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"Qué estás haciendo aquí?", el primero en preguntar fue Dominic.

"Yo? ¿Qué haces tú?", respondió Brian, dirigiéndose a ayudar a su hermano con su equipaje. "Leí acerca de tus disparos en Alabama. ¿Qué pasó?"

"Paidófilo", replicó Dominic mientras sacaba su maleta para trajes."Violó y mató a una simpática niñita. Llegué como media hora tarde".

"Bueno, nadie es perfecto, Enzo. Dicen los diarios que terminaste con su carrera".

Dominic miró a Brian a los ojos. "Sí, logré hacerlo".

"Exactamente cómo?"

"Tres en el pecho".

"Suele funcionar", observó el capitán Brian Caruso. "Y no hubo abogados que lloraran sobre su cadáver".

"No, esta vez, no". No eran palabras jocosas, pero su hermano percibió su fría satisfacción.

"Con ésta, ¿eh?", el infante de marina sacó la automática de su hermano de su funda. "Parece buena", dijo.

"Dispara bastante bien. Está cargada, hermano, cuidado".

Brian sacó el cargador y yació la cámara. "Diez milímetros?"

"Así es. Reglamentaria del FBI. Hace bonitos agujeros. El FBI volvió a este modelo después del tiroteo del inspector D'Day con los malos -ya sabes, lo de la niñita del tío Jack".

Brian recordaba bien el episodio: el ataque a Katie Ryan en su escuela poco después de que su padre llegara a Presidente, el tiroteo, las muertes.

"Ese tipo sabe lo que hace". dijo " ¿sabes una cosa? ni siquiera es ex infante de marina. Era de la armada antes de hacerse policía. Al menos, así cuentan en Quantico".

"Hicieron un video de entrenamiento basándose en lo que ocurrió. Lo traté una vez, sólo fui uno entre otros veinte que le estrechamos la mano. El desgraciado sabe disparar. Habló de esperar la ocasión y hacer que el primer disparo cuente. Es metió dos tiros en la cabeza a cada uno".

"Cómo se mantuvo calmo?" El rescate de Katie Ryan había impactado a los muchachos Caruso. A fin de cuentas era su prima hermana, idéntica a su madre.

"Eh, oliste pólvora allí. ¿Cómo te mantuviste calmo tú?"

"Entrenamiento. Tenía que cuidar de mis hombres, hermano".

Juntos, llevaron dentro el equipaje de Dominic. Brian lo condujo a la planta alta. Tenían dormitorios contiguos. Luego regresaron a la cocina. Se sirvieron café y se sentaron a la mesa.

" ¿qué talla vida en el Cuerpo de infantes de marina, Aldo?"

"Pronto llegaré a mayor, Enzo. Me dieron una estrella de plata por lo que hice allí -en realidad no fue gran cosa, sólo lo que mi entrenamiento me preparó para hacer. Balearon a uno de mis hombres, pero ahora está bien. No capturamos al tipo que buscábamos -no estaba con ganas de rendirse, así que el sargento Sullivan lo mandó a encontrarse con Alá- pero agarramos a otros dos con vida y hablaron, dieron buena información, me dijeron los tipos de inteligencia".

"Pero ¿ por qué te dieron esa bonita cinta?", preguntó Dominic con intención.

"Más que nada, porque me mantuve con vida. Maté a tres de los malos yo mismo. Ni siquiera fue muy difícil darles. Sólo tuve que disparar. Después me preguntaron si no había tenido pesadillas al respecto. Hay demasiados médicos en el cuerpo de infantes de marina…, y todos son de la armada".

"El Buró es igual, pero yo no le di importancia. Ninguna pesadilla acerca de ese desgraciado. Pobre niña. Debí haberle volado la pija de un tiro".

"¿Por qué no lo hiciste?"

"Porque eso no lo habría matado. Tres en el corazón, sí.

"No lo mataste sin pensar lo que hacías ¿verdad?"

"No exactamente, pero…"

"Por eso está aquí, agente especial Caruso", dijo un hombre. Medía casi uno noventa, de unos cincuenta años muy bien llevados gracias al entrenamiento, pensaron ambos.

"Quién es usted, señor?", preguntó Brian.

"Pete Alexander", respondió el hombre.

