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  • También te extrañe, te tengo que contar un chisme.

 

  • Dime por favor que no es de Cristiane rompiendo con Robert.

 

 

  • Es algo mucho mejor. -alzo una ceja, busco mi casillero y saco lo que tenia que sacar, ella hace lo mismo. Su casillero esta al lado del mío.

 

  • Lo encontraron en pleno acto pecaminoso en la iglesia.

 

— ¡OMG!

 

— Y eso no es todo. -dijo con aire misterioso- la policía de los llevo preso.

Estalle en carcajadas en medio del pasillo y las lagrimas no se hicieron de esperarse. En ese instante la campana sonó y tuvimos que entrar a la tortura. ¿Ya les dije que el lunes el día que más pesado? Pues mi lunes comenzó con dos horas de matemáticas.

***

El timbré sonó y salte de revote de la silla. Valeri me siguió. Estaba nerviosa del hambre y moría de sueño. Además de estar presintiendo algo, pero nada bueno.

— ¿Qué vas a querer?

 

— Un sándwich y un jugo. -ella se va a comprar y yo, pues me quedo sentada. Es por turno, un día ella hace la fila para comprar y otro día yo. Al menos que estén todos lo del grupo de amistad y los chicos se quieran hacer los galanes o quieran tener un favor de nosotras.

A lo lejos veo como tres chicos que entran a la cafetería y se dirigen dónde me encontraba.

— ¿Qué sucede ahora? -James, un rubio con ojos cafés resoplo y se sentó de golpe en la silla que tenía al frente. En cambio, Miguel se sentó tranquilamente en el asiento al lado de mí sus ojos marrones me miraron interrogantes, le iba a decir lo que me había pasado en la noche, pero Alexander grito frustrado.

 

— ¡No pude ser! ¡No puede ser ¡-los miro interrogantes y Miguel responde.

 

— Perdió una apuesta, ahora tiene que vestirse de mujer o ir a un bar gay. -estallo en carcajadas.

 

— Te verás muy sexy con esas piernas llenas de bellos.

 

— Cállate. -me lanzo un pedazo de papel y me lo pego en la cara. Le lanzo una mirada mal y en dos segundos lo tengo retorciéndose en el asiento, los demás se ríen.

 

— ¡Ya! ¡Ya! -se queja

 

— No molestes con mi cara estúpido, que sea la ultima vez que me lanzas algo. -le suelto la oreja al ver a mi amiga venir con la comida. Este se soba la oreja que le di su apretón y me saca la lengua.

— Infantil.

— Idiota.

— Estúpido.

— Gorda.

— Cerdo.

— Ya empezaron. -Valeri me entrega mi desayuno- ahora se calman.

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— Ya viniste a interrumpir la diversión. -Alexander se queja- hola linda.

 

Ella le lanza un jugo y a miguel una manzana. Y se sentó a comer, después de una charla loca y unas cuantas discusiones nos fuimos a clases. El sonido del timbre interrumpe a la profe, ese sonido es un sonido de gloria que todos amamos. Salgo con una Valerie atrás enojada por todas las tareas que nos pusieron, yo no, como no las hago me da igual. Al salir en los pasillos ya había grupos de estudiantes reunidos.

 

  • ¿Ya escucharon? -doy un brinco y casi dejo caer los cuadernos que estaba dejando en el casillero por el susto, Miguel estaba parado al lado de nosotras.

 

  • Pues no. -el se hace el pensativo.

 

  • Dilo no te hagas el misterioso. -se queja Vale.

 

  • se dice hubo un asesinato cerca del Dark Dreams. -en ese instante me traslado a noche, cuando ese hombre mi miro a los ojos pidiéndome ayuda.

 

  • ¿¡enserio!? -el grito de Valeri me saco de mis pensamientos.

 

  • Eso quiere decir que es mas atractivo ir esta noche. -salta James junto a Alexander.

 

  • Están locos, de seguro han dicho que no vayamos por allí en unos días.

 

  • Sí, pero hay fiesta. -sonríe y se mete una papita en lo boca, hago una muesca de asco cuando abre la boca de maldad.

 

  • No iré. -me recuesto en la silla.

 

  • ¿Qué?

 

  • No iré. -vuelvo y repito. Ellos me miran incrédulos.

 

  • ¿Hablas enserió? -pregunta Alex.

 

  • Sí, no iré.

 

  • Claro que iras. -salta mi amiga, la miro con las cejas alzada.

 

  • ¿Enserió? -ella se apoya sus codos en la mesa y me de vuelve la mirada con las cejas alzadas.

 

  • ¿Tú qué crees? -los chicos soltaron una risa.

 

  • Oblígame. -digo con toda la altanería que podía reunir. Ella sonríe de oreja a oreja y los chicos soltaron un ‘’oooh’’.

***

 

Siete y media de la noche y ya estaba arreglada esperando que los chicos pasaran a buscarnos. Vale esta todavía tratando de decidirse en que ponerse en los pies y en peinarse, como suponen yo termine perdiendo en el enfrentamiento de ‘’no iré a ningún lugar’’.

Después del colegio obviamente cada uno se fue a su casa, pero quedamos que íbamos a reunirnos en la casa de Valeria y que yo me cambiaria allá para que no intente escapar, debo admitir que por un poco me zafo de ir allí, pero tengo amigos que me conocen. De eso de las cinco de la tarde, Valeria se apareció en mi casa y sacándome de esta con la excusa de tener un trabajo y de que íbamos hacer una pijamada.

Fue un movimiento inteligente y malo para mí, pero era eso o ir enfrentarme a las consecuencias de…

  • Vamos nos mensa, ya llegaron. -ruedo los ojos y me levanto perezosa de la cama.

 

  • Pero no he terminado de resolver el caso. -miro con tristeza la televisión donde están pasando CSI Nueva York, ella rueda los ojos y me hala por el brazo. Salí a trompicones de la habitación de ella, apenas dejo que cogiera mi cartera. Ella tenia un vestido corto pegado unas zapatillas bajitas, con su cabello rubio suelto.

Los chicos cuando me vieron sonrieron burlones y Miguel, quien era que estaba manejando le abrió la puerta de copiloto a vale, yo tuve que ir atrás con Alexander y James. Media hora después ya estábamos parqueando el carro y haciendo fila para entrar, ocho y diez de la noche.

 

Pasamos nuestras identificaciones, por cierto, falsas acompañadas de un sobornito. Entramos, el lugar esta lleno y eso que era temprano y la música resonaba por todo el lugar. Los chicos de una vez buscaron una mesa vacía para sentarnos y pidieron unas cervezas, sin antes jugar piedra papel o tijera para ver quien era que se iba a quedar sobrio.

Miguel fue el perdedor y al ver su cara de tragedia me ofrecí para tomar su lugar, a mi no me gustan las bebidas alcohólicas. En ese instante pusieron un reguetón.

 

  • ¡Vamos a bailar chicas ¡-Valeria acepto gustosa la invitación de Alex y yo fue halada por jame. Un buen rato después moría de sed y un malestar en el estomago se me había instalado, como un presentimiento.