– Se ha ido. Ya no quiere casarse conmigo.
Fue casi un alivio percatarse de que la noticia era tan sorprendente para Bella como para él.
– Pero… ¿por qué? El otro día estaba tan emocionada… sólo podía hablar de la boda.
– Estaba intentando convencerse a sí misma de que eso era lo que quería -suspiró Josh-. Pero no es así. Lleva mucho tiempo enamorada de otro hombre.
– ¿Quién es? ¿Lo conoces?
– Se llama Bryn. Es un ejecutivo de C.B.C. Hoy me ha dicho que tuvieron un apasionado romance y que estaba loca por él. Pero, por supuesto, él está casado. Le decía que iba a divorciarse, pero luego le daba todo tipo de excusas y, al final, cortó con él. Por eso vino a trabajar conmigo.
– Así que todo eso de que quería un puesto más interesante, más dinámico… era mentira.
– No exactamente. Pero tampoco ha sido lo que esperaba. ¿Te acuerdas del contrato que esperábamos conseguir con C.B.C? Si lo conseguimos, será gracias a sus contactos… y sus contactos eran directamente con el tal Bryn, lo cual no ha sido fácil para ella.
A Bella no le apetecía sentir pena por Aisling.
– Por favor, Josh, qué bueno eres.
– No, en serio. Aisling hizo lo que pudo para olvidarse de él, pero no pudo hacerlo. Y hablando con Bryn todos los días…
– Yo tendría más respeto por ella si no te hubiera utilizado -lo interrumpió Bella.
– Aisling no es una mentirosa. Yo le gustaba y pensó que podríamos llevarnos bien, pero… no siente por mí lo que sentía por Bryn. Al final, no ha podido resistirlo.
– ¿Y pensó en ti en algún momento? No.
– Yo creo que lo intentó. Teníamos muchas cosas en común y algunos matrimonios se basan en menos que eso. Aisling pensaba que si hacía planes para la boda se olvidaría de Bryn.
– ¿Y por qué cambió de opinión? -preguntó Bella.
– Porque él la llamó ayer. Por lo visto, va a pedir el divorcio, así que… en fin, Aisling me dijo que no podía engañarme, que lo que sentía por Bryn era muy fuerte.
– Qué noble por su parte -murmuró ella, irritada
– Al menos es sincera. Ha sido una típica relación de rebote y prefiero que me lo haya dicho antes de que nos casáramos.
– Sí, claro. Lo siento, Josh. Es que no me puedo creer que te lo tomes tan bien. Aisling parecía tan feliz contigo y… y hacíais buena pareja.
– ¿De verdad? -murmuró él, tomando un sorbo de whisky. Allí, sentado con Bella en el sofá, todo parecía más fácil-. Ahora ya no lo sé.
– Lo siento mucho.
– Y yo siento venir a contarte mis penas.
– Creo recordar que yo he llorado en tu hombro un par de veces -sonrió Bella, cruzando las piernas-. ¿Cómo estás? Pero de verdad, no me des la versión para el público.
Josh sonrió.
– Un poco sorprendido, supongo.
No podía contarle que su primera reacción fue de alivio. No supo que tenía reservas sobre aquel matrimonio hasta que Aisling anunció que no quería casarse. Entonces fue como si le hubieran quitado un peso de encima.
– Era lo último que esperaba oír. Aisling llevaba una semana haciendo planes para la boda y trabajamos juntos… pero yo no había notado nada. Se le da muy bien separar la vida profesional y la vida personal.
Bella lo dudaba. Aisling se había acostado con su jefe, en al menos dos ocasiones, y no había forma más clara de mezclar vida profesional y personal.
– ¿Qué le dijiste?
– ¿Qué podía decirle? Si está enamorada de Bryn no tiene sentido que se case conmigo.
Bella había soñado que no se casaba con Aisling, pero llegado el momento sólo podía pensar en el dolor que debía estar sintiendo.
No era el momento de echarse en sus brazos para decirle que lo amaba y lo amaría siempre. Josh seguía enamorado de Aisling y no estaba preparado para otra relación.
– A lo mejor vuelve contigo. A lo mejor cuando viva con el tal Bryn se da cuenta de que ya no lo quiere -dijo, para consolarlo-. El romance se termina cuando tienes que lavar los calcetines de alguien.