"Se suponía que debíamos reunimos…"

"En realidad no, pero eso le dijimos al general".Tomando una taza de café Alexander se sentó.

"Entonces ¿quién es usted?", preguntó Dominic.

"Soy su oficial de entrenamiento".

"¿Solo usted?", preguntó Brian.

"¿Entrenamiento para qué? ", preguntó Dominic simultáneamente.

"No, no solo yo, pero seré el que siempre esté aquí. Y el entrenamiento mismo Es mostrará para qué es que entrenan", respondió. "De acuerdo, quieren saber acerca de mí. Me gradué en ciencias políticas en Yale hace treinta años. Hasta fui miembro de la fraternidad estudiantil SkuII and Bones [Cráneo y Huesos]. Ya saben, el club de muchachos del que los aficionados a las teorías conspirativas tanto hablan. Dios mío, como si cuando se tienen dieciocho o diecinueve años se pudiera hacer más que irse a la cama con una chica, si a uno le toca una buena noche de viernes". Sin embargo, la mirada de sus ojos pardos no era de las que se aprenden en la universidad, ni siquiera en una de las exclusivas integrantes de la Ivy League. "En el pasado, a la agencia le gustaba reclutar a su gente en Yale, Harvard y Dartmouth. Pero ahora a los muchachos que estudian allí eso no Es interesa más. Quieren ser banqueros comerciales y ganar mucho dinero. Trabajé veinticinco años en el Servicio Clandestino, luego me reclutó el Campus. Estoy con ellos desde entonces".

"El Campus ¿qué es eso?", preguntó el infante de marina. Alexander notó que Dominic no preguntaba. Sólo escuchaba y observaba atentamente. Brian nunca dejaría de ser un infante de marina y Dominic no dejaría de pertenecer al FBI. Nunca. Eso era bueno y malo, en ambos casos.

"Eso es un servicio de inteligencia financiado con fondos privados".

"Fondos privados?", preguntó Brian. "Cómo demonios…?"

"Ya verás cómo funciona, y cuando lo veas, te sorprenderás de lo fácil que es. Aquí Y ahora se trata de qué hacen".

"Matan gente", dijo Dominic de inmediato. Las palabras parecieron salir solas de su boca.

"Por qué crees eso?", preguntó inocentemente Alexander.

"Es un equipo pequeño. A juzgar por el estacionamiento, somos los únicos que estamos aquí. No tengo suficiente experiencia para ser un agente experto. Lo único que hice fue eliminar a un tipo, y al día siguiente estaba en el cuartel general hablándole a un director asistente, y un par de días después, me envían a DC y de ahí, aquí. Este es un lugar muy, muy especial, muy, muy pequeño y tiene aprobación para sus actividades en el nivel más alto. Aquí no venden bonos del gobierno, ¿verdad?"

"Tu legajo dice que tienes habilidad analítica", dijo Alexander. "Puedes aprender a mantener la boca cerrada?"

"No creo que eso sea particularmente necesario aquí. Pero sí, sé hacerlo cuando hace falta", dijo Dominic.

"Bien, aquí va el primer discurso. Ustedes saben lo que significa negro, ¿verdad? Significa un programa o proyecto que el gobierno no reconoce. Hacen de cuenta que no existe. El Campus lleva eso un paso más allá: realmente no existimos. No hay ni un solo documento en poder de ningún empleado del gobierno que diga ni una sola palabra acerca de nosotros. A partir de este momento, ustedes, caballeros, no existen más. Claro que usted, capitán -o ya es mayor?- Caruso cobrará su paga, que le será depositada directamente en la cuenta bancaria que use esta semana, pero ya no es infante de marina. Está en una misión externa, de naturaleza desconocida. y usted, agente especial Caruso…"

"Ya lo sé. Me lo dijo Gus Werner".

Alexander asintió. "Ambos dejarán sus documentos de identificación oficial, placas identificatorias, todo, aquí antes de partir. Tal vez puedan conservar sus nombres, pero un nombre no es más que dos palabras y de Jodas formas, nadie cree en nombres en este negocio. Eso fue un cosa divertida que me ocurrió cuando hacía trabajos de campo para la Agencia. Durante una misión me cambié el nombre sin siquiera pensarlo. Como un actor. De pronto, era Macbeth, y se suponía que debía ser Hamlet. Pero no pasó nada malo y no morí al final de la obra".