"¿Cómo es su vida amorosa, capitán?"
La pregunta lo sorprendió, pero fue veraz. "Sin compromiso. Salgo con algunas chicas, pero nada serio por el momento. ¿Es eso motivo de preocupación?" ¿Cuán peligroso era esto, se preguntó?
"Sólo desde el punto de vista de la seguridad. La mayor parte de los hombres no puede ocultarles nada a sus esposas". Pero las amigas eran otro asunto totalmente diferente.
"Bien, ¿cuán peligroso será este trabajo?"
"No mucho", mintió Hardesty, aunque no tan hábilmente como para tener éxito.
"Sabe, mis planes son permanecer en el Cuerpo, al menos el tiempo suficiente para llegar a teniente coronel".
"Quien lo evaluó en el cuartel general de la infantería de marina cree que es suficientemente bueno para llegar a coronel alguna vez, a no ser que cometa algún error por el camino. Nadie cree que esto sea probable, pero les ha pasado a muchos hombres buenos". Hardesty terminó sus Cheerios y dedicó su atención al café.
"Es bueno saber que tengo un ángel guardián por ahí arriba", observó secamente Caruso.
"Como dije, usted ha sido notado. El Cuerpo de infantería de marina es bueno para identificar a quienes tienen talento y ayudarlos a progresar".
"Otras personas también… me han identificado, quiero decir".
"Correcto, capitán. Pero no hago más que ofrecerle una oportunidad. Deberá demostrar si es bueno sobre la marcha". El desafío estaba bien pensado. A los hombres jóvenes y capaces Es costaba evitarlos. Hardesty supo que lo tenía.
El camino de Birmingham a Washington se hizo largo. Dominic Caruso lo hizo en una sola jornada larga porque no le gustaban los moteles baratos, pero ni siquiera haber partido con su auto a las cinco de la mañana lo hizo más corto. Conducía un Mercedes blanco cuatro puertas tipo C, muy similar al de su hermano, y llevaba mucho equipaje. Habían estado a punto de detenerlo dos veces, pero en ambas ocasiones, la policía respondió favorablemente a sus credenciales del FBI -las "credes", las llamaba la gente del Buró- y siguió su camino sin más trámite que un amigable saludo. La hermandad entre las agencias policiales e investigativas se extendía al menos hasta pasar por alto las violaciones a los topes de velocidad. Llegó a Arlington, Virginia, a las diez de la noche, donde dejó que un botones descargara su equipaje y tomó el ascensor hasta el tercer piso. El bar de la habitación tenía media botella de vino blanco de razonable calidad, que se tomó tras la imprescindible ducha. El vino y la aburrida TV lo ayudaron a dormir. Dejó indicado que lo despertaran a las siete y se durmió con ayuda de HBD.
"Buen día", dijo Gerry Hendley a las 8:45 de la mañana siguiente. "¿Café?"
"Gracias, señor". Jack se sirvió una taza y tomó asiento. "Gracias por llamarme".
"Bueno, miramos tus antecedentes académicos. Te desempeñaste bien en Georgetown".
"Con lo que cuesta, más vale prestar atención y además, no fue tan difícil". John Patrick Ryan, Jr. sorbió su café, preguntándose cómo continuaría.
"Estamos dispuestos a discutir la posibilidad de un trabajo de nivel de principiante", le dijo directamente el ex senador. Siempre le gustó ir al grano, lo cual era una de las razones por las cuales él y el padre de su visitante se llevaban tan bien.
"¿Haciendo exactamente qué?", preguntó Jack mientras su mirada se iluminaba.
"¿Qué sabes de Hendley Associates?"
"Solo lo que ya le dije".
"Bien, nada de lo que te diré ahora puede ser repetido en lugar alguno. En ninguno. ¿Está claro?"
"Sí, señor". Y en ese momento, así de rápido, todo quedó bien claro. Lo que había supuesto era cierto. Bueno.
"Tu padre era uno de mis amigos más íntimos. Digo 'era' porque ya no nos podemos ver más y es raro que hablemos. Cuando eso ocurre es porque él llama aquí. La gente como tu papá nunca se retira -al menos, nunca del todo. Tu padre fue uno de los mejores agentes de inteligencia que nunca haya existido. Hizo cosas que nunca serán escritas -al menos en papel del gobierno- y que probablemente nunca serán escritas en ningún lugar. En este caso, 'nunca' significa unos cincuenta años. Tu padre está escribiendo sus memorias. Hace dos versiones. Una para publicar en unos pocos años, otra que no verá la luz hasta dentro de un par de generaciones. Sólo se publicará tras su muerte. Esas son sus órdenes".