– Es posible -murmuró él.
– Y si no, Aisling es tonta. No sabe la suerte que ha tenido. No podría encontrar un hombre mejor que tú.
– Pero yo no soy el hombre que quiere… Perdona, Bella, soy un idiota. Sé que tú también estás pasando un mal momento -dijo Josh entonces, tomando su mano. -Sí. Sé lo que es.
Todo debería ser perfecto. Josh estaba libre, ella estaba libre. ¿Qué más se podía pedir? Pero no era tan fácil. Si no había podido decirle lo que sentía por él antes de Aisling, en aquel momento sería aún más difícil. Josh estaba poniendo al mal tiempo buena cara, pero seguramente estaba muy dolido. Necesitaba su apoyo, no que le complicase la vida. ¿Para qué iba a decírselo, además? ¿De verdad quería que estuviese con ella de rebote, como Aisling? No, lo mejor sería hacerle creer que seguía enamorada de Will. Por el momento.
– Menudo par -rió Josh entonces-. Nos han rechazado a los dos. ¿Qué nos pasa?
– ¿Qué les pasa a ellos? -intentó reír Bella.
– Me alegro de que estés aquí -dijo él entonces, besando su pelo.
– Siempre estaré aquí, tonto. -Lo sé.
– ¿Qué vas a hacer ahora?
– No hay nada que hacer. Aisling y yo seguiremos trabajando juntos como dos personas civilizadas.
– ¿Quieres decir que va a seguir trabajando contigo después de lo que te ha hecho? -exclamó Bella, indignada.
– No puedo despedirla porque no esté enamorada de mí. Además, es muy buena en su trabajo. La necesitamos para conseguir el contrato con C.B.C.
Bella no podía creer que Aisling fuese tan importante.
– Pero será muy incómodo, ¿no? Todo el mundo sabe que habéis vivido juntos y pensabais casaros.
Josh se encogió de hombros.
– Tendremos que soportarlo. Además, la semana que viene estaremos en las Seychelles, así podrán hablar todo lo que quieran.
Ella lo miró, perpleja. ¿Cómo podía seguir siendo un caballero? ¿Cómo podía irse con Aisling a las Seychelles?
– Ah, genial. ¿Por qué no le dices a Bryn que vaya a las Seychelles también? Puedes incluso hacerle las maletas y llevarlo al aeropuerto.
– Bryn irá a las Seychelles -contestó Josh-. Trabaja en C.B.C e irá con Aisling, en lugar de con su mujer.
– Pero… ¿y tú?
– Mentiría si dijera que me apetece ir. Francamente, lo último que quiero en este momento es estar en una isla haciéndole la pelota a unos clientes. Por eso es importante que Aisling vaya. A ella se le dan muy bien esas cosas. Aunque será incómodo, lo reconozco.
– ¿De verdad tienes que ir?
– Claro que sí -suspiró Josh-. C.B.C. insiste en que me relacione con los ejecutivos y el contrato es demasiado importante como para dejarlo pasar. Hay mucha gente en mi oficina que depende de ese contrato -añadió, tomando un sorbo de whisky-. Pero tendré que llamar mañana para decir que no voy con mi prometida.
– ¿Porqué?
– Porque nos habían dado una habitación doble.
– Ya, bueno… pero podrías ir con «otra» prometida -dijo Bella entonces.
– ¿Qué quieres decir?
– Bryn ha cambiado el nombre de su esposa por el de Aisling y tú puedes hacer lo mismo, ¿no?
– ¿Para qué? Aisling ya tiene su billete.
– No estoy hablando de Aisling. Estoy hablando de mí.
Capítulo 4
DE TI?-repitió Josh.
– Parece que hay un billete de avión para las Seychelles, ¿no? Puede que a ti no te apetezca pasar una semana en una isla tropical, pero yo hace siglos que no tengo vacaciones.
No podía soportar que el pobre Josh tuviera que estar solo esa semana. No le pasaría nada, por supuesto, Josh podía con todo, pero aun así, tener que ver a Aisling con el tal Bryn…
– ¿Lo dices en serio?
– La verdad, pasar una semana de vacaciones con los gastos pagados suena de cine.