—Esto os sorprenderá, pero vosotros y el resto de vuestra raza sois el centro de la controversia que divide a la sociedad dussarrana.
Toller miró con perplejidad al alienígena.
—No lo entiendo.
—Sé que el Decisionado responsable del proyecto del Xa os ha explicado las razones básicas de nuestra presencia en esta parte de la galaxia. ¿Cuánta de esa información habéis retenido?
—Algo acerca de las cuerdas —replicó Toller, frunciendo el entrecejo—. Una explosión que destruirá docenas de galaxias…
Steenameert se aclaró la garganta y se acercó.
—Nos dijeron que el mar de cristal… el Xa… es una máquina que lanzará vuestro planeta a una galaxia distante, donde estaréis a salvo de la explosión.
—Estoy sorprendido —respondió Greturk, mirando a Toller y a Steenameert al mismo tiempo que señalaba hacia la salida del vehículo—. No es corriente encontrar seres que se hallan en tan temprano estado de desarrollo y que sean capaces de asimilar conceptos tan lejanos a las visiones primitivas, basadas en mitos de…
—No nos complace que nos califiquen de Primitivos —protestó Toller—. Divivvidiv ya lo aprendió de una forma desagradable.
—Quizás por eso os ocultó una información que sabía que provocaría una reacción extrema en vosotros.
—¡Dilo ya! —Toller miró con severidad el lívido rostro del alienígena—. Dilo inmediatamente o te…
—No es necesario que fanfarronees conmigo, Toller Maraquine —replicó Greturk—. Me opuse al proyecto del Xa desde el momento en que se concibió. No soy culpable de ello en ningún modo, y por tanto no tengo por qué ocultarte lo siguiente: que en el instante en que Dussarra sea proyectado a la galaxia objetivo, tu planeta y su vecino dejarán de existir.
Capítulo 18
Al igual que el resto de sus compañeros, Toller quedó tan aturdido por las palabras de Greturk que, a pesar de la pequeña estatura del alienígena, se dejó empujar sumisamente fuera del vehículo. La oscuridad del exterior estaba tan abundantemente perforada como antes por resplandecientes colores, y además había unas columnas curvas y ahusadas en el centro de las cuales oscilaba una capa de verde luminosidad. Sin prestar demasiada atención a lo que le rodeaba, Toller detuvo a Greturk sujetándolo por los hombros, y el resto de los humanos se agruparon a su alrededor.
—¿A qué te refieres? —preguntó, expresándose así por costumbre, aunque la comunicación telepática había sido perfectamente clara, cada palabra cargada con su significado asociado y corroborativo.
Los kolkorroneses sabían que se había pronunciado una sentencia de muerte contra su planeta, pero sus mentes eran incapaces de aceptar la idea. Greturk trató en vano de librarse de la mano de Toller.
—Es de vital importancia que sigamos.
—Es aun de más importancia que te expliques —contraatacó Toller, negándose a moverse—. ¿Por qué va a ser destruido Overland?
Los negros ojos perforados de Greturk recorrieron el grupo, y Toller supo en seguida que estaban a punto de ser sometidos a esa desconcertante forma de telepatía mediante la cual pueden implantarse simultáneamente muchos hechos en la mente. Como con Divivvidiv, sintió un rayo de luz cerebral de gran intensidad potencial que empezó a penetrar sin apenas percibirlo en su conciencia…
—Cuando dos planetas hermanos rotan alrededor de su común centro de gravedad, el instrumento en forma de disco conocido como el Xa da vueltas alrededor de ellos. Dos veces en cada órbita el eje del Xa apunta directamente al planeta de Dussarra, una vez cuando es proyectado a través de Land y otra a través de Overland. En uno de esos momentos de perfecta alineación el Xa se activará, poniendo a Dussarra en el centro de sus energías supra-geométricas, las que resituarán el planeta en la galaxia objetivo.
