puede leer su discurso de entrega). Chalion salió publicada en rústica en octubre de 2002, y Lois McMaster Bujold acaba de terminar la que será su secuela (que no continuación o segunda parte), Paladin of Souls, prevista para finales de 2003.
Bibliografía
Lois McMaster Bujold (1949) empezó su carrera literaria en 1985. Casi todos sus trabajos son parte de la multipremiada serie de los Vorkosigan, situada en una galaxia futura de colonias regidas por una política feudal y conectadas por agujeros de gusano. En la siguiente bibliografía los títulos están ordenados siguiendo la cronología interna de la saga.
Serie de Vorkosigan
1988 – Falling Free
____________________En caída libre, Ediciones B (1990), Colección Nova CF 24