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Haviland Tuf permaneció un largo tiempo inmóvil contemplando aquel paisaje colosal, sintiéndose muy diminuto en comparación. Finalmente dejó de mirar y se inclinó para recoger nuevamente a Champiñón. Al hacerlo se dio cuenta de lo que le había hecho tropezar en la oscuridad: era una cuba de tamaño mediano cuyas paredes transparentes se curvaban alejándose de él. Estaba llena de un espeso fluido amarillento en el interior del cual se agitaban, de vez en cuando, chorros de otro color rojo vivo. Tuf oyó un leve gorgoteo y sintió una débil vibración, como si en el interior de la cuba algo se moviera. Se acercó a ella y, alzando la cabeza, miró en su interior.

Dentro de la cuba, flotando en el líquido, sin haber nacido pero vivo, el tirano saurio le devolvió su mirada.

En el circuito no había dolor. En el circuito se carecía de cuerpo. En el circuito era sólo mente, una mente pura y blanca, y era parte de algo mucho más grande y poderoso que él o que cualquiera de los otros. En el circuito era más que humano y más que una máquina, más que un simple organismo cibernético. En el circuito era algo parecido a un dios. El tiempo no era nada dentro del circuito, pues él era tan veloz como el pensamiento, como los circuitos de silicio que se abrían y cerraban, como los mensajes que iban y venían por sus tendones superconductores o como el destello de los micro láser que tejían sus telarañas invisibles en la matriz central. En el circuito tenía mil ojos y mil oídos, mil manos que podían convertirse en puños para golpear con ellos. En el circuito podía estar al mismo tiempo en todas partes.

Era Anittas. Era el Arca. Era un cibertec. Era más de quinientas estaciones y monitores satélite, era veinte 7400 Imperiales gobernando los veinte sectores de la nave desde veinte subestaciones repartidas por ella, era Maestre de Combate, Descifrador de Códigos, Astrogador, Doctor de Motores, Centro Médico, Archivo de la Nave, Biblioteca, bio-biblioteca, Microcirujano, Encargado de los Clones, Mantenimiento y Reparaciones, Comunicaciones y Defensa. Era todos los programas de la nave y todos sus ordenadores, todos los sistemas de apoyo principal y todos los sistemas de apoyo secundario y terciario. Tenía mil doscientos años de edad y medía treinta kilómetros de largo y su Corazón era la matriz central, que apenas si tenía dos metros cuadrados, pero que, al mismo tiempo, era prácticamente infinita. Podía tocar cualquier lugar de la nave y todos a la vez y su conciencia era capaz de cabalgar a lo largo de los circuitos, bailando y ramificándose, fluyendo por los láser. La sabiduría le inundaba Como un feroz torrente, Como un gran río que hubiera enloquecido Con toda la fría, dulce, blanca y tranquila potencia de un cable de alto voltaje. Era el Arca. Era Anittas. y se estaba muriendo.

En lo más hondo de sus entrañas, en los intestinos de la nave, en la subestación diecisiete junto a la Compuerta nueva, Anittas dejó que sus ojos de metal plateado se enfocaran en Kaj Nevis. Sonrió. La expresión resultaba grotesca en su mitad de rostro humana. Sus dientes eran de acero al cromo.

—Estúpido —le dijo a Nevis. El traje de combate dio un paso amenazador hacia él. Una pinza se levantó Como por voluntad propia Con un chirrido metálico, abriéndose y cerrándose.