A Jack lo golpeó duro la noticia de que su padre estaba tomando medidas para después de muerto. Su papá -muerto? Era difícil de aceptar, a no ser en un sentido lejano e intelectual. "De acuerdo", logró decir… ¿Mamá sabe acerca de esto?"
"Probablemente… no, casi seguro que no. Algunas de esas cosas no están registradas siquiera en Langley. A veces el gobierno hace cosas que no confía al papel. Tu padre tenía el talento de estar siempre en medio de cosas como ésas".
"¿Y usted?", preguntó Junior.
Hendley se reclinó y adoptó un tono filosófico. "El problema es que, haga uno lo que haga, siempre habrá alguien a quien no le guste. Es como una broma. Por más divertida que sea, siempre ofenderá a alguien. Pero en los altos niveles, cuando alguien se siente ofendido, no viene a decírtelo en la cara, sino que va a llorarle a algún representante de la prensa, y el asunto se hace público, en general acompañado de un tono de profunda desaprobación. En la mayor parte de los casos, se trata de gente que busca hacer carrera a toda costa -ascender apuñalando por la espalda a tus superiores. Pero también ocurre porque a quienes están en altos cargos les gusta hacer política según lo que ellos creen que es el bien y el mal. Eso se llama ego. El problema es que todos tenemos distintas ideas respecto de lo que está bien y lo que está mal. Algunas de esas ideas son sencillamente delirantes.
"Por ejemplo, nuestro actual Presidente. En el guardarropa del Senado Ed me dijo una vez que se oponía de tal modo a la pena capital que ni siquiera podría haber ejecutado a Adolf Hitler. Ya había tomado unos tragos tiende a ponerse comunicativo después de unos tragos y la triste realidad es que a veces bebe en exceso. Cuando me dijo esto, hice una broma al respecto. Le dije que no lo dijera en un discurso -el voto judío es importante y poderoso y podían percibirlo más bien como un grave insulto que como una expresión de elevados principios. En abstracto, muchos se oponen a la pena capital. Está bien, los respeto, aunque no estoy de acuerdo. Pero el problema con esa posición es que no se puede tratar en forma definitiva con quienes dañan a los demás -a veces seriamente- sin violar los propios principios, y hay gente que, por conciencia o por sensibilidad política, no puede hacerlo. Aunque la lamentable realidad es que el debido curso de la ley no siempre es efectivo, sobre todo de fronteras afuera, a veces de fronteras adentro.
"¿Y cómo afecta esto a los Estados Unidos? La CIA no mata gente, jamás. Al menos no desde la década de 1950. Eisenhower usó a la CIA con mucha habilidad. De hecho, ejercía el poder con tanta habilidad que mucha gente no se daba cuenta de lo que ocurría y creía que era aburrido porque no seguía haciendo la danza de guerra frente a las cámaras. Pero el asunto es que el mundo de entonces era distinto. La Segunda Guerra Mundial era historia reciente, y la idea de matar mucha gente -aun civiles inocentes- era familiar, sobre todo debido a las campañas de bombardeo": aclaró Hendley. "Simplemente, era el precio por ejercer el poder".
"¿Y Castro?"
"Esa fue cosa del presidente John Kennedy y de su hermano Robert. Estaban enloquecidos por matar a Castro. La mayor parte de la gente cree que era por la vergüenza que pasaron en la Bahía Cochinos. Personalmente, creo que fue por leer demasiadas novelas de James Bond. Por ese entonces, asesinar gente era glamoroso. Hoy lo llamamos sociopatía", observó agriamente Hendley. "El problema era que, primero, es mucho más entretenido leer acerca de esas cosas que hacerlas y, segundo, no son cosas fáciles de hacer sin personal altamente calificado y entrenado. Bueno, supongo que al fin se dieron cuenta. Cuando se hizo público, de alguna manera se minimizó la participación de la familia Kennedy y la CIA pagó el precio por hacer mal lo que el Presidente en funciones les ordenó hacer. La Orden Ejecutiva del presidente Ford terminó con todo eso. Así que ahora la CIA no mata gente deliberadamente".