»En ese mismo instante Land y Overland dejarán de existir. Como Overland es el que tiene menos masa de los dos, el impulso de resituación se dirigirá a través de la próxima alineación. Esa alineación ocurrirá en menos de diez minutos a partir de ahora. Si queremos evitar que tenga lugar la resituación, y así salvar a vuestros planetas de la aniquilación, debemos actuar lo antes posible. El Director seguramente soltará a los vadavaks sobre nosotros. ¡Suéltame en seguida y sigúeme!
El momento de comunión terminó, y Toller se encontró totalmente convencido de que era cierto lo que le habían comunicado.
Corrió detrás del pequeño alienígena; se dirigían hacia el círculo formado por las columnas inclinadas hacia dentro, cuyas puntas estaban inmersas en un fuego verde. Vantara iba cogida de la mano izquierda de Toller y Steenameert corría a la derecha de él, a la misma altura que Jerene. Las otras tres mujeres, Tradlo, Mistekka y Arvand, les seguían al mismo paso, y era obvio por la oscura urgencia de sus rostros que habían captado por completo el mensaje de Greturk. Era imposible ver lejos en aquel ambiente de oscuridad por la profusión de bloques luminosos y las líneas entrecruzadas de radiación, pero Toller estaba convencido por alguna razón de que en una amplia zona estarían teniendo lugar aquellas silenciosas batallas. Cientos o quizás miles de dussarranos estarían enzarzados en aquella extraña forma de combate cuerpo a cuerpo, enredados e impedidos, cada individuo contento con inmovilizar a su trasunto del lado enemigo.
—¿Por qué haces esto? —gritó Toller a la espalda de Greturk, dando salida a las dudas que se habían acumulado en su mente desde la huida de la cúpula—. ¿Qué te importa a ti que otros perezcan?
Nuevamente el rayo de luminosidad mental… pero esta vez más rápido… un fulgurante latigazo de conocimiento…
—La sociedad dussarrana está dividida desde hace tiempo por el asunto de la resituación del planeta. A pesar de las diversas declaraciones del Palacio de los Números sobre las cuerdas, muchos ciudadanos siempre han dudado de que existan realmente. Creemos que existen otras interpretaciones que podrían ser válidas a los datos de los exámenes superespaciales. En cualquier caso, nuestra opinión es que la resituación intergaláctica es una respuesta desmedida al problema. Sin embargo, no hemos conseguido convencer al director Zunnunun de nuestro punto de vista, ni reunir a una mayoría que nos apoye.
»La resituación parecía destinada a ocurrir sin ninguna oposición concreta, pero entonces llegaron rumores de que uno de los planetas sacrificados estaba habitado por especies huma-noides. Como un intento para evitar que se extendiese esa información, el Director Zunnunun insistió en que se diseñase la estación de Xa de forma tal que pudiese ser controlada por un solo Decisionado.
»Su plan habría resultado, de no ser por un desarrollo imprevisto. Era preciso que el Xa poseyese un cierto grado de conciencia que le capacitase para controlar su propio crecimiento, pero los especialistas técnicos nunca habían realizado un instrumento de esa magnitud. Se quedaron sorprendidos cuando, al llegar a cierto grado de complejidad, el Xa desarrolló conciencia de sí mismo y personalidad, y comenzó a temer su propia desintegración. A través de los diálogos imperfectamente protegidos entre el Xa y el Decisionado Divivvidiv, los expertos de aquí descubrieron ya sin dudas que una civilización incipiente sería aniquilada como resultado de la resituación, y eso fue suficiente para unir y movilizar las partes de la oposición.
La comunicación telepática, además de introducir en la mente de Toller una serie de duros acontecimientos, estaba espeluznantemente teñida de ansiedad y urgencia. Había una sensación desesperante de que el tiempo transcurría demasiado rápido, de que las invisibles puertas de la oportunidad se iban a cerrar ante sus narices. Trató de correr más para alcanzar a Greturk, pero el alienígena era rápido de pies y mantenía la delantera con facilidad. Ahora estaban a sólo unos cuarenta metros de las columnas aisladas, y Toller vio que otros alienígenas de ropas verdes moteadas estaban aguardando en el centro del circulo. Había al menos seis, algunos haciendo señas a los corredores, otros haciendo fuerza para mover una caja blanca que tema el tamaño y las dimensiones de un pequeño escritorio.