—¡TEN MUCHO CUIDADO CON LO QUE DICES! —He dicho estúpido yeso es lo que eres —replicó Anittas. Su risa era un sonido horrible, porque estaba llena de dolor y ecos metálicos y sus labios sangraban abundantemente, dejando húmedas manchas rojizas sobre la plata brillante de la dentadura—. Has sido la causa de mi muerte, Nevis, y todo ha sido en vano por pura impaciencia. Te lo podría haber dado todo. La nave está vacía, Nevis. Está vacía y todos han muerto. y el sistema también está vacío. Estoy solo aquí dentro. No hay ninguna otra mente en los circuitos. La nave es una idiota, Kaj Nevis. El Arca es una gigantesca idiota. LoS Imperiales de la Tierra tenían miedo. Lograron crear una auténtica Inteligencia Artificial. Oh, sí, poseían sus grandes naves de guerra provistas de IA y tenían sus flotas robot; pero las lA tenían mentes propias y hubo algunos incidentes. Todo está en las crónicas. Primero fue Kandabaer y lo que ocurrió junto a Lear, y luego las rebeliones de la Afecto y del Gofem. Las sembradoras eran demasiado potentes y eso ya lo sabían muy bien cuando las construyeron. El Arca podía albergar a doscientos tripulantes, entre estrategas y científicos, eco-ingenieros y oficiales o marineros, y además era capaz de transportar a más de mil soldados y podía alimentarles a todos, operando a plena capacidad, y era capaz de asolar mundos enteros, ¡oh, sí! y todo funcionaba mediante el sistema, Nevis, pero el sistema es muy seguro y es muy grande, es un sistema muy sofisticado, un sistema que puede repararse y defenderse a sí mismo y hacer mil cosas a la vez. ¡Ah!, si pudiera contártelo todo. Los doscientos tripulantes serían para que funcionara con toda eficiencia, pero podrías haber hecho funcionar la nave con sólo uno de ellos, Nevis. No habría funcionado de un modo muy eficiente y no se habría acercado ni de lejos a lo que podía dar de sí, pero es posible. y no puede funcionar por sí sola, carece de cerebro, no hay ninguna IA, está esperando órdenes, pero bastaría con un solo hombre para decirles lo que debe hacer. jun hombre! ¡Habría sido tan fácil para mí! Pero Kaj Nevis se impacientó y por ello voy a morir.

Nevis se acercó a él. —NO PARECES A PUNTO DE MORIR —dijo abriendo y cerrando sus pinzas con un chasquido amenazador.

—Pero voy a morir —dijo Anittas—. Estoy absorbiendo energía del sistema para reforzar mi mitad cibernética y con ello puedo hablar de nuevo. Pero me estoy muriendo. Las plagas, Nevis. En sus últimos días la nave apenas si tenía tripulación, sólo quedaban treinta y dos, y entonces hubo un ataque, un ataque Hruun. Descifraron el código, abrieron la cúpula y lograron aterrizar. Eran más de cien y avanzaron por la nave como una tormenta destructora. Estaban venciendo, iban a conquistar la nave. Los defensores retrocedieron luchando a cada paso. Sellaron secciones enteras del Arca, dejándolas vacías de atmósfera, desconectando toda la energía. De ese modo lograron matar a unos cuantos de los Hruum. Tendieron emboscadas y lucharon metro a metro. Aún sigue habiendo lugares de la nave en los que nada funciona, calcinados por la batalla, lugares que ni el potencial del Arca puede reparar. Dejaron sueltas en la atmósfera plagas, epidemias y parásitos, y de sus tanques de cultivo hicieron emerger sus pesadillas preferidas. y lucharon y murieron y vencieron. Cuando todo hubo terminado los Hruum habían muerto. Y, ¿sabes una cosa, Kaj Nevis? Sólo quedaban cuatro defensores. Uno de ellos estaba muy malherido, otros dos estaban enfermos y el último estaba ya agonizando. ¿Te gustaría conocer sus nombres? No, ya pensaba que no. Careces de curiosidad, Kaj Nevis. A Tuf le gustaría conocerlos, al igual que le habría gustado al viejo Lion.

—¿TUF? ¿LION? ¿DE QUÉ ESTAS HABLANDO? LOS DOS HAN MUERTO.

—Incorrecto —dijo Anittas—. Se encuentran ahora mismo a bordo del Arca. Lion ha descubierto la armería. Se ha convertido en un arsenal ambulante y viene a por ti. Tuf ha encontrado algo todavía más importante. Rica Danwstar está siguiendo la cinta plateada que terminará llevándola hasta la sala de control y el asiento del capitán. Ya ves, Kaj Nevis, toda la vieja pandilla está a bordo. He despertado todas las partes del Arca que siguen en funcionamiento y les estoy guiando prácticamente a cada paso del camino.